Dentro de los elementos que mejor nos hace sentir dentro de nuestro vehículo, es la calidad y vistosidad de la tapicería que este tenga. Hoy día, es muy común observar tapicerías que, pese a no ser de cuero genuino, ostentan colores muy llamativos y disruptivos frente a lo que tradicionalmente veníamos viendo solo pocos años atrás.
Lo cierto es que, de manera histórica, el primer elemento utilizado para recubrir los asientos de aquellos coches tirados por caballo, y que posteriormente se convirtieron en automóviles, fue el cuero, esto debido a su versatilidad, durabilidad y que, en aquel entonces, no existía otro material que no fuese orgánico para tales fines.
Desde aquel entonces, un cuero bien brillante y pulido siempre fue signo de elegancia, distinción y clase, lo cual fue permeando décadas más adelante hasta el surgimiento de materiales sintéticos, que vinieron a ser una alternativa iniciando la década de 1950.
En aquella época, la competitividad automotriz se volvía cada vez más férrea y, fabricantes como General Motors, que era el que tenía marcas y modelos que permitían la segregación social, distribuían sus mejores materiales para las marcas de mayor prestigio, y utilizaban materiales sintéticos, como el vinilo para vehículos de mayor gama y comerciales.
La historia continuó con la misma tendencia, hasta finales de la década de 1970 e inicio de la década de 1980, en donde un material se puso muy de moda: la Pana. La Pana se convirtió en el material de tapicería automotriz intermedio a nivel de clase, e inclusive, estuvo disponible en algunos modelos de lujo como opción. Esto dado que permitía una excelente vistosidad, mayor frescura y, sobre todo, una durabilidad espectacular, dado que prácticamente era para toda la vida, sin embargo, tenía un elemento en contra: la gran capacidad de acumular polvo, lo cual, para personas alérgicas, constituía todo un problema. Esto fue llevando a los fabricantes a que nuevamente retomaran el cuero en sus modelos de lujo, e inclusive, algunos modelos exclusivos de gama media, volviendo a esos aires de elegancia que en décadas anteriores decoraban los interiores de nuestros vehículos.
Ya iniciando la década de 1990, los fabricantes empezaron a combinar y alternar materiales con el objetivo de abaratar costos. Se empezó a incluir el vinilo con una textura idéntica al cuero en aquellas partes periféricas de los asientos, como los bordes y reposacabezas, hasta que ya hace alrededor de 10 años, los fabricantes empezaron a utilizar vinilo denominado de una manera elegante y comercial como “cuero o piel sintética”.
Esto surgió por varias razones: la primera, abaratar más aún los costos brindando a prácticamente todos los vehículos la posibilidad de tener asientos de este tipo, y segundo, para estar acorde a las iniciativas medioambientales que se requiere a las empresas de hoy día. Lo cierto es que el “Letherette”, como es llamado al vinilo (cuero o piel sintética) hoy día, resulta ser ya bastante refinado, y con niveles de suavidad que, de conservarse adecuadamente, no tienen prácticamente nada que envidiarle a un cuero genuino.
Ahora bien, dentro de las iniciativas de cuidado de estos vistosos y elegantes interiores en vinilo o piel sintética de hoy día, considerando las particularidades de nuestro cambiante clima, ameritan de una labor bastante dedicada. Estos interiores necesitan mantenerse hidratados de manera constante para que no se agrieten, endurezcan o pierdan color.
Para tales fines, lo recomendable es que, por lo menos, una vez a la semana, estos asientos les sea aplicada una crema hidratante, la cual se consigue fácilmente, inclusive, hasta en supermercados, y es recomendable utilizarla de marcas ya reconocidas. Esto resulta ser una labor simple y sencilla de aplicar, ya sea con una esponja o paño de microfibra, lo cual nos permitirá garantizar la durabilidad, suavidad y vistosidad de ese elemento tan distintivo de nuestro vehículo, como lo es ese maravilloso interior en piel reluciente..
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