En el ejercicio eficaz, sensato y trascendente de cualquier profesión, independientemente de la formación académica, juegan un papel preponderante las orientaciones recibidas y asimiladas en base a ese invaluable activo que constituye la experiencia transferida, siempre y cuando el receptor la considere conveniente y la incorpore al repertorio de sus potencialidades. Esas experiencias, comunicadas a […]
En el ejercicio eficaz, sensato y trascendente de cualquier profesión, independientemente de la formación académica, juegan un papel preponderante las orientaciones recibidas y asimiladas en base a ese invaluable activo que constituye la experiencia transferida, siempre y cuando el receptor la considere conveniente y la incorpore al repertorio de sus potencialidades.
Esas experiencias, comunicadas a través de orientaciones y consejos prácticos que han sido producto de vivencias personales, constituyen una formidable herramienta para entender de una manera integral la naturaleza del trabajo profesional y con fino tacto saber manejar situaciones para un ejercicio exitoso en cualquier ámbito.
Este principio es provechoso por igual a cualquier disciplina y tiene en el periodismo una aplicación especialmente importante y enriquecedora que ha sido reconocida en distintas épocas por veteranos reporteros que a lo largo de su carrera han sido a su vez beneficiarios de otros colegas y también de las ideas y opiniones que del periodismo se tiene desde otras oficios y profesiones.
Generalmente estas sugerencias se desdeñan cuando provienen de personas ajenas al quehacer de las comunicaciones o del periodismo propiamente dicho y en ocasiones se les tiende a descalificar sin detenerse a observar su sentido y pertinencia, lo cual en ningún caso es una actitud justa ni inteligente.
En cambio, aquellos periodistas que han mantenido una postura abierta y receptiva ante las consideraciones, tanto de colegas de más dilatado ejercicio como de escritores, intelectuales o profesionales de distintas áreas, han visto ampliado sus horizontes y acrecentado su capacidad, en beneficio de los receptores de información a los que se dirigen a través de medios escritos o audiovisuales.
Empezando por un punto esencialmente sensible y determinante para un buen desempeño como es la ética, tenemos el sabio consejo que al respecto dio en su oportunidad el periodista y laureado escritor Gabriel García Márquez, cuando dijo que la ética, definida como una compañera inseparable, “no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón”.
En otras palabras, que la ética no puede limitarse a un conjunto de enunciados filosófico-retóricos que quedan inmóviles y como decoración en un cartel colgado en la pared de la redacción de un medio para deslumbrar con su prosa enjundiosa a un visitante ocasional, sino que debe ser un conjunto de principios que el periodista haya entendido e interiorizado de tal manera que lo aplicará con rigor y forma fluida en su actividad cotidiana.
En el discurso que pronunció en 1996 ante la 52ª- asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en Los Angeles, que constituyó una cátedra de periodismo y de consulta permanente, el Premio nobel de Literatura y presidente de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, puso un especial énfasis en la ética al señalar que se la formación en este vital aspecto debe ser amplia y sólida, a fin de evitar aberraciones tales como en la que incurren malos periodistas, “que cuando no tienen noticias se las inventan”
Otro ejemplo a seguir como guía lo ofreció Indro Montanelli, una de las figuras más descollantes del periodismo del siglo XX, quien a pesar de haber sufrido dificultades y peligros, escribió que fue tan solo “un periodista que intentaba decir la verdad, o al menos hacerlo de manera que el lector la intuyese”, o sea para que la descubriera por sí mismo sin pautas inducidas o sesgos deliberados, como suelen hacer algunos por falta de profesionalidad o compromisos espurios. Este ejemplo de Montanelli es una formidable pauta ética.
Igualmente provechoso es ponderar los consejos que acaba de dar el Papa Francisco a los periodistas, de evitar la falsa representación de la realidad a través de un artículo, un tuit o una noticia. La verdad ante todo.
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