La Casa de Tarzán, en la ribera de Riosito es un verdadero refugio para aquellos que buscan desconectarse del tráfago cotidiano en medio de un ambiente salvaje y, a la vez, paradisíaco.
Hay muchos lugares en la geo- grafía nacional que se ofrecen a los visitantes nativos y extranjeros como oportunidades únicas para el descanso y disfrute en familia, pero no todos logran reunir las condiciones topográficas y ambientales para un auténtico contacto con una natu- raleza que se mantenga lozana y virgen sin el trastorno que en ocasiones provoca la intervención de la mano del hombre.
En medio de una espesa jungla cubier- ta por una vegetación vigorosa y frondosa que se ha logrado conservar y mantener virtualmente intacta, la Casa de Tarzán, en la ribera de Riosito, afluente del río Bahoruco, en La Ciénega de la región Sur, es un verdadero refugio para aquellos que buscan desconectarse del tráfago cotidiano en medio de un ambiente salvaje y, a la vez, paradisíaco.
El logro de esa apasionante experien- cia de aventura y felicidad se logra de forma plena en una casa enclavada en una especie de selva, como la que habitada el mítico personaje creado por el escritor estadounidense de género fantástico Edgar Rice Burroughs, que lo puso a debutar en una revista en 1912 para luego ser el prota- gonista, de forma novelada, en “Tarzán de los monos”, además de llevarlo a cómics, el cine y la televisión.
A diferencia del mundo ficticio creado por Burroughs, los que visitan esta casa nativa —que apenas se divisa en la entrada por los árboles que la cubren— no tienen que tener las grandes habilidades físicas que poseía Tarzán, ni saltar de una rama a otra ni tampoco enfrentar animales salvajes, porque aquí en el entorno solo hay un pequeño y amigable can, además de algunos gatos domésticos.
Los innumerables testimonios de satis- facción, y disfrute inigualable que recibe, alegran y llenan de felicidad al creador de la Casa de Tarzán (1978), el arquitecto, fotógrafo artístico e investigador Polibio Díaz, que la construyó con el objetivo ori- ginal de compartir con familiares y amigos.
La sensibilidad como artista, que ha obtenido múltiples reconocimientos en el país y eventos internacionales por su es- pecial creatividad, lo llevaron a concebirla con un profundo e invariable respeto por el medio ambiente y la naturaleza virgen, en perfecta armonía con el ecosistema para que en nada lo perturbara o disminuyera, y estos requerimientos son innegociables con los visitantes.
Lo que en principio puede resultar un trayecto un tanto difícil, con tres kilóme- tros de un angosto camino que serpentea y atraviesa el Ríosito, es rápidamente recompensado tan pronto se accede a la vivienda, y se observa desde uno de sus tres pisos una hermosa cascada con su rítmico rugir al paso de sus aguas por un intrincado cruce de enormes peñascos, que por su solidez, dan la apariencia de ser vestigios de erupciones volcánicas que datan de épocas primigenias.
Como no llega señal telefónica ni se captan emisoras de radio, Internet y redes sociales, los que van a Casa de Tarzán real- mente pueden disfrutar de un reparador relax y desconectarse de los agobios en
las ciudades para restaurar fuerzas físicas y espirituale, sin las cuales la existencia no logra adquirir su verdadero y trascendente sentido
Forma de pago: transferencia o depósito en el banco BHD León a la cuenta 27190380011