El mes de marzo es un momento crucial para reflexionar sobre el papel de la mujer en la sociedad y reconocer el impacto de aquellas que, con esfuerzo y determinación, han transformado sus entornos. Como mujer dominicana, y ejecutiva con años de experiencia en el mundo corporativo, he sido testigo de los retos y oportunidades que nos enfrentamos a diario, y hoy quiero compartir mi perspectiva sobre lo que significa ser una líder en nuestro país.
En República Dominicana, las mujeres han ido ganando terreno en posiciones de liderazgo dentro de distintos sectores. Sin embargo, el camino no ha sido fácil. Desde mis inicios en el mundo de la comunicación, hasta mi actual rol como gerente de marketing en Acrópolis Business Mall, he experimentado los desafíos de ser una mujer en un entorno que históricamente ha sido dominado por hombres. La percepción de la autoridad, la necesidad de demostrar constantemente nuestra capacidad, y el equilibrio entre la vida profesional y personal son solo algunas de las barreras que enfrentamos.
No obstante, lo que realmente define a la ejecutiva dominicana, es su resiliencia. Nos adaptamos, innovamos y buscamos soluciones en medio de las adversidades. He visto cómo colegas, empresarias y emprendedoras se han abierto camino con creatividad y perseverancia, demostrando que el liderazgo femenino es una pieza clave en el desarrollo del país.
Es innegable que el mundo corporativo ha evolucionado. Las empresas están comenzando a valorar la diversidad de pensamiento, la inclusión y la equidad de género como factores esenciales para el crecimiento sostenible. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Las estadísticas muestran que el porcentaje de mujeres en puestos de alta dirección sigue siendo inferior al de los hombres, y las brechas salariales siguen siendo una realidad en muchos sectores.
Por eso, en este Mes Internacional de la Mujer, es vital no solo celebrar nuestros logros, sino también seguir impulsando el cambio. Desde nuestras posiciones, podemos abrir puertas para las generaciones futuras; apoyar a otras mujeres a alcanzar sus metas; y exigir políticas que fomenten un ambiente laboral más justo e igualitario.
También, es importante destacar el papel de liderazgo femenino en la innovación y el crecimiento empresarial. Las mujeres hemos demostrado que nuestra visión aporta un valor diferencial en la toma de decisiones estratégicas. Nuestra empatía, capacidad de trabajo en equipo y visión holística, nos permiten gestionar con eficacia y humanismo elementos esenciales en un mundo empresarial cada vez más enfocado en la sostenibilidad y el impacto social.
Mi experiencia me ha enseñado que el liderazgo no se trata solo de alcanzar el éxito individual, sino de inspirar y guiar a otros. La ejecutiva dominicana de hoy no solo busca crecer profesionalmente, sino que también se convierte en mentora, en impulsora del talento joven, y en promotora de una sociedad más equitativa.
El camino hacia la igualdad es un compromiso continuo que requiere esfuerzo de todos los sectores. En este mes de la mujer, mi invitación es a seguir rompiendo barreras, alzar nuestras voces, y consolidar nuestro papel como protagonistas del desarrollo de nuestro país. Porque cuando una mujer avanza, ¡avanzamos todas!
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