Keiry Calderón, Enseñando a vivir en bienestar

Keiry Calderón es una mujer que tiene implantado el chip del emprendimiento. Siempre está pensando en proyectos nuevos, y a través de ellos, ayudar a las personas. Después de una ruptura amorosa salió en busca de bienestar, que lo encontró en Puerto Plata, dejando todo atrás en Santo Domingo. Sin embargo, hoy enseña a otros a amarse y vivir feliz con lo que tienen.

En las redes sociales muchos la recuerdan como “la chica del toque de queda”, por un video que grabó en su momento enojada por el horario tan estricto que impuso el Gobierno por la pandemia. En ese momento, era la voz de una emprendedora, desesperada, que quería rescatar a su negocio de la quiebra.

“Un día, me levanto con la primicia de que don Luis Abinader, mi Presi, había dicho que hasta las 12 del día se podía andar en la calle. Y tanto que yo hoy hablo ahora de manejar la frustración, pero yo no manejé nada en ese momento, porque fue demasiada impotencia la que sentí. Entonces, grabé un video, a modo de desahogo, lo subí, y solté el teléfono. Y me llaman y me dicen que me respondió la Primera Dama. Cuando cojo el teléfono y veo ese ‘reguero’ de notificaciones, entendí lo que estaba pasando. Al final del día, llegó tan lejos, porque estábamos todos tan ‘jartos’ de la situación del toque de queda. Ahí me pusieron la ‘Chica del Toque de queda’… (Risas)”.

Pero, ¿quién es Keiry Calderón? Es una mujer de 32 años, Mercadóloga-Administradora, egresada de Intec, con una maestría en Comercio Internacional, realizada en España.

Keiry trabajó en una importante institución bancaria del país, y aunque reconoce que ganaba muy bien, le surgió la idea de emprender y así comenzó su camino con sus emprendimientos y las redes sociales, como una forma de promoverlo.

“Cuando cumplí los 25 años, hice una fiesta para conmemorar la fecha. Me compré un vestido muy caro, sabiendo que me lo iba a poner una sola vez. Después que disfruté mi party, al otro día, estaba sentada en la cama viendo el vestido, y dije: ‘eso no me lo voy a volver a poner y lo sé’. Me surgió mi primera idea de negocio, que es Kiram Exchange, que es un concepto donde las chicas, después también caballeros y niños, llevaban las piezas de vestir que no querían repetir, pero que estaban en muy buenas condiciones y obtenían un crédito, un monto intangible, que les funcionaba para pagar el 50 % de lo que quisieran que estuviera en exhibición en mi espacio”. 

Con ese proyecto, Keiry logró tener cuatro sucursales en la avenida Winston Churchill, en San Isidro, en la Luperón, junto a una socia, y en Santiago. 

“Pasaron muchas cosas, llegó la pandemia, tuve un divorcio; en una de esas sucursales, me estafaron y cerramos. En medio de la pandemia, tuve que cerrar dos sucursales más, y me quedé únicamente con Kiram Churchill. Empecé a procesar todo lo que me estaba pasando: la ruptura, la situación desleal con una amiga, que era como una hermana. Entonces, en retrospección y buscando cómo salía de todo ese caos, decidí un día montarme en una guagua, pero no fue algo que tenía planificado: me levanté un miércoles y dije: ‘esto no puede seguir así, tengo que ver qué es lo que voy a hacer’”. 

Keiry sacó del banco 500 dólares, de los pocos ahorros que le quedaban, y se subió en un autobús rumbo a Puerto Plata. “Yo recuerdo que ese fue el segundo mes que yo no había logrado punto de equilibrio en el negocio, eran pérdidas, que ni siquiera en pandemia me pasó, y me fui a Puerto Plata y ese fue un viaje transformador”. 

En ese momento, estuvo una semana en la Novia del Atlántico, donde conoció al que hoy es el padre de su hija, y donde sin imaginárselo, comenzaría a desarrollar nuevos emprendimientos.

Keiry, en medio de todas estas cosas que estaban pasando en tu vida, comenzaste un podcast. ¿Cuál era la idea de este podcast?

“Yo comencé en YouTube, porque como era socia de mi ex pareja en las tiendas, y tuvimos la ruptura, me sentía con una doble moral si no le contaba a mis chicas qué estaba pasando, porque cuando estábamos bien, yo compartía todo con él. 

Cuando pasaron cuatro meses, que me sentía lista para compartir la historia, abrí un canal de YouTube. Empecé contando mis experiencias y a contar mi proceso, mi divorcio, el negocio, cómo emprender, tips de emprendimiento. 

Más adelante, fue que comencé con el tema del podcast, llamado ‘Más Claro que el Agua Podcast’, en una página más madura, más consciente, viviendo desde el bienestar. Con el podcast, entrevistaba a otras personas influyentes en mi vida, y a nivel social, y ahora estoy haciendo una transición con el nombre nuevo, que es Keiry Calderón The Podcast”.

¿En qué momento te diste cuenta que tenías que ayudar a otras personas a través del bienestar?

“Fue cuando me divorcié, porque fue tan difícil. Más que el sufrimiento por la ruptura amorosa, yo estaba decepcionada con la vida, con lo que había entregado, porque cuando estás en ese proceso, el duelo es por todo lo que dejaste ahí. 

Cuando empecé a sanar un poquito, me sentía con doble moral, porque compartía todo lo bueno, pero tenía que compartir lo malo también. Entonces, siento que esa verdad que conté, sin miedo, luego de que había sanado, fue lo que me dio más empatía con mis mujeres en la comunidad y sé que frente a ellas me mostré más humana. Y uno de los hashtag que estoy usando ahora es #normalizandolonatural, porque es que no debemos contar sólo lo bonito”.

¿En qué consiste el programa que tienes: Cambia el Chip en 30 días?

“Este es un programa bellísimo, que acabo de lanzar en redes sociales. Tiene una plataforma para ir paso a paso dándote diferentes lecciones, acompañándote en retos personales, sociales, alimenticios y de ejercicios. Tu llegas el día uno con tu mindset. El primer día, hablamos del arte de coger y dejar. Básicamente, ejercicios de respiración, bajar los niveles de frustración, agradecer, practicar cosas positivas, que luego se van a ir convirtiendo, a medida que las prácticas, en rutinas y en hábitos. Luego, te introduzco el tema de la alimentación. Durante ciertos tiempos, hago unos retos, quito 100 % los carbohidratos, 100 % la comida procesada, y 100 % la azúcar, y eso me permite sentirme mejor. Como no es sostenible para todo el mundo, ni hacerlo de golpe, ni hacerlo durante mucho tiempo, en este programa preparé con los mismos 30 días una serie de pasos para ir, primero, quitando el azúcar, y después te quito los alimentos procesados. Llega un momento en que estás consumiendo proteínas, grasas saludables y vegetales. Si haces ese proceso durante 21 días, acompañado de retos de ejercicios, no tienes que ir a un gimnasio. La rutina de ejercicios la haces antes de bañarte en una esquina de tu habitación, porque la idea es sentir tu cuerpo. Entonces, ahí incluimos retos personales y sociales”. 

¿En qué consisten los retos personales y sociales?

“Los retos personales son tuyos, tú vas a llevar un blog de notas, vas llevando un diario con ciertas cositas que vamos conversando, porque cada día tiene un tema, y esas tareítas las vas anotando y entiendo que te van permitiendo una retroalimentación y una autoevaluación bonita que uno tiene que hacerse con uno mismo. Ahora, los retos sociales, te sacan de la zona de confort. Tienes que hablarle a amigos del pasado, contactar familiares, salir solo, hacer ejercicio solo, ir al cine solo. El objetivo de hacer actividades en solitario es eliminar la co-dependencia, porque sobre todo las chicas, pensamos que no podemos estar solas, hacer cosas solas, y ahí es donde pasa la parte bonita, que es el amor propio”. 

Keiry Calderón, la influencer

Keiry, ¿qué han representado las redes sociales en tu trabajo?

“Un canal de difusión masivo, económico y factible. Al final del día, las redes tienen un alcance impresionante y el hecho de que nosotros contemos con la herramienta de forma gratuita, todavía sigue siendo mindbloing para mí, porque qué práctico es utilizarlo. Por ejemplo, en mi caso, como una plataforma para la venta de un programa que sé que cambia vidas”.

¿Las redes sociales para ti son un trabajo o son entretenimiento?

“Son como un trabajo. Yo me tomo muy en serio la creación de contenido y lo hago todo. Tengo mi teléfono, tengo las herramientas de edición, tengo mis luces, mis micrófonos, mi estudio, ahora tengo un coworking Space, llamado Lanet Coworking Studio, y dentro tengo el estudio de grabación. 

Trato de crear el contenido como una profesional, a pesar de que no estudié publicidad, me he capacitado un poquito de todo, y soy muy autosuficiente. Todo lo que quiero compartir trato de hacerlo con calidad de audio, calidad de video, y calidad de contenido”.    

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