Las empresas necesitan de alguien adentro que las mantenga éticas. Que les jale las orejas cuando se porten mal. Y que esa persona esté adentro de la organización, sea pagada por ella misma, y no la pueda despedir por 4 ó 5 años. Que sea inamovible, independiente y neutral, como un juez de la Suprema.
Ese ombusdman corporativo debe ser una persona con valores éticos, lo primero, por supuesto, formación y pensamiento crítico. Además de reciedumbre moral, esta voz de la conciencia empresarial debe ser templada, confiable y discreta. Con los pies en la tierra y con el coraje necesario para decir lo que haya que decir a quien tenga que decirlo, mediante informes, sugerencias y recomendaciones.
No tendrá ningún poder de coacción. Solo observará, escrudiñará, recibirá quejas y denuncias, confidenciales o con fuentes identificadas, según prefiera la fuente; analizará la situación y, si lo considera necesario, la elevará a las instancias más altas de la organización, sea esta el Consejo de Directores o la Gerencia General. Podrá mediar entre las partes, cuando haya conflictos que resolver, y se pronunciará internamente sobre los comportamientos de la organización.
Un Fray Antonio de Montesinos adentro de la organización, insisto, porque adentro se saben muchas cosas. Cosas a las que quizás los auditores externos o las firmas evaluadoras de riesgo no tienen acceso y, si lo tienen, podría ser que se hicieran los desentendidos, como hemos sabido luego de las grandes crisis financieras, inmobiliarias o corporativas que han sacudido al mundo en este siglo.
¿Qué ganan las empresas con este incordio adentro? Lo dicho antes, mantenerse éticas, que es mucho, sobre todo en estos tiempos en que la ética es un valor en alza y cuando es imposible ocultar los malos comportamientos por mucho tiempo.
El ombusdman organizacional, como también se le llama, con un significado más abarcador, tiene utilidad en las corporaciones, pero parece ser más fácil de encontrar en las oenegés, universidades, centros médicos y medios de comunicación, y en cada una de estas categorías tiene matices diferentes, como guardián de la ética interna y de las relaciones éticas con los grupos de interés
En el caso específico de los medios de comunicación, el ombusdman es, en esencia, un defensor del público, que atiende denuncias, las plantea públicamente a través del mismo medio, da explicaciones y satisfacciones a los lectores, oyentes o espectadores. Es un guardián interno del buen periodismo profesional, lo que equivale a decir que es un defensor de la credibilidad del medio.
Existen ombuds (con neutralidad de género) en medios tan importantes y conocidos como Associated Press, BBC, The Guardian, The Washington Post (reader representative) y El País, entre otros, por solo citar algunos.
En otros tipos de empresa es más difícil encontrar ejemplos notables y específicos para citar, pero sí existe la International Ombuds Association (IOA), que acoge el concepto amplio de ombuds organizacionales, incluyendo el ombusd corporativo.
Como en los países de habla hispana hay poca tradición del ombusd, un concepto que se origina e institucionaliza en los países nórdicos, partiendo desde Suecia, en el primer decenio del siglo XIX, como defensor del ciudadano, alguien pudiera estarse preguntando: ¿cómo se implementa un ombuds en una empresa privada? ¿Por dónde empezar? ¿Quién nos guiará y acompañará? La IOA puede ser un aliado en esta andadura. Esta organización ofrece formaciones, certificaciones, guías generales, membresías y grandes eventos que pueden ayudar a las compañías a desarrollar sus iniciativas de representación y defensorías de los distintos grupos de interés de su entorno. ¿Quién se anima a ser pionero en República Dominicana?.
Forma de pago: transferencia o depósito en el banco BHD León a la cuenta 27190380011
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