Desde hace más de 20 años, el mundo corporativo cuenta con los criterios ESG que por sus siglas en ingles se refieren a los factores ambientales, sociales y de gobernanza que se tienen en cuenta a la hora de invertir en una empresa.
Estos criterios se han convertido en la referencia de la inversión socialmente responsable y han cambiado las reglas del juego en la forma de hacer negocios y muy especialmente en cuanto a la construcción de reputación ya que los ESG apuntan de manera directa hacia la sostenibilidad y muestran un cambio en la conducta tanto de los inversionistas como de los consumidores quienes hoy dan una mayor valoración a los activos intangibles.
La reputación se construye en el tiempo. De haber contado con los ESG y mejores criterios de sostenibilidad desde la Segunda Revolución Industrial, además de avances tecnológicos y científicos el mundo contaría con industrias con menor pasivo o sin pasivo reputacional.
El modelo industrial de ayer necesitaba de los modelos de sostenibilidad con los que cuenta hoy.
Los sectores industriales se han adaptado poniendo en marcha un conjunto de buenas prácticas que contribuyan a mantener en positivo sus activos incluyendo el reputacional. Algunas empresas lo han logrado en periodos relativamente cortos y hoy cuentan con una alta aceptación. Otros sectores, como es el caso del sector minero, a pesar de operar en la actualidad bajo un modelo de minería responsable sustentado en los criterios ESG y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, continúan librando el camino para ello.
Al establecimiento de un modelo claro de gobernanza corporativa y a una sólida estrategia de sostenibilidad empresarial se suman cuantiosas inversiones en nuevas tecnologías para controlar el impacto ambiental de sus actividades, el cuidado de aspectos críticos como la protección de las fuentes acuíferas, la reducción de la huella de carbono, el cuidado y protección de la biodiversidad además de programas sociales auto gestionables para mejorar la calidad de vida de las comunidades cercanas.
A pesar de todos estos esfuerzos, la minería acumula un pasivo importante en su reputación y ante los ojos incrédulos de algunos, sigue estando allá, en el inicio de la segunda Revolución Industrial.
El pasivo reputacional histórico no tiene que ser permanente. Los inversionistas lo han entendido y han apostado a ello. La minería es un claro propulsor del crecimiento económico y social a largo y mediano plazo. Es además una industria que al integrar la sostenibilidad como eje fundamental del modelo de negocio puede dejar un legado positivo más allá de las generaciones que hoy no lo reconocen.
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