¿Está en juego el buen periodismo ante los contenidos de las redes?

Guiados por parámetros mercadológicos y la ley suprema del marketing, que postula que en la vida actual el mercado ha impuesto como requisito indispensable para el éxito comercial y la competitividad, que ya no se puede vender lo que se produce sino producir lo que puede ser objeto de demanda, la aplicación de este precepto al periodismo plantea grandes dudas e interrogantes.

Aunque los medios son también negocios que para su sostenibilidad deben ser autosuficientes y también rentables, a fin de evitar quedar desfasados ante los cambiantes requerimientos de la tecnología, algunos tratadistas han advertido que para preservar al buen periodismo de esta oleada de presentar la información como simple espectáculo, se hace necesario proteger la esencia ética de servicio a la verdad, el bien común y las causas de provecho colectivo.

Aunque muy bien fundamentados, planteamientos de este tipo a veces son recibidos con ciertos reparos y hasta descalificaciones, sobre todo cuando provienen de personas ajenas al ejercicio de profesionales del periodismo, y el resquemor es aún mayor cuando se dan por aludidos los llamados comunicadores, por la peregrina e infundada idea que vasta hablar por un medio para pensar que se adquiere de ese modo la condición de auténtico periodista.

La médula y distintas ramificaciones de este apasionante debate, que debe ser objeto de atención por parte de quienes aman y defienden un periodismo veraz y responsable, fueron tratadas con palabras y ejemplos muy ilustrativos por el obispo misionero español Cecilio Raúl Berzosa Martínez, en la homilía pronunciada en la iglesia Paz y Bien del Centro de los Héroes, en ocasión del Día del Periodista.

Para los asistentes al oficio religioso, fue recibida como agradable sorpresa la información dada por Berzosa Martínez de que se sentía muy identificado con la celebración, en vista que además de sacerdote, es periodista titulado, que ha trabajado durante años en este oficio.

El prelado recomendó algunas provechosas claves para participar en la actual dinámica comunicacional e informativa sin descuidar la búsqueda y ejercicio de un periodismo creíble y de verdadero servicio social.

Entre esos puntos destacó que actualmente “prima el transmitir emociones efímeras, y no tanto contenidos de fondo porque se está en la era del consumidor que lee menos de cien caracteres”.

Asimismo, señaló que en “esta época de la postverdad, somos deudores y estamos hipotecados y condicionados por el parámetro del número de seguidores, con el agravante del dudoso criterio me gusta/no me gusta”.

Otro concepto planteado por Berzosa Martínez, es que “las redes alimentan el big-data, o gran hermano, que, al controlar, en tiempo real, el gusto y las preferencias de los destinatarios, produce y distribuye muchas veces, en el mundo de la comunicación, tan solo lo políticamente correcto de la cultura hegemónica con pretensiones de ser la única”.

El prelado dejó en la mente de los periodistas muchos aspectos interesantes que merecen ser analizados y ponderados en toda su compleja proyección.