La oferta es extensa, es por ello que la calidad, el desarrollo y la sostenibilidad del sector es un reto importante.
Imaginemos que somos un pequeño pez en la inmensidad del océano, el cual forma parte de un cardumen. Formamos grupos con aquellos iguales o parecidos y que comparten nuestros valores, creencias y gustos. Allí nos sentimos seguros, pues el efecto multiplicador de miles de nosotros forma una barrera que mantiene lejos los peligros, incluso a la mayoría de depredadores. Nos rodeamos de aquellos a los que necesitamos o queremos tener cerca para vivir.
Somos sólo un pequeño pez entre miles o quizá millones y no le damos la importancia necesaria a nuestras pequeñas acciones cotidianas.
Si arrojo la basura al piso, no pasa nada… es una basurita al fin…
Si dejo la luz encendida, no pasa nada… es una lucecita al fin…
Si dejo la llave abierta o goteando, no pasa nada… son gotas, el agua es barata…
Lo que no tomamos en cuenta es el efecto “cardumen”… no soy sólo yo… somos 8 mil millones de personas en el Planeta Tierra, de las cuales, casi 11 millones vivimos en República Dominicana. El impacto de esas pequeñas acciones cotidianas suman o restan, para bien o para mal.
Nos hemos puesto a pensar, ¿cuantos estarán haciendo lo mismo que yo en este momento, acá en el país, o quizá al otro lado del mundo?
¿Sabía usted que el vertedero de Duquesa está en ranking mundial entre los 50 vertederos más grandes del mundo? En este sitio se depositan diariamente casi 4 mil toneladas de desechos domiciliarios y peligrosos sin ningún tratamiento ni control. Y el reciclaje informal que se realiza allí, en condiciones infrahumanas, recupera menos del 3% de los materiales valorizables que se encuentran en la basura. El consumismo nos ha llevado a vivir una vida desechable… todo lo que usamos termina en la basura. Y lo que es peor, la huella ecológica de esas acciones perdurará siglos después de que hayamos partido de este mundo.
La solución parece sencilla, pero el reto es grande. Hay que reaprender y crear una nueva conciencia ambiental. No podemos permitirnos seguir causando daño, ignorando que nada pasa y que todo puede seguir igual.
La mejor basura es la que no se genera. Pensemos antes de comprar si realmente necesitamos ese artículo, y si es así, ¿qué haremos con él cuando ya lo necesitemos? Acá es cuando las acciones de reutilización y reciclaje toman valor.
Lo mismo pasa con la electricidad, vivimos en un país con una demanda no cubierta. No todos tienen acceso por igual y el servicio no es continuo para todos. El hecho de ser más concientes y ecoeficientes tiene aún más sentido. Apagar las luces innecesarias, utilizar iluminación LED, adquirir equipos y electrodomésticos de bajo consumo, son pequeñas acciones que suman al ahorro energético.
Respecto al recurso agua, toma especial importancia en verano, cuando parte de la población sufre la escasez de este líquido vital e importante para nuestro día a día. Pero no nos importa lavar la marquesina, las aceras o el carro todos los días, o dejar goteando la llave. El agua que gastemos innecesariamente hoy, nos faltará mañana.
El efecto “cardumen” suma o resta, nuestras pequeñas acciones cuentan y pueden tener un impacto ambiental positivo en nuestro entorno.
Albert Einstein (1879-1955) dijo: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.
La voluntad de querer hacer las cosas bien, de generar un cambio, de tener un mundo mejor para mí y para los que están a mi alrededor. Y esto es posible a través de pequeñas acciones, de cambios de hábitos y de crear conciencia ambiental, que con el efecto multiplicador, como el cardumen, generarán impactos positivos en nuestro entorno.
Vamos a contribuir, de manera pequeña o grande, pero constante, para tener un mundo mejor para todos.
Forma de pago: transferencia o depósito en el banco BHD León a la cuenta 27190380011