Cuando contemplamos las góndolas de los supermercados repletas de los más diversos productos agrícolas, y la misma imagen en mercados públicos, apenas si reparamos que esta abundancia, palpable y disponible en la actualidad, no tiene una garantía de seguridad sostenible en el tiempo, debido a los efectos del cambio climático.
Ante ese panorama de suficiente abasto, y la inclinación de la gente a vivir el día a día satisfaciendo sus necesidades y justificando su actitud de indiferencia e inmediatez por las urgencias cotidianas, generalmente hay poco espacio para meditar con visión de mediano y largo plazo sobre lo que debe hacerse de forma provisoria.
De ahí, la importancia de romper esa inercia que nos impide ver o reaccionar más allá de lo aparente e inmediato, y prestar la debida atención a voces de advertencia sobre los efectos del cambio climático y el calentamiento global, principalmente en la producción de alimentos.
Uno de estos llamados para crear conciencia sobre esta problemática, y aunar esfuerzos dirigidos a coordinar acciones para detener el deterioro del clima y revertir sus efectos, ha sido formulado por la consultora internacional Josefina Stubbs.
Esta experta refiere que, debido a los efectos del calentamiento global y de la destrucción de plantaciones agrícolas por poderosos huracanes, hay una crisis en la producción de cítricos en diferentes latitudes del mundo, y la República Dominicana no escapa a esa realidad.
En un reciente artículo, señala que la República Dominicana, importador y procesador de naranjas, y de jugo de naranja, y actor importante en las cadenas y mercados mundiales del cítrico, tendrá que pagar más para conseguir las cantidades y calidades de naranjas que demanda el mercado.
Ante los indicadores científicos, de que el 2023 ha sido el año más caluroso jamás registrado, se prevé que la crisis climática se profundizará y la agricultura, la producción de alimentos y el cultivo de cítricos, incluyendo la naranja, seguirá en todo el planeta, sufriendo duras embestidas y sus precios serán inevitablemente impactados.
En medio de las altas temperaturas en todo el planeta, Stubbs señala que las naranjas luchan también por sobrevivir en medio de la ley de oferta y demanda, además de que, en vista de la baja disponibilidad, las estimaciones de la industria cítrica y los productores, es de que la producción de jugo de naranjas caería un 9 % al final de 2023.
En una parte de su exposición, Stubbs refiere lo que, a simple vista, podría parecer pura poesía, pero que en realidad es un drama preocupante, porque se trata de algo tan serio como el creciente deterioro de las condiciones, que son fundamentales para garantizar el abastecimiento alimentario mundial.
En ese sentido, refiere que a mediados de julio pasado, en España, el productor, José Francisco Nebot, se sintió impotente al contemplar que su plantación de naranjas, en la provincia de Castellón, que estaba literalmente llorando al desprenderse de sus frutos para no desaparecer ante las altas temperaturas y la falta de lluvias.
Aunque la alerta de Stubbs está centrada como ejemplo en los cítricos, su llamado abarca por igual otros rubros agrícolas que serán igualmente diezmados si el calentamiento global sigue en aumento, en medio de la indiferencia e inacción humana, y el incumplimiento de gobiernos y naciones en la obligación de reducir el consumo de combustibles fósiles que provocan efecto invernadero.
Forma de pago: transferencia o depósito en el banco BHD León a la cuenta 27190380011