Una orquesta bien afinada

A lo largo de mi carrera, he tenido la grandiosa oportunidad de formar desde cero los equipos de trabajo, que bajo mi dirección, ejecutarían la gestión de Comunicación Corporativa para dos grandes empresas. 

Interactuando en los entornos corporativos a través del tiempo, he podido darme cuenta de que en nuestro país, lejos de existir un marco de referencia claro que nos permita estandarizar los roles y estructura básica de un área tan crítica para los resultados del negocio, los equipos de comunicación comúnmente suelen formarse según necesidades tácticas y hasta accesorias de las empresas, reflejando la falta de comprensión sobre el rol estratégico que juega esta función y el enorme valor que puede agregar cuando es desempeñada adecuadamente.

Con lo anterior no quiero decir que los equipos de Comunicación deban formarse tomando en cuenta un esquema predeterminado. Sin dudas, ningún equipo será 100 % idéntico a otro, no obstante, existen funciones básicas que dentro de cada equipo serán claves para la consecución de resultados óptimos, y que junto a competencias específicas que puedan añadirse según la naturaleza del negocio, garantizarán un desempeño altamente efectivo que agregue valor a la gestión de la empresa.  

Asimilar el área de Comunicación Corporativa como órgano integral nos permite visualizar los aspectos que deberán ser cubiertos por esta función, según las audiencias identificadas en los planes de negocio. El abordaje interno y externo de la planificación, el rol de asesor estratégico de la alta gerencia, e incluso los recursos que se encargaran de alimentar la ejecución; como lo son la producción y gestión de contenido, son roles que en mi experiencia he considerado como básicos para lograr tener un desempeño eficiente y autónomo, sobre todo en entornos muy técnicos, dinámicos y con necesidades complejas.

Siempre he considerado el equipo de comunicaciones como el “servicio militar” que trabaja por y para los objetivos del negocio liderados por la alta gerencia. Esto, no por la facultad atribuida de “apaga fuegos”, de último minuto, sino porque la función debe acompañar la gestión de la empresa estando por encima de cualquier circunstancia o estilo de liderazgo, mientras preserva en todo momento su activo más importante: su reputación.

Para garantizar dicha permanencia, es crítico poder contar con roles claros y especializados que permitan atender lo urgente, sin descuidar lo importante en todo momento. El ver el departamento de Comunicaciones desde una perspectiva de ejecución modular, nos ayuda a ampliar nuestro rango de acción, logrando atender posibles eventualidades y mitigar riesgos, sin descuidar la consistencia que debe mantenerse en el tiempo para alcanzar las métricas de posicionamiento deseadas.  

El equipo de Comunicaciones deberá ser una orquesta bien afinada, en la que todos desde su “instrumento” puedan contribuir al unísono para entregar la mejor presentación de esa melodía coherente, consistente y efectiva que debe ser el mensaje. La diversidad en las competencias especializadas de cada perfil en el equipo, y la integración en su desempeño, serán la clave para alcanzar la excelencia.