Prepararse para el regreso a clases no es una tarea únicamente de los niños, sino también de los padres, quienes son los encargados de retomar la rutina para que ese primer día de clases no se convierta en un “dolor de cabeza”. Es por eso que la psico-pedagoga Emma Fernández recomienda involucrar a los niños en todo el proceso que conlleva el reinicio de la docencia, como la compra de útiles escolares, regular el horario para dormir, preparar el uniforme para el día siguiente, organizar la mochila la noche anterior, manejar una agenda, leer 30 minutos, hacer deportes antes de las tareas e inclusive desayunar saludable.
Esa primera semana de clases es importante para el niño, a juicio de la experta, ya que sirve para que bote la ansiedad, los nervios de comenzar un nuevo año escolar y comenzar a retomar los hábitos de estudios, que pueden tardar unas tres semanas.
¿Cómo debemos preparar a los niños para el regreso a clases?
“El regreso a clases para algunos educandos implica iniciar en un nuevo sistema escolar, pues pasan de preescolar a básica o de básica a secundaria. En ambos casos, los chicos podrían sentirse más seguros frente al cambio si conocen el colegio. La seguridad es clave para que la transición sea efectiva y los estudiantes se sientan confiados ante un nuevo espacio de aprendizaje. Los padres pueden pasar durante las primeras semanas de agosto cuando las maestras estén armando los cursos para que vean cómo preparan su espacio de aprendizaje.
En el caso tanto de los chicos que van a colegios nuevos como aquellos estudiantes que siguen en su espacio escolar anterior, se motiva que conversen sobre las expectativas que tiene para el próximo año.
¿Cuáles son las áreas que quieres trabajar más? ¿En cuáles materias te sientes fuerte?
Ya que tienes opciones extracurriculares, ¿Cuáles elegirías? Las actividades dentro del horario escolar, como aquellas después del mismo, son un atractivo que los chicos y adolescentes pueden ver como un enganche positivo para arrancar el año”.
¿Cómo se puede comenzar a trabajar con la rutina de los niños?
“Una actividad nueva toma tiempo para almacenarse en el cerebro como un hábito. Un hábito toma de 21 a 66 días formarse. Las rutinas son oportunidades para que los niños y las niñas puedan practicar nuevas formas de accionar que incluyen: horario para dormir, preparar el uniforme para el día siguiente, organizar la mochila la noche anterior, manejo de una agenda, leer 30 minutos, hacer deportes antes de las tareas e inclusive desayunar saludable. Los padres pueden iniciar el proceso de establecer rutinas conversando con los chicos sobre ellas. Hagan una lista juntos sobre las rutinas que quieren convertir en hábitos. De esta manera, tu educando favorito asume un rol protagónico en su proceso de crecimiento. Una vez la lista esté completa, establezcan dos rutinas, tres si son estudiantes más viejos y escriban los pasos para lograrlo… a mayor claridad visual de los pasos (ya sea dibujos o palabras) mejores las oportunidades de lograr sistematizar los pasos. ¡COMIENZA YA! Aprovecha la brecha de 2 a 3 semanas de agosto para comenzar y así el proceso irá fluyendo en favor del orden, la estructura y disciplina. Un adagio japonés plantea que una persona puede tener mucho talento y que si aplica disciplina para accionar con su talento… eventualmente, es más importante la disciplina que el talento”.
¿Usted cree que salir a comprar los útiles con los niños ayuda a que ellos se involucren en el proceso para el regreso a clases?
“La participación activa para comprar los útiles puede ser una oportunidad para conversar con ellos, sin importar la edad, sobre el presupuesto familiar. Hablar sobre los costos: ¿Qué libros cuestan más? ¿Podemos hacer trueques con los libros del año pasado? ¿Cuáles opciones de colores pueden ser mejor? ¿Las libretas de 50, 100 ó 200 hojas? Muchos colegios entregan las listas de libros y útiles a mediados de julio. Esto permite que las familias se sienten y establezcan 2 ó 3 quincenas para comprar los útiles poco a poco sin vivir el torbellino y agobio de seres humanos en las librerías y tiendas por departamentos. Los niños que participan en el proceso de compra siguiendo las recomendaciones antes expuestas tienen mayor conciencia del valor y esfuerzo que toma adquirirlos y, por ende, las cuidarán más. Tener los materiales para irle poniendo los nombres y/o forrándoles genera una emoción especial sobre los días que están por llegar”.
¿Los padres también tienen que prepararse, porque hay que retomar las rutinas y levantarse más temprano?
“El plan de acción es familiar… ¡INCLUYE A TODOS EN CASA! Los padres son los modelos para los hijos. Establecer un horario para despertarse, para desayunar con calma y salir a tiempo es crucial”.
¿Cuál es la mejor forma de evitar el estrés en las mañanas esa primera semana de clases?
“Los padres que motiven a sus hijos a dormirse entre 8:00 y 9:00 p.m. unos diez días antes de comenzar el colegio tendrán menos estrés para que ellos se levanten cuando suene la alarma.
Si los padres preparan un menú para los desayunos y las meriendas podrán tener mayor orden. El orden baja los niveles de acelere, pues se comienza con el fin en mente lo que incluye; qué se necesita del supermercado y el tiempo para prepararlo.
Salir a tiempo es importante para llegar a la hora.
Los padres se beneficiarían de buscar rutas alternas para llegar a la escuela con tecnología como Waze o Goggle Maps (ambas funcionan para personas con carros o aquellas que andan a pie)”.
¿Usted recomienda enviarlos la primera semana de clases?
“Iniciar el primer día de clases trae consigo un arcoíris de emociones: miedo, alegrías, angustia, ansiedad de separación, esperanza, curiosidad… cada niño tiene derecho a vivir esa experiencia. Papá, mamá, recuerda que el primer día será el 19 de agosto ó diez días más tarde. La gran diferencia es vivir la experiencia solo una semana después o vivirla junto a sus amigos y sobrepasarla con su apoyo.
La seguridad que los padres proyecten cuando se despiden con una sonrisa mostrando la alegría de confiar que ellos pueden seguir expandiendo sus alas, independiente a ellos, tiene mucho poder. Los hijos que sienten la confianza de sus padres en ellos, tienen una autoestima fuerte que les permitirá desarrollar habilidades interpersonales en favor de su aprendizaje escolar y desarrollo social”.
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