Hablemos de plásticos… Mira a tu alrededor, ¿ves el plástico?

El plástico es práctico y barato y forma parte esencial de nuestro estilo de vida. Es difícil cuantificar la dependencia que tenemos y entender la magnitud ligada a su uso. Está presente en muchos objetos de uso cotidiano: ropa, calzado, juguetes, electrónicos, utensilios, fundas, botellas, mobiliario, objetos de higiene personal. 

Las mismas cualidades que hacen de él un producto adaptable y duradero también lo convierte en un problema debido a la dificultad para reducir su consumo y reciclarlo. 

¿Qué pasa cuando nuestra cultura de consumo ya no necesita esos objetos? Lamentablemente, la mayoría de esos objetos acaban como basura. 

Actualmente se producen más de 350 millones de toneladas por año de residuos plásticos, y se estima que en 2020 alcanzará los 500 millones, es decir, cada persona tendrá un consumo promedio anual de 65 kilogramos de plástico, esto es un 900% más que los niveles de 1980. Si no se toman medidas el consumo seguirá creciendo. 

En el mundo se consumen más de un millón de fundas plásticas por minuto, y la vida útil es de minutos o horas, tal vez lo que tarda un viaje del supermercado a la casa. Pero el tiempo que tardará esa funda en degradarse y el impacto negativo que generará se puede contar en siglos. 

El plástico dura más de 500 años en degradarse, emitiendo contaminantes al medioambiente y modificando nuestro sistema hormonal debido su introducción a la cadena alimenticia y a los aditivos tóxicos con los que se elabora, como los ftalatos y bisfenol A (BPA) presentes en envases, recipientes y botellas. Este tipo de aditivos están asociados a problemas de fertilidad, mutaciones genéticas y aumenta el riesgo de algunos tipos de cáncer. 

Algunos datos alarmantes

Cada hora se vierten al mar casi 500,000 kilos de plásticos en todo el mundo. 

El plástico provoca anualmente la muerte de más de un millón de aves y de cien mil mamíferos marinos, tortugas y gran cantidad de peces, principalmente por ingestión. 

Por cada kilómetro cuadrado de océano, flotan en promedio 18,000 piezas de plástico. Este plástico, debido al calor y la luz solar se fragmenta en macropartículas, que entran a nuestra cadena alimenticia a través de los productos del mar, como peces y mariscos. En un estudio realizado, se encontró que el agua de mar contenía 6 veces más plástico que plancton, que es el primer eslabón de la cadena alimenticia. 

El plástico tiene un potencial energético importante por ser un derivado de petróleo, pero se desperdicia y termina en la basura. Con la cantidad de petróleo necesaria para fabricar una funda plástica, un carro recorre 115 metros. 

Aún hay esperanza, ya que la biotecnología ha elaborado nuevos materiales, tales como los bioplásticos, elaborados a partir de plantas , o los plásticos biodegradables, que a través de la acción de microorganismos se descomponen en dióxido de carbono y agua. 

Si todavía estás buscando una razón para adoptar un estilo de vida más saludable y al mismo tiempo contribuir con el medioambiente, ésta es una buena razón para disminuir o evitar el plástico tanto como sea posible: 

Utiliza fundas de papel, plástico reciclado o tela, que pueda reutilizar una y otra vez.

Adquiere un termo o envase reutilizable que sustituya el uso y consumo de botellas de agua. Asegúrate que sea de aluminio, vidrio o de plástico libre de BPA.

Almacena la comida en envases de vidrio.

No uses los plásticos en el microondas, aunque digan que son seguros para el microondas.

Evita las bandejas y vasos de foam, sobre todo con líquidos calientes, porque además de bisfenol A (BPA), desprenden poliestireno, un tóxico muy dañino para el organismo. Evita este tipo de material sobre todo para meterlo al microondas y para bebidas calientes.

Si compras plástico, escoge productos que se pueden reutilizar o reciclar, o que estén elaborados con bioplásticos o plástico biodegradable.

Y el consejo más importante: Piensa si en verdad necesitas el producto. Luego Reduce, Reúsa y Recicla.