En reiteradas ocasiones, durante este cuatrienio, hemos escuchado clamores de la prensa acreditada a la casa de gobierno sobre el trato dispensado a los periodistas, las precarias condiciones del entorno laboral, y la falta de información a tiempo para la ejecución de su trabajo, así como restricciones de accesos a diversas actividades con el primer mandatorio y funcionarios, dentro y fuera de allí.
La situación de incomodidad de los reporteros fijos, que cubren las incidencias noticiosas en la sede de gobierno, y tener que desempeñar sus funciones en circunstancias menos que óptimas, realmente merece una gestión actualizada. Y lo que nos llama la atención, es que siendo el señor Presidente una persona abierta, accesible y con excelente capacidad de comunicación, este tipo de obstáculos y situaciones terminan generando un “ruido” innecesario.
El Palacio de Gobierno no es una entidad privada, aunque, definitivamente, opera bajo estrictas reglas y orden, y los periodistas y reporteros gráficos acreditados están allí para hacer su trabajo de la mejor forma, más allá del desafío que esto les representa. La búsqueda de la información, la cobertura de la agenda presidencial, y la generación de noticias concretas, requiere de apertura entre ambas partes y un trato profesional en todos los sentidos.
La relación con los medios es de doble vía, y una que debe cultivarse y mantenerse con constancia: la dignidad del ambiente laboral, el buen trato, y la comunicación efectiva siempre deben prevalecer.
La prensa es un puente entre un Presidente, su gestión y el público en general, siendo una perfecta oportunidad para difundir los mensajes e informar a la ciudadanía, acorde, incluso, a la estrategia de comunicación establecida. Y esto va más allá de pretender, en un mayor porcentaje, el producir contenido y entregarlo a los medios. Un buen periodista siempre hurgará y profundizará en lo que ven y escuchan, y en estos casos, no se limitarán exclusivamente a lo que les entregan como “información oficial” del departamento de prensa y comunicación.
Recuerdo, hace unos años, cuando como parte de la organización del primer PGA Tour Champions Tours en República Dominicana, era responsable de crear y ejecutar todo el plan, la estrategia y logística de comunicación, prensa y relaciones públicas del torneo, incluyendo la operación de un centro de prensa con más de un centenar de periodistas, fotógrafos y camarógrafos, nacionales e internacionales.
El cumplimiento de las estrictas normativas de la PGA era fundamental. Semanas previas al torneo, convoqué reuniones con los profesionales acreditados para explicarles las regulaciones y protocolos de cobertura de un evento de esta envergadura, desde su manejo dentro del campo, distancias permitidas, tipos de lentes de cámara recomendados para la ejecución de un buen trabajo, acceso a los jugadores, ruedas de prensa pautadas, las acreditaciones, entre otros temas. El contacto, y conocer previamente toda esta información de primera mano, fue bien recibida por ellos. Durante los días de la competición, todo fluyó en orden, siendo incluso reconocida públicamente esta gran misión de meses por parte del Presidente de la PG.
¿A qué quiero llegar con esta anécdota? Que, así como lógicamente en el Palacio de Gobierno hay formalidades y reglamentaciones, y estas deben conocerse y socializarse con antelación con los involucrados, asimismo es esencial mantener una relación y comunicación óptima con ellos, incluyendo cualquier cambio. Es vital cultivar esas relaciones con los periodistas, no hacerles sentir “usados”. Mantener comunicada a la nación va más allá de utilizar el recurso de los “influencers” en eventos, o de la realización de La Semanal, en este caso particular.
La gestión del cuerpo de prensa de Palacio puede, perfectamente, ser eficiente, moderna y lograr una mejor percepción del pool de periodistas y medios. Esto les permitirá ejercer desde la objetividad teniendo, más allá que las facilidades logísticas del entorno, unas reglas de juego que también ya hace décadas tocan actualizar.
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