La reciente entrega del premio “Investigador de la Nación”, a Frank Moya Pons, es un merecido reconocimiento a un consagrado historiador, escritor, ensayista e intelectual, que tantos aportes ha hecho a la bibliografía nacional y al conocimiento, divulgación y comprensión de nuestra realidad histórica y cultural.
En efecto, además de los textos propiamente de historia, una historia en la que ha trascendido al mero recuento narrativo carente de contexto y dimensión, Moya Pons ha sido un agudo y permanente investigador en diferentes campos de la vida nacional, pasada y presente, y siempre enriquecida con una ilustrativa perspectiva.
Como observador exhaustivo, y comprometido con valores fundamentales y las mejores causas nacionales, se ha empeñado a través de sus investigaciones y de sus escritos, de que las presentes generaciones estén plenamente conscientes de nuestra realidad y destino como nación y de las responsabilidades que entraña ser miembro de un conglomerado social.
Quizás, sin proponérselo, con un particular y bien logrado enfoque escudriñador y por la forma clara, directa y didáctica con que comunica su pensamiento, de hecho, se ha convertido también en un cientista social, contribuyendo a la comprensión e importancia de la interrelación, a veces no advertida plenamente, entre entidades y actores personales e institucionales de la vida nacional.
Dentro de ese ámbito, el reconocimiento a Moya Pons como investigador, además de justo y oportuno, es un estímulo a otros profesionales para realizar trabajos en el área de la investigación social y científica y, de ese modo, contribuir al desarrollo y bienestar de la nación, tal como señalara en la entrega del galardón el ministro de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, Franklin García Fermín.
A diferencia de algunos grupos de intelectuales y profesionales, en que predominan las malas artes, los recelos y los enconos personales, como investigador histórico, Moya Pons ha gozado, tanto en público como en privado, del reconocimiento de diferentes miembros de la Academia Dominicana de la Historia.
Esa gratificante condición de respeto, y alto nivel profesional, se puso de manifiesto en la puesta en circulación del libro Explicación Histórica, un breve pero edificante texto que reúne una serie de adquisiciones acerca del quehacer historiográfico de Moya Pons, como catedrático e historiador profesional.
En lo que constituyó una especie de admirable antesala a la reciente premiación de Moya Pons, el historiador Juan Daniel Balcácer dijo en el acto de puesta en circulación, que su colega es una “persona con una solida vocación científica de investigador”, y que sus obras testimonian su valor filosófico e historiográfico.
Tal como apuntó Balcácer, esta obra tiene un gran valor educativo y didáctico, ya que “muestra la manera cómo el historiador hace su trabajo de conformidad con métodos y técnicas de investigación inherentes a su disciplina científica, que es la Historia”.
De su lado, Moya Pons dijo que los textos que componen el libro “Explicación Histórica”, fueron escritos sin intención original de ser publicados, y que no son más que el producto de viejas reflexiones personales acerca del oficio de hacer historia.
Relación personal
Con Moya Pons me unen lazos mutuos de cariño y gran aprecio personal, que se remontan a la época en que yo era el encargado del cierre en la redacción de El Caribe, cuando ese matutino era dirigido por el doctor Germán Emilio Ornes Coiscou.
Compartimos noches de diálogo y cordialidad, mientras estuvo haciendo una minuciosa recopilación de informaciones en el archivo del diario, que serviría luego de base para la creación de OGM, el Centro de Datos más amplio y completo de la historia contemporánea nacional, a través de crónicas periodísticas y que opera en un área de las instalaciones del diario.
Su sigla (OGM) está formada por las iniciales de los apellidos: Ornes, Grullón (Alejandro E. Grullón E.) y Moya.
Forma de pago: transferencia o depósito en el banco BHD León a la cuenta 27190380011