Ana Abreu, Lo que me contó mi abuela: Compartir los trucos de su abuela, le creó una comunidad en Instagram

Ana Abreu es una mujer amante del cuidado de su hogar, que le gusta tener su casa bonita y ordenada. Muchas de las herramientas con las que cuenta, fueron aprendidas junto a su abuela materna, quien le enseñó a hacer mascarillas para el cuidado del cabello y a cuidar su hogar. Compartir su estilo de vida le creó una comunidad en Instagram, a la que ella llama “nietas”, que siguen sus consejos de la casa y cuidado personal.

Lo que me contó mi abuela surgió en 2017, cuando Ana Abreu, al llegar del trabajo, decidió prepararse una mascarilla en casa para relajarse. Compartió ese momento en Instagram, y recibió muchas preguntas sobre la mascarilla que acababa de hacer. 

Una de sus amigas le sugirió que creara una cuenta para que compartiera ese tipo de contenido, con consejos y recomendaciones. Pero Ana no quería poner un nombre común, como “Los consejos de Ana”, sino que algo que la conectara con lo que ella quería hacer. 

“Yo no sabía qué nombre le iba a poner, y hablando con mis hermanas, le comenté que las recomendaciones que yo estaba dando eran de cosas que había aprendido con mi abuela. Y mi hermana me dijo: ‘puede ser Lo que me contó mi abuela’, y me gustó. Yo iba manejando camino a Haina, a la oficina de mi papá, me paré en medio de la carretera, cree el correo, y el Instagram inmediatamente, porque desde que ella me dijo ese nombre, sentí que ese era”, recuerda Ana Abreu, al ser entrevistada por revista CONTACTO en el restaurante IL Cappuccino.

 En ese tiempo, Ana, quien estudió Marketing en Unibe, y realizó una Maestría en Madrid, España, que fue un MBA en Administración y Marketing Digital, no sabía lo que era ser influencer, ni que las marcas pagaban por crear contenido sobre sus productos.

 Ella lo hacía porque era algo que le gustaba, y eran recomendaciones de cosas que hacía en su casa.

El inicio de “Lo que me contó mi abuela”

Ana, ¿qué tipo de contenido comenzaste a crear?

“En principio, era un contenido de cosas que yo hacía con mi abuela, de mascarillas para la cara y para el pelo. Mi cabello siempre fue muy abundante, y a mí me gustaba hacer tratamientos naturales con mi abuela. Entonces, ella siempre tenía plantas, sábila, melaza, usábamos mayonesa, huevo… yo inventaba de todo con mi abuela. Empecé a compartir ese tipo de contenido. Luego, yo practico mucho lo de vivir en coherencia, y comencé a compartir lo que estaba viviendo. A mí me gustaba recibir visitas, poner una bandeja bonita, y comencé a subir los detalles de cosas que hacía para la casa”.

¿En qué momento te diste cuenta de que eso podía ser una fuente de ingreso?

“A mí me tomó muchos años entenderlo y, por eso, también, en mis redes, yo tenía muchas altas y bajas, porque no lo veía como un negocio. Siempre lo vi como mi hobbie, pero con los años, mis amigas me comenzaron a aconsejar que debía enfocarme. Ahí me capacité, comenzar a hacer cursos, y me di cuenta de que era un mundo. Y, realmente, ‘mis nietas’, porque yo les digo nietas a mis seguidoras, me hicieron una influencer, y yo se los agradezco en el alma, porque comparto algo que es mi pasión y es mi método de trabajo”.

¿Tu te dedicas 100 % a las redes?

“100 %. Claro, yo ayudo a mi papá en sus negocios. Estudié Marketing, en Unibe, con el propósito de poder apoyar a mi papá en su trabajo, pero adicional a eso, tengo otros proyectos. Aunque, realmente, le dedico gran parte de mi tiempo a las redes sociales”.

Cuando ayudas a tu papá, ¿en qué sentido lo ayudas?

“Papi tiene una fábrica de fundas plásticas, y una importadora de baterías. Entonces, yo toda mi vida trabajé con él. Tuve un momento que trabajé fuera de la empresa familiar para adquirir experiencia, pero siempre he trabajado con mi papá, desde chiquita”.

Ana, la creadora de contenido

Ana, cuando se te acerca la primera marca, que te dice que quiere trabajar contigo, ¿cómo se dio?

“La marca me contactó, yo ni sabía cuánto iba a cobrar, ni qué iba a hacer. Al principio, yo hacía muchas cosas orgánicas, que no era con el propósito de que me pagaran, y todavía las sigo haciendo. Pero, al principio, uno tiene que hacer muchas cosas, porque hay muchas facetas en este mundo: está el que es creador de contenido para un área, está el fashion blogger. Hay muchas personas que tienen muchos seguidores en Instagram, pero eso no quiere decir que eres un influencer. Un influencer no es una ‘guaguita’ anunciadora. Un influencer es una persona que te llama a la acción, una persona en la que crees, que te inspira, y que influencia en otras vidas. Entonces, hay de todo en las redes y todo es válido, pero creo que hemos cualquierizado el término de influencer, porque no todo el mundo lo es, aunque tenga muchos seguidores”. 

De hecho, ahora a la palabra influencer, algunos le dan una connotación negativa.

“Gracias a Dios, yo no he sufrido de eso, no he tenido un hate por las redes. Gracias a Dios, mi comunidad es muy bonita, pero las influencers en sí reciben mucho hate. Yo me cambié el nombre de influencer a influyente, porque a mí no me gustaba identificarme como influencer. Aunque, la realidad, es que ser influencer no es fácil, tienes muchos ojos encima de ti”.

Y cualquier error que esa persona cometa se le puede convertir en una bola de nieve, en diferentes aspectos de su vida.

“El error sucede cuando tú no eres coherente. Esas cosas pasan cuando en redes eres una persona, pero en tu vida real, eres otra. 

Hay personas que te crean un personaje que entienden que encaja con lo que la gente quiere ver en las redes sociales, pero cuando las conoces, te das cuenta que lo que ella muestra no es real. Ahí está el primer error de los creadores de contenido, cuando no se muestran como son
en realidad. 

También, la gente piensa que ser influencer es ir a eventos y recibir regalos gratis, y nada que ver. Esa es la parte bonita cuando empiezas, pero llega un momento en que no quieres que te inviten a muchos eventos, porque implica una serie de cosas: tapones, arreglarte, dedicar un tiempo a un evento. Y, realmente, crear una comunidad que sea leal a ti, que confíe en ti, que te siga por años, no es tan fácil. Hoy en día, cuesta mucho que la gente te dé un like. La gente te consume el contenido, pero no te
da like”. 

¿Qué te gusta y qué no te gusta de las redes sociales?

“Yo amo las redes cuando tú las utilizas de manera positiva… ¿Qué no me gusta de las redes? Que ya todos se creen con el poder y el derecho de hablar de todos, y acabar con la vida de las personas. Yo no he sido víctima de eso, pero a mí me duele ver cómo arrastran a muchas personas, solamente por las redes sociales. Entonces, las redes son muy lindas, pero en manos equivocadas, pueden ser muy dañinas”.

Tu contenido va muy alineado a una mujer hogareña, que le gusta tener su casa bonita, limpia y ordenada. ¿Esa es tu vida 100 %?

“Yo siempre digo que a mí me fuera mejor si tuviese una cámara grabando 24/7 en mi casa, porque a mí me cuesta grabar y crear contenido. Yo soy muy de resolver rápido, y después me doy cuenta de que eso pudo ser un contenido. Pero, a mí siempre me ha gustado tener las cosas bonitas, soy muy de dedicarle tiempo a mi casa. Mi papá me enseñó a ver la comida bonita, a él no le gustaba ver la comida tirada. Él, desde que comía, fregaba. Yo aprendí eso, me gusta tener todo muy limpio, todo organizado, y eso lo disfruto. A mí me encanta recibir visitas, hacer todo en mi casa”.

Si no te encuentras, créate

Ana, ¿cómo nace tu evento “Si no te encuentras, ¿créate”?

“‘Si no te encuentras, créate’, para mí significa demasiado. Nace desde el mismo vacío de trabajarme. Yo no sabía lo que quería en mi vida, no sabía lo que me gustaba, porque me gustaba todo. Me sentía muy perdida, y recuerdo que un día, orando, dije: ‘Dios mío, ayúdame, para qué soy buena, en qué debo trabajar’. Y me llegó esa idea a la cabeza, ‘Si no te encuentras, créate’, y lo registré. Porque es una frase que siento que tiene mucho poder, porque la gente te dice tienes que encontrar lo que te apasiona, y yo empecé a crearme. Comencé a rodearme de personas que me ayudaron mucho, que fueron mi red de apoyo, profesionales, coaching, terapeuta, mi iglesia, y eso me ayudó. 

Además, yo atravesé un momento retador en mi vida, que fue el divorcio: dejé mi casa, eso me desubicó mucho. Pasé por un momento en que mi contenido cambió y gustó muchísimo, pero no era el contenido real que yo quería, porque hablaba de cómo me arreglaba, pero esa no era yo. Igual lo disfruté, porque esa era una forma de maquillar mi dolor, pero después comencé a ir a terapia, entonces comencé a retomar mi contenido original. 

Entonces, quise compartir con la gente lo que a mí me funcionó en ese momento, que me sentía perdida, y darle herramientas a las personas para que pudieran salir de ahí. 

Y, es que después de ‘Si no te encuentras, créate’, yo soy otra persona, con la misma esencia, la misma educación, pero totalmente una
persona trabajada. 

Hablé con mi red de apoyo y lo llevé a esa plataforma. Ese fue un evento que me ayudó mucho, y cambió muchas vidas. Personas que no creían en Dios, comenzaron a ir a la iglesia, personas que no creían en terapia, comenzaron a ir a terapia. 

En el evento, yo les dije que estaba ahí, y me sentía que estaba en el mejor momento de mi vida, pero todo podía cambiar en un día y, por eso, les estoy mostrando las herramientas que a mí me ayudaron a mantenerme de pie, porque en cualquier momento, tu vida puede cambiar”. 

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