Cada día vemos una gran proliferación de sistemas de luces con bombillas LED, xenón, y hasta láser (este último muy limitado y todavía como prototipo).
Sin embargo, todavía gran parte de esta tecnología no se encuentra disponible de manera estándar para todos los modelos del mercado a los cuales podamos acceder (incluyendo nuevos), quedando estas unidades tradicionales limitadas al sistema convencional de luces incandescentes a base de gas halógeno que se viene utilizando en la industria automotriz desde hace varias décadas y que, naturalmente, obedece a una gran confiabilidad y facilidad en lo que respecta a conseguir reemplazos casi en cualquier parte.
No obstante lo anterior, las bombillas incandescentes de halógeno, si bien es cierto que son bien confiables, no menos cierto es el hecho de que hoy día resultan ser bastante limitadas en lo que respecta a dar como resultado un tipo de iluminación que nos “aclare el camino” lo más que se pueda para darnos una sensación de transitar en la noche como si fuese de día.
Esta situación ha causado que históricamente en algunos modelos (hace algunos años) gran parte de los usuarios se auxiliaran en faroles adicionales colocados al frente para mejorar la visibilidad (hoy día prohibido por ley en las ciudades).
Afortunadamente, desde hace un buen tiempo tenemos a nuestra disposición diferentes opciones que nos permiten mejorar el sistema de iluminación frontal de nuestro vehículo, sin que esto represente modificaciones complejas que vayan en perjuicio del mismo. Esto tomando en consideración la elevada oferta existente en diversas tiendas de accesorios automotrices para el reemplazo del sistema de iluminación de fábrica por tecnología xenón o LED. Sin embargo, hay algunos aspectos que debemos conocer antes de realizar este proceso partiendo de nuestras necesidades de iluminación como resultado del tipo de uso que demos a nuestro vehículo.
Antes de hacer esta inversión, la cual repercute en nuestra seguridad, debemos conocer las particularidades de cada uno de estos sistemas, como por ejemplo, si empezamos con la bombilla LED (la más moderna de todas), esta resulta ser una excelente bombilla para expansión de luz (a campo corto), pero su principal limitante es la profundidad de campo, es decir que se pierde en la distancia. Por eso es un sistema muy funcional en las ciudades y en aplicaciones tales como todo terrenos, que ciertamente ejecuten esta función en las noches por senderos sin caminos que requieran de ver todo el detalle de lo que se encuentre a corta distancia bien claro.
Ahora bien, si el uso que damos a nuestro vehículo es de carreteras, debemos apoyarnos en sistemas que nos permitan un nivel mayor de profundidad visual, para lo cual la bombilla de xenón es una de las más adecuadas, permitiendo una buena iluminación a la distancia.
De todas maneras, y para concluir, regularmente recomiendo (en los vehículos que los permitan) la utilización de los tres sistemas simultáneamente, es decir, luz baja xenón, luces antiniebla (las que van en el bumper) LED y la luz alta de halógeno… sí, halógeno, ya que aunque durante los años han sido eclipsados por las bombillas más modernas, no hay ninguna otra que proyecte mejor a la distancia, aun con sus limitaciones previamente indicadas.
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