Mientras escuchaba las palabras del actual presidente de la Asociación de Industrias de la Republica Dominicana (AIRD), Celso Juan Marranzini, durante el acto por el 60 Aniversario de este gremio, recordaba una conversación de hace años con colegas de la industria de bebidas de Centroamérica en torno al rol de las asociaciones gremiales y su importancia en la región.
En ese entonces, trabajamos de manera conjunta un decálogo gremial para unificar una industria con una historia de más de 100 años, y el gran reto era establecer un gremio que reuniera actores interesados en trabajar de manera colaborativa para mejorar la capacidad de comprensión de las diferentes audiencias sobre las dinámicas sociales y económicas en torno a la industria.
Conectaba este momento con el discurso, ya que luego de que se recorrieran seis décadas del trabajo realizado por los industriales del país, Celso Juan destacaba que en el sector industrial no se habla del azar, sino de visión, oportunidades y aportes concretos a la modernidad del país.
Mencionaba que “el futuro se crea ahora y por eso hay que estar atentos a las tendencias globales, a las decisiones oportunas y a los cambios inaplazables”.
Esto me llevo a ese ejercicio de hace unos años, en donde concluíamos, precisamente, que las asociaciones gremiales están llamadas a ser catalizadores de cambios. Hoy le agrego, catalizadores constantes de cambio.
Su mera existencia debe garantizar un pensamiento colectivo hacia la sostenibilidad del sector que representan y la influencia de estos en el desarrollo económico de la nación, pero también, de manera directa en la calidad de vida, no solo de sus asociados, sino también de aquellos beneficiarios de los productos o servicios que resultan de los procesos productivos de cada organización que conforma el gremio.
Educar de forma proactiva sobre el valor histórico, los beneficios y el impacto social y económico que generan sus miembros, es vital para lograr que la ciudadanía tenga un mayor entendimiento del rol que juega una determinada industria, y la incidencia que la misma tiene en el crecimiento de las personas, de las organizaciones y de los países.
Mas allá de tener sobre sus hombros la importante acción de “Lobby” o cabildeo, la actividad gremial debe ser un ejercicio constante de generar consenso.
Siempre que menciono la hoy mal vista palabra “Lobby”, debo aclarar que lo considero un ejercicio que, realizado de manera transparente y bajo estándares éticos, es una actividad legítima para lograr consenso ante un asunto que sea de interés para quien lo ejerce.
Los gremios se constituyen en sí mismos como una pieza clave para unir voluntades y construir decisiones colectivas a través de la conformación de mesas de trabajo con gobiernos, sectores externos, medios de comunicación y líderes de opinión de manera que puedan incidir en las políticas públicas, y en la toma de decisión de asuntos de interés más allá del propio sector que representan.
A lo anteriormente citado, agrego como una actividad importante la tarea de investigar y asegurar la memoria histórica como eje fundamental de colaboración, cooperación y de transferencia de conocimiento a las generaciones futuras.
Siempre he creído en la función gremial, de manera puntual en los gremios que cuidan con un celo especial el propósito común y que trabajan para asegurar un ejercicio constante de generación de valor compartido más allá de sus miembros y de las fronteras mismas del país en el que inciden.
Forma de pago: transferencia o depósito en el banco BHD León a la cuenta 27190380011
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