El periodismo entre credibilidad y desprestigio

Ese enfoque es comprensible y en nada desdeñable, dado lo altamente arriesgado en que se ha convertido el ejercicio periodístico serio e independiente, principalmente en países como México y en naciones de América Central, donde ha aumentado en la última década la lista de periodistas perseguidos, encarcelados y asesinados.

Sin embargo, hay un hecho menos notorio y espeluznante, pero igualmente vituperable y digno de atención, pues no proviene de condiciones exógenas, sino de rasgos, actitud y visiones inherentes al propio ejercicio de los periodistas y de los medios de comunicación en que desarrollan sus labores.

El afán de estar a la par con las redes y plataforma asociales por el posicionamiento que genera con millones de usuarios y seguidores, dejando de observar de manera estricta reglas básicas del buen periodismo, como la verificación y sustentación de datos, amenaza la credibilidad, y el prestigio de la prensa como medio de orientación, que debe tener siempre como norte el interés general.

Todas estas sanas y sabias advertencias no son nuevas, pero de tiempo en tiempo, son replanteadas con novedosos y reflexivos enfoques, por lo que cumplen un propósito necesario y laudatorio, como han hecho María Teresa Herrán y Javier Darío Restrepo, en su libro Ética para Periodistas.

En su obra, que es una cuarta edición para Latinoamérica, actualizada y aumentada en la publicación hecha por el Grupo Editorial Norma, analiza desde diferentes vertientes el tema de la credibilidad y de la pérdida de valores fundamentales para un ejercicio respetable en la función periodística.

En el introito de un libro de 379 páginas, que en mi opinión tendría una valiosa contribución si, por lo menos, se leyera o comentara en las escuelas de comunicación social de las universidades, los autores señalan que ante la pérdida de principios éticos y deontológicos, el periodismo enfrenta en el hemisferio, y en otras latitudes del mundo, una “situación de caos moral que refuerza el asedio por múltiples flancos, que van desde el asesinato de periodistas hasta la presión directa de anunciantes”.

Tras indicar que esto ha llevado a una pérdida de independencia, comprensible pero no siempre justificable, advierten que se “traduce a su vez en desconfianza por parte del lector, radioescucha o televidente, quienes acusan a los medios de comunicación y a sus periodistas de no cumplir con su deber de informar”.

Asimismo, afirman que a esos agentes externos hay que agregar aquellos que provienen del propio ejercicio profesional, ya que, como el resto de las actividades sociales, “el periodismo se ve afectado por la crisis de valores tradicionales y su reemplazo por el culto al dinero, factores que se conjugan para hacer perder de vista que el último fin del periodismo no es el éxito personal, sino la búsqueda del bien común.

María Teresa Herrán es una periodista colombiana, de una dilatada carrera como docente, y de acuciosa labor en medios escritos y televisivos en su país, donde ha realizado en equipo, y de forma individual, un trabajo riguroso de periodismo de investigación.

Javier Darío Restrepo, con una carrera de más de cincuenta años en la profesión, fue autor de cerca de treinta libros sobre ética periodística, obteniendo una gran cantidad de galardones en su carrera periodística y por sus aportes a la literatura en general.