Durante los últimos años, se ha vuelto cada vez más recurrente que, los centros de lavado de vehículos o “car detailings” (como son llamados, por su denominación en inglés, los de mayor nivel), ofrezcan dentro de la gama de servicios que estos brindan el lavado de motor, lo cual ofrecen para dejar limpio y reluciente el motor de nuestro vehículo, sobre todo, considerando la gran cantidad de polvo, y en ocasiones lodo, que se aloja en el habitáculo del motor en el manejo en carreteras y caminos sin pavimentar.
Ahora bien, ¿qué tan conveniente es realizar este proceso, sobre todo, en los vehículos que son cada vez mas tecnológicos hoy en día? Lo cierto es que este tipo de procesos, en la mayoría de los casos, trae más resultados negativos que positivos.
Lo que ocurre es que, dentro del habitáculo del motor de los vehículos modernos, existe una enorme cantidad de componentes eléctricos y electrónicos que, pese a estar protegidos contra el agua, no están pensados ni diseñados para recibir presiones de agua directamente sobre estos. Si echamos un vistazo al proceso habitual, utilizado por los lugares que brindan estos servicios, muchos de estos, cubren con plástico componentes como el alternador, caja de fusibles, entre otros elementos visiblemente susceptibles a resultar afectados por la presión del agua, sin embargo, no se considera lo que la presión del chorro de agua pudiese causar sobre cables, conectores y sensores, y lo que la humedad misma puede causar a corto plazo.
En adición a lo anterior, existen vehículos que tienen las Unidades de Mando o “Computadoras” (como coloquialmente son llamadas), en el habitáculo del motor. Este tipo de componentes no siempre se encuentra a la vista, o es de conocimiento del que va a realizar el lavado de dicho motor, con lo cual, existe una muy elevada probabilidad de que resulten afectadas por la presión del agua, trayendo consigo problemas eléctricos complejos a mediano plazo.
Cabe destacar que todo lo anterior no busca propiciar la eliminación de esta práctica, ya que, si bien es cierto que resulta ser un trabajo muy delicado de realizar, es posible hacerlo siempre y cuando sea realizado con conciencia y conocimiento de la ubicación de los componentes clave que la marca y modelo del vehículo poseen; que permitan cubrirlos adecuadamente o evitar mojarlos y, por último, pero no menos importante, manejar las presiones.
Es muy común que veamos hidrolavadoras de elevada presión realizando estos trabajos, y lo cierto es que, pese a que se tomen todas las medidas de precaución y cautelares mencionadas anteriormente para componentes tales como: alternador, caja de fusibles, unidades de mando, circuitos electrónicos, módulo del ABS, entre otros, es muy probable que, si la presión es muy elevada, pueda penetrar a los conectores de los sensores e, inclusive, desconectar algunos de ellos con problemas inmediatos.
Otro elemento que ocurre es que, para lavar el motor de un vehículo bajo las mejores prácticas de este proceso, debe ser realizado cuando el motor esté totalmente frío, medida que prácticamente no se toma en casi ninguno de los centros que realizan este trabajo. Lavar un motor caliente crea una reacción en el metal, que puede causar grietas o roturas en el bloque o culatas de aluminio, deformaciones, entre otros puntos perjudiciales para el motor.
En conclusión, lo recomendable es que, si el motor no está muy sucio y aunque tome mas tiempo, es posible limpiarlo con toallas húmedas y lograr un excelente resultado sin recurrir a echar agua a presión al mismo. Ahora bien, en el supuesto de que haya componentes grasos y sucio extremo, lo más recomendable es utilizar la presión del grifo de agua de la manguera de jardín, luego de colocar los productos desgrasantes y detergentes. Si se toman estas medidas, se cubren los componentes eléctricos y electrónicos, y siempre y cuando sea con un motor frío, es posible realizar este proceso de una manera más segura, evitando dolores de cabeza a futuro con fallos y alertas de mal funcionamiento de nuestro vehículo.
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