Probablemente, en algún momento de nuestras vidas, todos hemos sentido esa ansiedad o nerviosismo que se genera a la hora de exponernos frente a un público, o al sentirnos juzgados por lo que vamos a hacer o a decir. El miedo a hablar en público, o “miedo escénico”, es una forma de ansiedad frecuente, que puede llegar a convertirse en un obstáculo para nuestro desarrollo, sobre todo si se es profesional de la comunicación.
En el caso del gestor de la comunicación corporativa, erróneamente suele asumirse que las habilidades de esta profesión están estrechamente ligadas a la destreza del manejo de la palabra y dominio del escenario y esto, en muchos casos, no suele ser así. El componente estratégico de la acción de comunicar, de la persona o entidad, deberá ser siempre la base de la gestión y no así la habilidad de una persona con el micrófono.
Existen muchos profesionales de la comunicación que desempeñan esta profesión exitosamente, aun con este desafío personal. Sin embargo, sí es cierto que puede llegar a ser un reto, si debido a esta ansiedad, se evitan las situaciones en las que tienen que hablar en público, llegando a afectar el objetivo principal, que es transmitir efectivamente el mensaje.
Por esta razón, quiero compartir algunas recomendaciones que me han servido en mi experiencia para comunicar de manera efectiva, y que pueden resultar de utilidad para mitigar los efectos del “Miedo escénico”.
1.- La preparación es esencial
Por mucha destreza que alguien tenga a la hora de hablar en público, la formación general, en relación con el tema que se va a tratar, es fundamental. Esto incluye tomar en cuenta elementos tan importantes, como el tipo de audiencia, lugar, mensajes, tiempo que se dispondrá, etc.
2.- Convicción personal
La falta de convicción propia, en lo que uno o una está comunicando, es fácilmente perceptible y genera desconfianza en la audiencia y en nosotros mismos. Creer en lo que decimos es esencial para lograr que los demás también lo hagan.
3.- Hablar con emoción
Cuando lo que decimos, de algún modo, se vincula a nosotros emocionalmente, será mucho más fácil superar cualquier aprehensión y conectar con la audiencia. Si logramos interiorizar el mensaje hasta de emocionarnos al compartirlo, transmitiremos esa emoción a quienes estén escuchando.
4.- Mantener la calma en todo momento
Debemos estar conscientes de que hay muchas posibilidades de que gran parte de la intervención no salga como lo hemos previsto, y esto también debemos tomarlo en cuenta en nuestra preparación. De este modo, nos aseguramos de gestionar nuestras emociones adecuadamente y de mitigar los riesgos de la espontaneidad.
5.- Normalizar el error
Nada mejor para fortalecer nuestras habilidades que aprender de los errores. Evitar autoflagelarnos, innecesariamente, nos asegura que mantengamos la calma frente a una eventualidad. Como humanos, siempre tendremos espacio para el error. Estar conscientes de que esto no debe definir el resultado final, nos ayudará a salir airosos del impase sin mayores consecuencias.
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