A partir de hoy, estaremos dedicando un espacio en la revisa CONTACTO para comentar de temas interesantes del sector asegurador y de reaseguro, tanto a nivel local como a nivel internacional. Mi nombre es Arturo Pérez, y tengo 20 años de experiencia en el sector asegurador dominicano, específicamente, en el área de corretaje de seguros, administrando programas de seguros de importantes grupos corporativos. ¡Esperamos que sea del agrado de nuestros lectores!
En esta ocasión, hablaré un tema ocurrido de manera reciente, y que se mantiene en los ojos del gobierno de los Estados Unidos y de todo el sector asegurador: se trata de los Incendios Forestales de Pacific Palisades, en California, un evento de niveles catastróficos, que ha afectado más de 12,000 viviendas y edificaciones en un área de, aproximadamente, 95 kilómetros cuadrados.
A grandes rasgos, y considerando lo que hemos escuchado en la prensa, notamos una gran cantidad de propietarios indignados con la ocurrencia de este evento y la posición que, desde renovaciones previas, ha mantenido el sector asegurador, limitando y excluyendo, la cobertura de Daños Causados por Incendios Forestales (wildfires), considerado un Riesgo Catastrófico a los fines de las pólizas de seguros.
Ocurre que el sector asegurador, en virtud de la gran recurrencia de Incendios Forestales y el impacto que representa en la siniestralidad para estos, ha ido retirando gradualmente la cobertura para este tipo de eventos, lo cual a nivel de seguros, en cierta medida, es una posición entendible considerando que uno de los principios del seguro es el “Principio de Aleatoriedad”, el cual de manera simplificada hace referencia a que, para que un riesgo sea asegurable, debe existir incertidumbre de que el mismo ocurra, ya que de ser totalmente seguro que va a ocurrir, pues no representaría un riesgo asegurable. Es decir, si tenemos total seguridad de que un evento nos va a ocurrir, nadie lo aseguraría, por lo que los aseguradores asumen riesgos en función de la posibilidad incierta de que un evento se materialice, más no la seguridad de que este ocurrirá en un lapso de tiempo determinado.
La realidad es que no podemos perder de vista que el mercado asegurador es un negocio como cualquier otro, por lo tanto, necesita generar niveles de rentabilidad que permita que sus inversionistas, que cada año ponen a disposición de dichos aseguradores sus fondos, obtengan el nivel de retribución esperado por estos, manejando niveles de siniestralidad razonables. Es, por esta razón, que cada asegurador, previo a suscribir un riesgo, realiza une evaluación del mismo para establecer sus condiciones y coste.
Uno de los factores que más ha impactado al mercado asegurador es el cambio climático, y es que este ha propiciado una serie de eventos catastróficos de dimensiones inimaginables hace algunas décadas. Ya prácticamente cada año tenemos la certeza de que ocurrirá un evento catastrófico (inundaciones, terremotos, huracanes, incendios forestales, entre otros), que impactará de manera importante el sector. Esta situación ha causado cierta reserva en el apetito del mercado asegurador para la suscripción de algunos riesgos en lugares vulnerables, dedicando sus capacidades a riesgos en locaciones en donde la posibilidad de catástrofes sea inferior.
Otras de las estrategias para poder mitigar el impacto en siniestros, es limitar algunas coberturas específicas de las cuales se tiene mucha recurrencia, con la finalidad de que estos puedan, en cierta medida, permanecer siendo medianamente competitivos a nivel de precios, evitando el desplome total del sector.
Si miramos el impacto económico que estas pérdidas han representado, en el caso de Pacific Palisades, se estima un costo promedio por vivienda de alrededor de US$3 millones de dólares, y estamos hablando de daños que superan las 25,000 viviendas, las cuales, aunque no todas resulten ser una pérdida total, podemos estimar un nivel de daños por encima de los US$65 mil millones de dólares, siendo conservador a la fecha.
No obstante lo anterior, el sector asegurador ya viene asumiendo grandes pérdidas por riesgos catastróficos desde hace alrededor de 10 años, con impactos sumamente importantes, y trayendo consigo limitaciones de apetito para la suscripción de riesgos en algunas locaciones.
Si miramos, por ejemplo, el caso del Caribe, desde los eventos de los huracanes Harvey, Irma y María, en el año 2017, hemos visto importantes restricciones de cobertura (dado el limitado apetito de los mercados para el riesgo de huracán), lo cual ha causado incrementos importantes y significativos en las tasas de las pólizas de Propiedad. Las pérdidas ocurridas, como resultado de estos dos huracanes, fueron consideradas de las más elevadas por este fenómeno, ascendiendo a unos US$135,000 millones de dólares.
Por otro lado, el impacto del resto de Riesgos Catastróficos, ha sido de igual manera muy significativo, ya que, si tomamos los datos de Munich Re, uno de los principales reaseguradores del mundo, el mercado asegurador, desde la década de 1990 hasta el 2023, promediaba pérdidas de US$24,000 millones de dólares al año, cifra que solo en la mitad del 2023, fue duplicada con el terremoto de Japón de 2023.
Definitivamente, estamos hablando de un sector que ha sido muy impactado por pérdidas multimillonarias, y que, por ende, ha estado restringiendo los alcances de sus coberturas, en función de los elevados niveles de riesgo agregados que el cambio climático trae consigo en catástrofes naturales.
No obstante lo anterior, no deja de ser una situación compleja y alarmante lo ocurrido recientemente en Pacific Palisades, California, y es que, pese a que la gran mayoría de los aseguradores, en virtud del elevado riesgo de incendios forestales, retiró esta cobertura, existe una gran presión gubernamental para que estas entidades asumen siquiera una parte de las pérdidas, argumentando el haber tenido esta cobertura suscrita previamente por décadas, lo cual es, en cierta medida, entendible, aunque no técnicamente sustentable.
Considerando las limitaciones del sector con respecto a esta cobertura, muchos propietarios se vieron obligados a contratar la cobertura del plan “FAIR”, de California, el cual es frecuentemente llamado como el “asegurador de último recurso”, y se trata de un plan creado por el estado y financiado por la industria, no obstante, y considerando la magnitud de estas pérdidas, así como la gran cantidad de viviendas de Pacific Palisades con esta cobertura, ya se menciona que estos podrían quedarse sin fondos suficientes para solventar estos siniestros, lo cual, de ocurrir, pudiese conllevar reestablecer las políticas de suscripción de este “Asegurador Estatal”, buscando la manera de que sea sostenible en el tiempo.
Todavía es muy temprano para conocer el resultado final de estas negociaciones, y procesos judiciales en curso, sin embargo, lo que sí sabemos, es que lo ocurrido en California obedece a una tendencia del mercado, lo cual ha sido replicado en otras locaciones. Entonces, ¿es muy sagaz el mercado asegurador, o genuinamente se encuentra apegado a mantenerse a flote financieramente para asumir nuevos riesgos? El tiempo nos irá revelando la respuesta, aunque, particularmente, me inclino a lo último.
Forma de pago: transferencia o depósito en el banco BHD León a la cuenta 27190380011