Los amortiguadores son los encargados de evitar los rebotes en la suspensión de nuestro vehículo, y funcionan ralentizando o haciendo más lentos los movimientos que las ruedas pueden tener producto de caídas en baches y giros bruscos.
Históricamente hemos asociado los amortiguadores exclusivamente como elementos de confort que nos permiten comodidad y suavidad en la conducción de nuestro vehículo, y al mismo tiempo, nos evita ruidos y traqueteos en la suspensión. Sin embargo, estos dispositivos tienen múltiples funciones que van mucho más allá de un manejo agradable, jugando un papel importantísimo en nuestra seguridad.
Para poner un poco en contexto, los amortiguadores son los encargados de evitar los rebotes en la suspensión de nuestro vehículo, y funcionan ralentizando o haciendo más lentos los movimientos que las ruedas pueden tener producto de caídas en baches y giros bruscos, así como mantener el control ante las irregularidades que de manera normal tenemos en la vía publica. Con esto, se garantiza una recuperación más rápida de la estabilidad de la rueda manteniendo el control del vehículo.
Para ejemplificar un poco, imaginen un resorte cuando es comprimido y liberado. Se mantiene rebotando por bastante tiempo hasta que la energía se libera en su totalidad. Este sería el funcionamiento de la suspensión si no contara con amortiguadores que permitan ralentizar estos movimientos evitando este efecto rebote.
Ya entendiendo su funcionamiento, es vital que veamos estos componentes como nuestros aliados en seguridad, ya que los amortiguadores en mal estado vuelven el vehículo sumamente inestable en giros, curvas y, sobre todo, en frenadas. Esto así debido a que, por mantener un efecto de rebote en las ruedas, las mismas dejan de tocar el suelo por milésimas de segundos, tiempo suficiente para que la frenada y el control del vehículo resulten ser muy deficientes.
Ahora bien, la pregunta que ante esto nos haríamos de manera natural es: ¿cómo podemos de una manera simple determinar el estado de nuestros amortiguadores? Esto lo podemos realizar de una manera muy sencilla en nuestros hogares: solo tenemos que, desde algún punto fuerte en nuestro vehículo, empujarlo varias veces y de manera rápida hacia abajo (como sometiendo carga) y mirar las veces que sube y baja el vehículo. Unos amortiguadores en buen estado, solo permitirían un rebote o recuperación, mientras que, si se encuentran en mal estado, rebotarían dos o tres veces. Este ejercicio podemos hacerlo tanto para la parte trasera como para la parte delantera.
Otro elemento importante a considerar al momento de reemplazar amortiguadores es, en primer lugar: siempre cambiar en pares, es decir, si por ejemplo está dañado el izquierdo, debemos reemplazar también el lado derecho. Todos los componentes de la suspensión deben cambiarse en pares para garantizar que ambos tengan la misma rigidez permitiendo, como indicábamos al inicio, mantener una conducción estable. Adicionalmente, este tipo de componentes debe reemplazarse por unidades nuevas, ya que las usadas poseen niveles de desgaste que limitarían su durabilidad de manera exponencial.
Finalmente, tratemos siempre de sustituir nuestros amortiguadores por unidades a gas en vez de aceite. Esto así debido a que los amortiguadores a gas tienen mayor resistencia a altas temperaturas y a conducciones por caminos muy accidentados.
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