Off the record

Hace unas semanas, trascendió un audio de la magistrada Miriam Germán, tomado de una reunión que sostuvo a puertas cerradas, y donde conversó sobre diferentes tópicos de su gestión de una manera abierta, directa y franca, como le caracteriza. Más adelante, en otro encuentro con líderes de opinión, uno de los periodistas presentes preguntó si lo que allí se exponía era “off the record”, recibiendo como respuesta: “¡Ningún off the record!” Dejó claro que no era de andarse con medias tintas, aún en tiempos complejos, estando dispuesta a rendir cuentas y dar explicaciones, esperando a su vez de los medios, la responsabilidad ética en el manejo de las informaciones.

¿Qué es “off the record? ¿Cuándo y cómo debemos utilizar este recurso al conversar con un periodista? ¿Debe esto ser respetado por el periodista? ¿Es obligatorio respetarlo? ¿Es confiable todo interlocutor a quien se le entrega una información “off the record”?

Cuando utilizamos la expresión “off the record”, nos referimos a la información que de manera extraoficial, y confidencial, damos a un reportero o editor de un medio, avisándole con el uso de este término, que lo allí conversado no debe publicarse, y mucho menos atribuirse públicamente a la fuente. Y esto debe ser respetado más allá de que los datos sean ofrecidos como parte de una entrevista formal, o en un ambiente social, en una reunión, en la calle o hasta en un pasillo. De publicarse, con previa autorización o acuerdo entre las partes, la identidad de la fuente debe preservarse.

El “off the record” es una herramienta útil para ambas partes, tanto para el que la ofrece con un determinado interés, como para el que la recibe por su valor contextual periodístico. Los detalles ofrecidos bajo esta premisa, permiten al periodista tener acceso y disponer de datos más reveladores, manejar un panorama más amplio, visualizar enfoques diversos y, con ello, investigar y profundizar en su artículo periodístico.

Es importante no confundir el “off the record” con el “suministro de información confidencial relevante”, la cual previo arreglo, puede ser publicada sin develar la fuente. Aquí entra en acción lo que se denomina “fuente anónima”, y el periodista debe garantizar y resguardar su confidencialidad, ante cualquier circunstancia, poniendo en práctica la ética del secreto profesional. Recordemos a Garganta Profunda, la fuente anónima que usaron los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein, del periódico The Washington Post, para llevar adelante la investigación del caso Watergate, que provocó la caída del presidente Richard Nixon. 

Un “off the record” mal instrumentado, o utilizado, puede detonar una potencial crisis reputacional y de credibilidad para las marcas, empresas y/o voceros. Controlar lo que se dice a un medio, y validar cómo lo está procesando y entendiendo el periodista, es esencial. El uso de nuevas tecnologías, y los teléfonos inteligentes, ponen en riesgo las conversaciones extraoficiales y los encuentros privados. La capacidad de grabar y dejar registrado en notas de voz y videos es exponencial. Pensar que siempre hay un tercero observando o documentando, es la mejor opción; no se puede bajar la guardia en ninguna circunstancia. 

Siempre digo que el “off the record” es relativo. Es más, instruyo a quienes entreno en vocería que NO HAY “OFF THE RECORD”. Si lo que usted está diciendo, comentando, de manera formal o informal, ante cualquier circunstancia, no lo puede sustentar o registrar con su nombre públicamente, mejor no lo diga. Y sepa que, desde el momento que se inicia una entrevista formal, todo lo que usted exprese, aún en las pausas o comerciales, puede ser citado como parte de la noticia. 

El “off the record” es un acuerdo de confianza y lealtad entre la fuente y el periodista, donde deben siempre respetarse las reglas de juego, dejando claros los términos desde el inicio. La confidencialidad del suministro de la información no siempre sucede.

Interactuar de manera efectiva con los medios de comunicación puede convertirse en una gran oportunidad. De ahí, la importancia de conocer su cultura, dinámica y funcionamiento, así como el pensamiento periodístico y la búsqueda permanente de la noticia; esto beneficiará el poder trabajar con ellos de manera satisfactoria.

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