BANRESERVAS: 80 años del banco de todos los dominicanos

Ocho décadas, 16 lustros ó simplemente 29,220 días… Como quiera que se cuente, la historia económica y financiera de República Dominicana no puede escribirse sin los extraordinarios aportes que ha hecho el Banco de Reservas a todos los sectores de la nación pero hoy lo recordamos justo en el momento en que se conmemora su 80 aniversario, luego que un lejano 24 de octubre de 1941 se creara el primer banco dominicano. “El Banco de Reservas es un patrimonio de nuestra nación: es la primera entidad bancaria nacional, que ha brindado un apoyo permanente a la cultura, las artes, la preservación del ambiente, los deportes y los sectores más vulnerables”, afirma Samuel Pereyra, administrador general del Banco de Reservas.

La historia se puede contar de diversas maneras, dependiendo del tipo de narrador, ya que este ve la historia según el lugar que ocupe el mundo que se narra, es decir, según su propio punto de vista.   

Por ello, muchas veces, es mejor escuchar o leer una historia en primera persona, que es cuando aquel que narra la leyenda está desde adentro, o sea, el narrador puede ser un personaje, protagonista o no, pero en sí, alguien que conoce la historia como pocos, con más detalles, diferente… real. Y eso es trascendental cuando queremos conocer, por ejemplo, la historia del primer banco dominicano: el Banco de Reservas. 

Y una de las personas que tiene más que clara su historia es el actual administrador general del Banco de Reservas, Samuel Pereyra, quien desde el 16 de agosto de 2020 está al frente del banco número uno de República Dominicana, y en la presentación del libro titulado “80 años del Banco de todos los dominicanos”, describió de forma perfecta lo que han sido, en resumen, estas ocho décadas de la entidad bancaria. 

Un patrimonio de los dominicanos

“El Banco de Reservas es un valioso patrimonio de nuestro país, tanto por su fecunda trayectoria histórica, en la que puede exhibir con orgullo su primacía como primera institución bancaria de la nación; como por su activa y constante incidencia en el desarrollo de todas las áreas productivas, su permanente apoyo a la cultura, las artes, la preservación del ambiente, los deportes y los sectores más vulnerables de nuestra sociedad.

Es una ocasión muy significativa para quien suscribe como administrador general, haberle correspondido el honroso privilegio de hacer la presentación de este libro titulado “80 años del Banco de todos los dominicanos”, y en una época especial de nuestra historia, en la cual conduce los destinos del país, con una nueva visión de gobierno, el presidente Luis Abinader. En él libro se exponen con detalle, y en lógica secuencia, las diferentes etapas de la evolución de una entidad que durante ocho décadas ha protagonizado capítulos decisivos del discurrir económico y social de nuestra patria, los cuales sus lectores podrán apreciar en el contexto en que se produjeron y las consecuencias que se derivaron de cada uno de ellos.

En sus páginas se detallan, entre otros aspectos, los acontecimientos más destacados de su fundación, que tuvo lugar en el año 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, época convulsa para la humanidad y en la que se crearon sus organismos, se establecieron las bases de su desempeño financiero, se eligieron sus autoridades y se obtuvieron los primeros logros.

Interesante es el período de transición hacia nuestra democracia, durante el cual el Banco de Reservas asumió los nuevos cambios en el contexto nacional e internacional, aumentó el número de oficinas en todo el país, diversificó sus operaciones, multiplicó sus activos y utilidades netas; y en el que también se promulgó la nueva Ley Orgánica, en 1962, estableciendo su autonomía y la del Consejo de Directores.

De esta manera, durante sus primeros 50 años, el Banco de Reservas se desarrolló, consolidó e institucionalizó, por lo cual en ese lapso su estructura experimentó una notable evolución, a fin de adaptarse a los nuevos tiempos y responder a las ingentes demandas del mercado. Fue el primero en el país en utilizar los servicios de banca móvil, en lanzar al mercado su propia tarjeta de crédito en 1988, en realizar sus transacciones en tiempo real, además de instaurar la automatización del pago de las nóminas de los servidores del Estado, entre otros grandes logros.

En noviembre de 1998, la institución se convertía en banco de servicios múltiples, de acuerdo con la sexta resolución de la Junta Monetaria, preparándose así para enfrentar los retos de la globalización y ajustarse a la nueva organización de las entidades financieras en su conjunto.

En los primeros años del nuevo milenio, específicamente a partir del 2001, el Banco de Reservas se convirtió en la institución matriz que dio origen a otras empresas, convirtiéndose en un ente corporativo que integra las siguientes filiales: Seguros Reservas, Administradora de Fondos de Pensiones Reservas –AFP Reservas–, Inmobiliaria Reservas, Fiduciaria Reservas, Inversiones y Reservas –Puesto de Bolsa– y Fondo de Inversión –AFI Reservas–.

En la actualidad, continúa inmerso en un activo proceso de transformación dinámica en el área de los servicios digitales y se encuentra enfocado en garantizar que todas las mejoras en su plataforma tecnológica se reflejen en productos y procesos mucho más eficaces, para garantizar el acceso ágil y confiable de nuestros servicios a todos los dominicanos a nivel nacional.

El Banco mantiene activa su inquebrantable vocación de servicio a la sociedad dominicana, así como su fortaleza institucional y financiera, conservando más firme que nunca la confianza de todos nuestros clientes y relacionados, gracias a lo cual ocupa el primer lugar del sistema financiero nacional, con el 36% de los activos del mercado de la banca múltiple.

Muestra fehaciente de lo anteriormente expresado lo constituye el hecho de que, en el transcurso del 2021, ha obtenido importantes reconocimientos por destacadas publicaciones internacionales. La revista Global Finance los consideró el Mejor Banco del Caribe y el Mejor Banco de la República Dominicana; así mismo World Finance lo seleccionó como Mejor Banco Comercial de la República Dominicana; y Euromoney determinó que es el Mejor Banco de la República Dominicana.

Del mismo modo, las firmas calificadoras de riesgos han valorado con una percepción muy favorable las perspectivas de corto y largo plazos del Banco de Reservas, en relación a sus principales indicadores financieros, tales como los niveles de solvencia y la clasificación de los depósitos en moneda extranjera, entre otros, prueba inequívoca del excelente quehacer demostrado en sus operaciones.

En resumidas cuentas, su trayectoria ha marcado hitos excepcionales en la historia del sector financiero de la República Dominicana. Es el decano de este sector y la escuela indiscutible en la cual se formaron los primeros banqueros dominicanos, demostrado a través de los extraordinarios resultados alcanzados, los cuales han sido posibles gracias a la dedicación de todo un comprometido equipo de colaboradores, tanto activos como pensionados, que han entregado lo mejor de sus esfuerzos y capacidades para que sigamos siendo un referente de calidad y transparencia: el Banco de todos los dominicanos.

Ante el cúmulo de tantas valiosas tareas ya emprendidas, y frente a un panorama que se presenta pleno de fecundas promesas, de exitosas realizaciones y esperanzas renovadas, debemos proseguir con nuestro trabajo diario, con más fe y confianza que nunca, siempre apegados a nuestra luminosa historia que este libro conmemorativo sintetiza de manera admirable, conscientes de que ahora y siempre la voluntad de seguir adelante es nuestra mayor riqueza”, afirma el Administrador General del Banco de Reservas, Samuel Pereyra.

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El inicio del primer banco dominicano

Al inicio del año 1941, la banca comercial de la República Dominicana era totalmente extranjera y dominada por tres bancos: Nacional City Bank of New York, con seis oficinas; The Royal Bank of Canada, con cinco; y The Bank of Nova Scotia, con una, para un total de 12 oficinas. 

Las negociaciones llevadas a cabo entre el Gobierno dominicano y The Nacional City Bank of New York (establecido en el país en 1926) se extendieron durante varios meses, concluyendo con la firma del contrato de compra-venta entre el futuro Banco de Reservas de la República Dominicana y The Nacional City Bank of New York. 

El viernes 24 de octubre de 1941, a las 11:30 de la mañana, los miembros del Congreso Nacional se reunieron en la Cámara de Diputados para escuchar el mensaje del entonces Jefe del Poder Ejecutivo, Rafael Leonidas Trujillo, al momento de depositar el anteproyecto de ley destinado a la creación de lo que sería el Banco de Reservas de la República Dominicana. 

La institución bancaria estaría destinada a sostener el futuro de la independencia y seguridad económica, pues había llegado el momento de organizar racionalmente la economía dominicana. En tal sentido, se procuró dar orientación y flexibilidad al ahorro, al crédito y a las inversiones dominicanas; promover y estabilizar el comercio y el canje de servicios internacionales; así como fortalecer la iniciativa particular, alentando la creación de empresas que diversificaran y vigorizaran la producción. 

El Consejo de Directores, que sesionó por primera vez el 25 de octubre de 1941, estuvo integrado por los dominicanos Virgilio Álvarez Pina, como presidente del Consejo y quien para entonces era Secretario del Tesoro y Comercio; y Pedro R. Espaillat, hasta el momento Gerente de la Casa Espaillat, quien asumió como Vicepresidente. 

El capital original del Banreservas fue de un millón de pesos (RD$1,000,000), que sería pagado por el Estado. Quedó establecido que el suscrito fuera de quinientos mil pesos (RD$500,000.00). Las primeras oficinas estuvieron localizadas en Santo Domingo, Santiago, La Vega, Puerto Plata, Barahona y San Pedro de Macorís. 

Poco a poco el banco fue ampliando su presencia a toda la República, identificándose con las aspiraciones de cada comunidad y haciendo suyos los proyectos de desarrollo en todos los órdenes. Banreservas fue creciendo al unísono con el país, como hoy lo demuestran con elocuencia sus más de 250 oficinas, que cuentan con un personal cada vez más comprometido, respaldado por la más avanzada tecnología de la banca.

Ley Orgánica No. 586

La ley orgánica constitutiva del Banco de Reservas de la República Dominicana estipulaba su naturaleza de entidad bancaria de carácter autónomo, con patrimonio propio. El Banco quedaría constituido tan pronto se designase su Consejo de Directores y se depositara la declaración al secretario de Estado del Tesoro y Comercio. Se dejaba constancia de la emisión de vales certificados de tesorería depositados en la Secretaría de Estado del Tesoro y Comercio. 

El capital del Banco, ascendente a un millón de dólares, era suscrito por el Estado, cuya propiedad se certificaba en títulos de acciones depositados también en la Secretaría del Tesoro y Comercio. El capital suscrito y pagado se fijaba en medio millón, mediante emisión de vales de tesorería por 600,000 mil dólares, realizada por el presidente de la República, que también quedaba facultado para hacer otra emisión de 600,000 dólares. El Banco recibía acciones por 500,000 pesos a cambio de esos vales. El Consejo de Directores quedaba facultado para solicitar al Estado el pago de acciones adicionales. Esa instancia de dirección quedaba autorizada a elevar el capital en otro millón de dólares. 

Los vales serían saldados en el plazo de cinco años, con 5% de interés anual, a cargo de las utilidades del Banco y aportes del Gobierno, de ser necesarios. En la Ley de Gastos Públicos se incluía una suma anual, como garantía por parte del Estado, a la que se agregaría el 75% de las utilidades de la entidad. El restante 25% se destinaba a un fondo de reservas que podía llegar al 50 % del capital pagado, y ser incrementado por el Consejo de Directores hasta completar la totalidad del capital suscrito. 

La ley dispuso que únicamente se transferirían utilidades al Gobierno cuando los vales de tesorería por 1.2 millones de dólares estuviesen completamente amortizados y el fondo de reservas alcanzase el 50% del capital pagado. En caso de que el fondo de reservas resultara equivalente al capital suscrito, la entrega de dividendos pasaría a ser obligatoria.

El Banco Central y la conclusión del sistema financiero nacional

Tras las creaciones del Banco de Reservas y del Banco Agrícola, el régimen continuó sintiendo la necesidad de una tercera instancia, la de un banco central emisor. Aunque el país podía endeudarse, la creación de la moneda fiduciaria planteaba implicaciones que podían considerarse contradictorias con el compromiso de pago de los bonos de 1922-1926 todavía no saldados. 

Con los excedentes que se obtuvieron en los últimos años de la guerra, además de cubrir cómodamente los intereses, se pudo redimir una porción de los bonos de la deuda externa. Sin embargo, el propósito de adquirir paquetes considerables de esos bonos se estrelló contra la resistencia de los tenedores, que encontraban aceptable la rentabilidad. El asunto se dejó tranquilo en aras de las buenas relaciones con Estados Unidos. El régimen varió esa actitud inmediatamente concluyó el conflicto bélico, y se dispuso a saldar la totalidad de la deuda, dado que lo consideraba consustancial con la proyectada fundación de un banco central de emisión.

Los primeros administradores dominicanos

El primer dominicano designado como administrador general fue Juan Rafael Pacheco. No había tenido vínculos laborales con el Banco de Reservas, pero se le consideraba un entendido en asuntos financieros, al tiempo que excelente administrador y abogado. La duración de sugestión fue breve. En definitiva, al parecer, el régimen deseaba que el puesto fuera ocupado por veteranos del propio Banco, por cuanto concedía importancia al éxito de su desempeño. Parece que hubo un período de pruebas, ya que después de 1952 se sucedieron administradores generales efímeros. A Pacheco lo sustituyó pocos meses después Fidel Méndez Núñez, quien fue relevado por Federico de Marchena, también con un período breve.

Esta rotación indica que los administradores eran puestos a una prueba que algunos no lograban pasar con éxito. Todos ya ostentaban altas posiciones en la administración pública y las seguirían desempeñando, por lo que llama la atención la brevedad de sus gestiones.

El contexto posterior a la dictadura

En el período histórico iniciado en 1962, tras la pérdida del poder por los remanentes de la dictadura, el sistema bancario experimentó variaciones importantes. Cesó el sistema monopólico característico del régimen de Trujillo y los actores económicos se encontraron en un medio de libre desenvolvimiento en el mercado. La transformación del Estado comportó la participación política de los sectores urbanos que enarbolaban demandas de corte social y económico. Se elevaron los salarios y se mejoraron las condiciones de vida de estratos importantes de la sociedad. La economía entró en fase de recuperación, aunque no creció de manera acusada a causa de la inestabilidad política y las deficiencias en la gestión de los asuntos públicos por parte de grupos dirigentes tradicionales que habían sido afectados por el afán centralizador de Trujillo.

La nueva ley orgánica

El Poder Ejecutivo colegiado, denominado Consejo de Estado, instituido tras la salida del país de la familia Trujillo, consideró necesario modificar aspectos de la ley orgánica del Banco de Reservas. El 17 de diciembre de 1962, los integrantes de ese organismo, presidido por Rafael F. Bonnelly, promulgaron la Ley Orgánica del Banco de Reservas de la República, No. 6133. No fue una medida aislada, puesto que se produjeron cambios importantes en materia legislativa. Aunque no se tiene constancia expresa, la nueva ley debió ser objeto de deliberaciones al menos en el Consejo de Directores y la Junta Monetaria. El Banco de Reservas tenía que ponerse a tono con el libre mercado y el inicio de una competencia real, que imponían la reformulación de sus criterios operacionales. Algunos aspectos de la ley original no cambiaron, pero otros sí.

Nuevas administraciones tras los 12 Años

Aunque la estructura del Banco no experimentó variaciones sustanciales después de 1978, el cambio de gobierno, que abrió una época en el sentido del establecimiento de un sistema político más pautado por principios democráticos, posibilitó que en la institución se introdujeran ingredientes novedosos, como saneamientos puntuales y reformulaciones de orientaciones prácticas. Por razones no del todo esclarecidas (o que no quedaron consignadas en documentos), Petit fue destituido escasos meses antes del ascenso a la presidencia de Antonio Guzmán en agosto de 1978. En su lugar fue designado interinamente José Rafael Estévez. El entrante presidente Guzmán decidió confiar la conducción al ingeniero Fernando Periche Vidal, quien se había destacado por sus innovadoras contribuciones, sobre todo en el Centro Dominicano de Promoción de Exportaciones (CEDOPEX).

Un período de transición

El tercer período de veinte años de existencia del Banco de Reservas puede catalogarse como de transición. En 1982, cuando se produjo el ascenso a la presidencia de Salvador Jorge Blanco y la designación de un nuevo administrador, la institución seguía reproduciéndose con parámetros básicos, no obstante algunos esbozos de modernización tecnológica. El patrón, en lo fundamental, se mantuvo inalterado durante algunos años, aunque en los administradores comenzó a surgir la necesidad de mayor integración con el sector privado y la consecución de nuevas modalidades operativas. En torno a estos y otros puntos se fue gestando en el seno de la institución una corriente de opinión. Paralelamente, la llegada de una generación de administradores y personal directivo no salidos de las filas del Banco con una mayor preparación profesional, al igual que un personal técnico más calificado, contribuyeron a detonar los cambios.

Dos administradores provenientes del Banco Central

No hay información alguna sobre por qué Joaquín Balaguer decidió sustituir a Javier Castillo y designar a Héctor Valdez Albizu iniciándose el año 1993. Valdez Albizu era un funcionario con mucha experiencia en el Banco Central, cuyas dotes debieron llamar la atención del presidente de la República. 

Llegó acompañado de unos pocos técnicos de la institución de origen, tal vez los estrictamente necesarios para acometer confiadamente su labor. Parte de su exitoso desempeño se debió a su decisión de sustentarse en los valiosos recursos humanos presentes en el Banco de Reservas, que era una institución robusta. 

Esta gestión encontró un panorama auspicioso en la economía. El PIB había crecido 7.6% en 1992 y lo hizo en 6.2% al año siguiente, y la inflación de los años anteriores ya había sido controlada. Se comenzó a implementar el cumplimiento de las Normas Prudenciales, prolegómenos de la elaboración de un Código Monetario Financiero que debía introducir variadas reformas en el sistema.

Surgimiento del Grupo Banreservas

Ante el cúmulo de nuevas oportunidades de negocios gracias al sistema de banca múltiple, en coincidencia con una fase de expansión económica y, dentro de ella, del sector servicios, se decidió la creación de un grupo de empresas filiales que recibió la denominación de Grupo Banreservas. Se perseguía superar la limitación de las operaciones a la recepción de depósitos, la concesión de préstamos y otros negocios tradicionales, aunque ya habían surgido y estaban en auge algunas actividades novedosas, como las tarjetas de crédito. Se planteó, pues, la conveniencia de incursionar en operaciones bursátiles, remesas internacionales, desarrollo inmobiliarios y seguros.

Con tal fin, se invitó a entidades estatales autónomas, como el Banco Agrícola y el Banco Nacional de la Vivienda, para que participaran en la capitalización de las nuevas empresas, y algunas aceptaron. Se fundaron dos estructuras propietarias de las acciones de las compañías filiales: Tenedora Banreservas y el Grupo Financiero Banreservas. 

Voluntariado, club y atención a la empleomanía

El Voluntariado del Banco de Reservas cobró importancia desde los años finales del siglo XX. Se conformó para crear un espacio de participación a las esposas de los funcionarios y al personal femenino que deseara contribuir con programas sociales. Desde inicios de siglo fue orientándose hacia actividades como apadrinamiento de escuelas, operativos médicos y jornadas de reforestación. También gestionó apoyos a sectores necesitados, como en 2007 a los damnificados de los fenómenos atmosféricos Olga y Noel.

Balance del último año Banreservas

“Quizá la nota distintiva más acusada de la política presente reside en el apoyo multilateral al turismo, bajo el criterio de que su recuperación constituye la clave para el retorno al crecimiento económico. Sobre la base de incrementos de créditos se logró un balance positivo para el sector de 17,504 millones de pesos. Para reforzar la participación de la institución en los planes gubernamentales, se puso en práctica el Plan de Asistencia Turismo Seguro, consistente en un seguro gratuito a los turistas. Siguiendo los planes del Gobierno, el Banco ha impulsado proyectos de emprendimiento turístico de mediano y gran alcance, encaminados a la reapertura de hoteles, la fundación de otros y a proyectos inmobiliarios orientados a la segunda residencia de dominicanos y nacionales de otros países. En relación con las magnitudes de recursos manejadas por el Banco, se sostuvo el criterio de priorizar préstamos considerables a instituciones hoteleras, por lo general internacionales, capaces de aportar sumas elevadas de contrapartida de inversión.

El proyecto de mayor envergadura apoyado por el Banco fue el de la cadena mexicana Original Group, con el hotel Temptation Miches, planeado para 496 habitaciones. Esto se acogió como señal de la confianza de las corporaciones internacionales en cuanto a agrandar sus negocios de turismo en el país. El Banco de Reservas aportó 84 millones de dólares de los 139 millones de costo total del proyecto. Otro de similar relevancia fue el de St. Regis Hotels & Resorts en Cap Cana, concebido para 200 habitaciones y 67 residencias, en el cual el Banco aprobó financiamiento de 90 millones sobre un total de 217. En ese año se comenzaban a evauar unos quince proyectos concebidos para iniciarse en breve plazo.

Se siguió participando en eventos internacionales, a pesar de las condiciones adversas de pandemia, como FITUR en Madrid. Además, se siguió apoyando eventos relacionados al turismo en los polos dedicados a esa actividad.

Además del turismo, continuaron las líneas predefinidas de apoyo a las pymes con desembolsos de 9,856 millones en 15,136 créditos, bajo la consideración de que son los mayores empleadores del país. Se celebró una feria dedicada a dotar a unas tres mil empresas de ese tipo del capital necesario para continuar sus operaciones en medio de la pandemia.

Significativo ha sido también el incremento de los créditos a las empresas de zonas francas. Sus operaciones pasaron de 1,556 millones de dólares en el tercer trimestre de 2019 a 1,622 millones en el mismo período del año siguiente.

Se han mantenido los préstamos inmobiliarios. La Feria Hipotecaria ExpoHogar benefició a unas 2,750 familias con créditos por más de 6,900 millones, cifra considerable en relación con el total del año para ese renglón, que fue de 9,860 millones. En esta edición de la feria, la tasas de interés bajaron desde 7% y se aumentaron los plazos hasta veinte años.

Además, se preservó la medida de apoyar la adquisición de vehículos en la feria de 2020, en la que se desembolsaron 5,176 millones correspondientes a más de 8,000 solicitudes.

En conclusión, aumentaron los aportes a los sectores prioritarios y a otros. Por ejemplo, los préstamos dirigidos a hoteles y restaurantes aumentaron en 6.3%; los dirigidos a otras actividades no especificadas, donde se concentran los préstamos de consumo y para adquisición de viviendas, en 15.4%; en préstamos inmobiliarios a hogares, 21.5%; a actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler en 19.3.%. Sobresalió con mucho la contribución a la enseñanza, a través de financiamientos los programas del Ministerio de Educación, que pasó de 283 millones a 2,651.

Además de las mencionadas cuatro áreas, también siguió el ya añejo programa de pignoración de arroz, con la erogación de 3,705 millones.

No obstante el bajo porcentaje de créditos al Estado y de las condiciones difíciles del año, el Banco de Reservas respaldó actividades gubernamentales con vistas a cubrir compromisos de corto plazo y sostener la liquidez necesaria. A la Tesorería Nacional se le otorgaron préstamos por 31,000 millones de pesos y 100 millones de dólares entre agosto y septiembre, y al Ministerio de Hacienda 1,500 millones, en parte para terminar proyectos turísticos. En el mismo orden se ayudó a manejar el déficit operativo del sector eléctrico, con desembolsos de 13,409 millones de pesos y 150 millones de dólares a las empresas distribuidoras. Al Banco Agrícola se le otorgaron desembolsos por 3,290 millones para su recolocación. A la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET) se le abrió una línea de crédito de 8 millones de dólares para la compra de vagones del Metro. Y se emplearon 347 millones en el Fideicomiso Red Vial.

Por último, el Banco de Reservas procesó nóminas por unos 100,000 millones de pesos en las ayudas extraordinarias del Gobierno: Fase I, Fase II, Quédate en Casa y Pa’ Ti.

Las compulsiones generadas por la epidemia acrecentaron el uso de la tecnología en la relación con la población. Se ha reiterado los esfuerzos en la materia desde finales del siglo XX, pero en la situación actual se puso énfasis en el renglón denominado «canales alternos». Las transacciones a través de ellos casi se duplicaron entre 2017 y 2020, al pasar de 64.1 millones a 113.5. Se hizo un esfuerzo por consolidar cada uno de esos canales, existentes desde por lo menos 2017, entre los cuales sobresalen ATM Retiro, ATM Depósito, POS TD, Tu B@anco, SABs, *960, IBR Tepago, Agi- lizador. Es llamativo que mientras las operaciones en caja crecían entre 2017 y 2019, aunque con lentitud, experimentasen una caída sustancial en 2020, al pasar de 55.9 millones a 44.3 millones.

La App Banreservas siguió creciendo. Tuvo descargas de más de 2.5 millones y transacciones por 19.5 millones. El canal de tecnología móvil para consultas y transacciones de manera gratuita, sin gastos de Internet, *960, llegó a 33 millones de consultas y 1.9 millones de tran- sacciones. Para hacer frente a esta demanda creciente de automatización, se han implementado programas como el de Robotización de Procesos, para la reducción de errores, y otro de Menos Papel, dirigido a digitalizar toda la documentación. En 2020 cesaron de imprimirse los estados de cuenta corriente y de tarjetas.

A inicios de ese año, solamente el 23% de los empleados tenía acceso a herramientas para el trabajo remoto, proporción que se situó en 70% en el mes de septiembre. Bajo la presión de la epidemia y a partir de las concepciones en las instancias gerenciales de la institución, se ha estado asistiendo a un nuevo capítulo de transformación tecnológica.

La actual administración ha potenciado la cultura organizacional, siguiendo tendencias internacionales. En ese sentido, se han realizado encuestas y estudios para conocer las percepciones de la empleomanía y la clientela, con vistas a hacer más eficiente al personal sobre la base del entusiasmo y la motivación. Se elaboraron 31 planes que tuvieron un elevado índice de cumplimiento a lo largo del año. Y se siguió atendiendo al bienestar laboral, en consonancia con la vocación de la institución de mejorar la calidad de vida de su gente.

Este programa estaba sustentado en la evaluación por competencias, ideado para mejorar la capacitación del personal. Se desplegaron nuevos programas de formación a varios miles de sus servidores. También se efectuaron eventos y cursos de manera virtual, algunos dirigidos a grupos particulares, como los cajeros. Se ha apoyado la realización de estudios especializados, incluso del nivel superior, como maestrías. El reclutamiento de nuevo personal ha estado pau- tado por el talento y la capacidad de adaptación tecnológica.

Las firmas evaluadoras sostuvieron la calificación del Banco. La Fitch Rating la mantuvo en el largo plazo en AA+(dom) y la de corto plazo en FI+. La institución siguió recibiendo menciones muy favorables de revistas prestigiosas, como Latin Finance, Global Finance y World Finance. Esta última concedió el premio al mejor grupo bancario y mejor banco comercial del país.

Los criterios del administrador general Pereyra dieron lugar a una modificación del organigrama. Si bien no se ha dispuesto de un documento al respecto, la nomenclatura de los principales funcionarios muestra una reformulación de las líneas de mando y de agrupamiento de las tareas en algunas áreas. Por una parte, se han definido tres subadministradores: Administrativo, de Negocios y de Empresas Subsidiarias. Se establecieron también los siguientes directores generales senior:

– Capital Humano.

– Procesos, Tecnologías y Operaciones.

– Planificación, Finanzas e Inteligencia Comercial. – Riesgos, Cumplimiento y Gobierno Corporativo. – Negocios Gubernamentales.

– Negocios Corporativos”.

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