A mediados de 2023, se estrenó la película “Sound of Freedom”, dirigida por el mexicano Alejandro Monteverde. Básicamente, el filme relata la historia de un agente federal estadounidense que renuncia a su empleo y se dedica a rescatar a niños víctimas de traficantes sexuales. Esta película ha resultado ser una de las más taquilleras y polémicas de 2023. Sin embargo, plantea un tema sobre el que me parece muy importante reflexionar: la trata de personas, especialmente, de niñas, niños y adolescentes para la explotación sexual.
El protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada transnacional, del año 2000, define, en su artículo 3, la trata de personas como “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos; (…)”.
La trata de personas, por ende, es catalogada como una forma de esclavitud moderna, ya que la víctima es “adquirida”, además de ser sometida a la voluntad de otra persona.
De acuerdo con las estimaciones realizadas por organismos internacionales, como la Organización Internacional para las Migraciones, las ganancias generadas de la trata de personas, en particular de mujeres y niños, alcanzan los 3,000 mil millones de dólares norteamericanos anualmente.
Entre los años 2017 y 2020, según el Informe Global de la Trata de Personas de 2022, las víctimas detectadas fueron 187,195 personas. De estas, el 60 % correspondió a mujeres y niñas que, además, son más propensas a recibir violencia extrema en estos casos.
La UNICEF ha indicado que, aproximadamente, un 28 % de las víctimas identificadas de la trata en todo el mundo son niños y niñas. Es evidente que para los traficantes no importa el género.
Cada 30 de julio, la ONU conmemora el Día Mundial contra la Trata de Personas, con el propósito de crear conciencia sobre la situación de las víctimas de esta execrable infracción. El lema del año 2023 es “Llegar a todas las víctimas de la trata, sin dejar a nadie atrás”, que pretende sensibilizar respecto a la necesidad de prevenir este crimen y apoyar a las víctimas.
En la República Dominicana, esta infracción está castigada con penas de 15 a 20 años de reclusión, y multa de 175 salarios mínimos, de acuerdo con la Ley numero 137-03, sobre el tráfico ilícito de migrantes y trata de personas. La trata no es ficción, por ende, cuidemos a nuestros niños y niñas.
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