Un micrófono “abierto” tiene todo el potencial de convertirse en un serio problema, granjearse uno un enemigo o, incluso, perder credibilidad, indistintamente del escenario en que ocurra. El concepto de estar tras bastidores le es común a todo escenario en el que se establezca comunicación de una o dos vías, ya sea una mesa redonda, una entrevista, un discurso, una obra de teatro o un noticiario. A fin de cuentas, nadie quiere que se le escuche detrás de cámara o fuera de la escena en la que debe tener todo el control.
Durante el paso de la tormenta Franklin, el presidente Luis Abinader encabezó una rueda de prensa “en vivo” en el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), y por un error técnico, afortunadamente muy breve, el micrófono se quedó abierto unos pocos segundos, escuchándose evidentemente lo que comentaba en ese momento. Por suerte, no paso a mayores.
Este tipo de equivocaciones, o descuidos, puede tener difíciles consecuencias, llegando incluso a perjudicar la imagen y, en el peor caso, hasta la reputación.
Solo en los últimos dos o tres años se han sucedido varios casos con mandatarios y personalidades que han menoscabado el tema original por destacarse el “fuax pas” técnico y sus secuelas. Vale señalar el caso del presidente de EE. UU., Joe Biden, quien llamó “estúpido, hijo de puta” a un periodista de Fox News al terminar un acto en la Casa Blanca; o el caso del presidente de Chile, Gabriel Boric durante una ceremonia por el aniversario de la Fuerza Aérea de Chile, cuando se refería a un periodista y decía “…como Cantinflas! Hay que despedir a ese periodista”.
Para un ejemplo más ligero, por no tratarse de asuntos de Estado y como muestra de lo voraz de la respuesta en RRSS, está el caso de la periodista Susanna Griso, presentadora del programa Espejo Público, en España, captada criticando de manera despectiva a una compañera de labor mientras esta hacía una entrevista. La respuesta del público en redes sociales fue tan agresiva, como desatinado el comentario, y muchos pedían se le retirara del aire.
Cuando un portavoz o figura pública va a participar en una entrevista en un medio impreso, debe tener en cuenta que es norma de los periodistas grabar la entrevista, ya que esto ayuda al reportero a prestar más atención a esta, a sus respuestas, en lugar de estar tomando notas aceleradamente. Por lo que toda información que ofrezca queda registrada. Si, inesperadamente, dice una información errada o mal percibida, debe corregir de inmediato su error o cuando se dé cuenta.
No asuma que el micrófono, la cámara o el video, están apagados antes o después de la entrevista. Aún esté en un estudio, en una conferencia de prensa, en cualquier escenario, es más seguro considerar toda interacción “como parte del proceso de la entrevista”, por lo que manténganse siempre atento a lo que dice y lo que hace. Al finalizar, asegúrese que el micrófono sea retirado antes de sentirse libre de comentar con su entorno privado, o marcharse de la entrevista.
Sepa que no existe el “off the récord” o “extraoficial”. Todo será usado, aun cuando no se mencione la fuente, lo captado será insumo para que el periodista indague por otra vía.
Un portavoz es la voz oficial que asume una responsabilidad pública, interna y externa, ante los medios de comunicación, ante grupos de interés, ante un país, y prácticamente en todo momento y circunstancias, mientras tenga la investidura que le da su cargo. No necesita ser perfecto, sino lo más efectivo posible al dar un paso hacia adelante.
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