Roberto Fulcar : “Una educación para vivir mejor”

Uno de los sectores que se ha tenido que enfrentar a grandes desafíos con la llegada de la pandemia es el sector educativo. Es ahí donde la palabra reinventarse cobra sentido. Implementar educación a distancia, contar con los servicios para que todos tengan acceso y garantizar el proceso de enseñanza. Pero la virtualidad no es el único desafío que tiene hoy el Ministro de Educación, Roberto Fulcar, quien tiene como misión comenzar a implementar un modelo denominado: Educación para vivir mejor.

Roberto Fulcar es un hombre simple, amable, con los objetivos muy claros. Es oriundo de la Rancha, una comunidad rural de El Cercado, en San Juan de la Maguana. En su época, cuenta que fue el primero de su comunidad en llegar a cuarto de primaria, y a los 17 años se graduó como maestro normal. 

Un hombre que creció trabajando en el campo, sembrando maíz, conduciendo una yunta de buey y domando caballos. Sin embargo, tenía claro que no iba a pasar su vida sembrando: quería estudiar, formarse y aportar al país, pero desde el conocimiento. 

Ese jovencito que comenzó a participar en procesos electorales a los 14 años, cuando ganó la presidencia de un club deportivo y cultural de su pueblo, hoy es el primer vicepresidente del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Y ese niño que logró ser el primero de su comunidad en llegar a cuarto de primaria, hoy es Ministro de Educación. 

Fulcar dice que su único afán es decirle a los jóvenes que “no acepten que nadie les diga que no se puede, que sí se puede, y yo soy un ejemplo de eso. Cuando estudié, no había energía eléctrica en mi campo, no había agua potable y fui el primero que llegó a cuarto grado y hoy soy el Ministro de Educación… y no soy un genio, ni nada que se parezca. Se trata de luchar, de persistir, de dedicarse y de tener ideales. La vida sin un motivo para luchar es como una comida sin condimento: no sabe a nadie. A los jóvenes les digo: no busquen lo fácil”. 

Ese consejo les envió el Ministro de Educación a los jóvenes al ser entrevistado por revista CONTACTO, en su despacho del ministerio de Educación, para el cover story de la edición de junio. 

El plan de Fulcar es simple (aunque no lo parezca): transformar la educación dominicana con cuatro pilares: 

•   Impulsar la relación de la comunidad educativa.

•   La inclusión de recursos tecnológicos para desarrollar la educación.

•   Fomentar la ciencia y la tecnología.

•   Desarrollar una educación centrada en valores. 

Adicional a esto, hay dos aspectos en los que está trabajando día a día: 

•   Convertir los liceos en centros politécnicos, con el propósito de que los estudiantes se gradúen de bachiller con formación en un área especifica, que les permita conseguir trabajo en sus respectivas comunidades, con los conocimientos adquiridos en la secundaria.

•   Convertir la educación dominicana en bilingüe, con el propósito de que todos los estudiantes que terminen la educación básica cuenten con el dominio del idioma inglés.  

Si bien la pandemia ha retrasado la implementación de su modelo de “Educación para vivir mejor”, hay aspectos que ya se están implementando en la educación a distancia, como son las Cátedras Ciudadanas de valores que se han incluido en el programa educativo, donde se le enseña a los niños la historia y el valor de los padres de la patria; de la bandera, del escudo, el himno patrio, así como también de quiénes fueron figuras trascendentales en la historia nacional.  

Ministro, ¿Cómo puede evaluar estos nueve meses de su gestión?

“Esta ha sido una experiencia extraordinaria, porque nosotros traemos una reflexión sobre el tema de la educación desde hace muchos años que comenzamos, incluso, a presentar parte de sus pilares en el 2005, y es una idea de ‘Un modelo de Educación Para Vivir Mejor’, así se denomina. 

La educación tiene que servir a un propósito estratégico, colectivo, social, humano. Partimos de la idea de que un país mejor educado debe ser un país que conviva más pacíficamente, con menos violencia, con menos delincuencia, con menos criminalidad. Un país mejor educado debe ser un país con más tendencia a la buena salud, porque la educación te ayuda a preservar tus indicadores de salud. Un pueblo más educado genera mayor capital para el desarrollo estratégico del país y, por ende, un pueblo más educado es uno que hace un país más competitivo.

¿Por qué proponemos un nuevo modelo? Porque el viejo modelo educativo de este país colapsó, fracasó. Es un modelo de antes de la revolución tecnológica.

En esa idea del viejo modelo educativo, el estudiante era concebido como un vaso que se debe llenar. Veían el conocimiento como finito, y el profesor, como una persona responsable de llenar el vaso, porque se entendía que un buen profesor, bien instruido, podía satisfacer todas las necesidades de aprendizaje de sus estudiantes y eso ya no puede ser. Después de la revolución tecnológica, el conocimiento se genera en una cantidad tal y se difunde a una velocidad tal, que ya ni siquiera el profesor más instruido del mundo está en condiciones de llenar las necesidades de aprendizaje de una niña o un niño de seis años. 

Hoy, el conocimiento es colectivo, el conocimiento no es estático: es una construcción histórica, dinámica, multifactorial. En consecuencia, en el mundo de hoy, después de la revolución de la tecnología de la información y la comunicación, el estudiante no es un vaso que se debe llenar, sino un fuego que se debe encender y el profesor no es un llenador de vasos, es un encendedor del fuego del conocimiento. Hoy, la educación tiene que inclinarse a desarrollar en los estudiantes: primero, el apetito por saber, el deseo de aprender, de indagar, de buscar y, segundo, desarrollar herramientas en su cerebro que le permita reflexionar la realidad, problematizar su realidad, su entorno, su contexto, el mundo en que vive; reflexionar sus experiencias y, a partir de ellas, construir conocimientos significativos. Es decir, conocimientos útiles que le ayude a insertarse socialmente. Por eso, una de las criticas que yo hago al viejo modelo dominicano es que nosotros tenemos el currículo más amplío del continente americano completo, pero lleno de contenidos intranscendentes, irrelevantes, y hoy de lo que se trata no es de enseñarle a los estudiantes mil cosas: se trata de enseñarles a aprender a aprender. Que aprenda a reflexionar y aprender sobre el mundo que vive. A convertirse en un cuestionador de ese mundo y un agente de cambio”. 

¿En qué consiste el modelo que proponen?

“El modelo de educación para vivir mejor es uno que procura articular adecuadamente y armoniosamente todo lo bueno de la vieja presencialidad educativa. Por ejemplo: me preguntan ahora, ¿por qué estamos retornando a las aulas, después de la educación a distancia? Y hay una cosa que tenemos que recuperar que es insustituible, que es la relación, la química y un encuentro con la maestra con sus estudiantes. Pero, además, esa relación de los estudiantes con su grupo de amiguitos es insustituible. Ese mundo de relaciones nuestro modelo pretende recuperarlo y articularlo armoniosamente, con toda la magia de la modernidad que le estamos implantando a la educación a través de la educación a distancia, que combina una articulación de medios, de cuadernillos, de internet, de radio, de televisión. Articular esos dos modelos como si fueran ‘dos patas de una mesa y ponerle dos patas más’. La tercera es la ciencia. Tenemos que superar en América Latina los modelos educativos que no generan reflexión científica en los estudiantes, porque es la práctica de la ciencia y la tecnología, que es la ciencia aplicada, lo que le ayuda a desarrollar sus estructuras mentales, sus capacidades de pensamiento y de reflexión. De hecho, la UNESCO nos acaba de regalar 50 laboratorios de ciencia a la República Dominicana, ¡algo extraordinario!… 

Entonces, un cuarto pilar, son los valores. Yo no quiero investir bachilleres: yo quiero graduar ciudadanos. Graduar jóvenes de hoy para mañana. Graduar ciudadanos del mundo, responsables, críticos, constructivos, amorosos, comprometidos, éticos. Es aquí en la escuela donde tenemos que enseñar a los estudiantes a no pasarse el semáforo en rojo, a no darle una patada a un perrito, a no ofender a un adulto mayor, a no agredir el medio ambiente, a convivir pacíficamente, a no golpear a una mujer, a no resolver los problemas peleando, sino discutiéndolos y a convivir con la diferencia. Esta educación la estamos impulsando a través de un programa de multisalida que he creado, que se llama ‘Cátedras Ciudadanas’. La idea es generar unas 50 cátedras ciudadanas que van a ser parte del contenido útil que vamos a aportar a la educación dominicana. 

Con esa estrategia de esos cuatro pilares, nos estamos encaminando hacia un propósito que es la empleabilidad. Nosotros pretendemos que un bachiller pueda vivir de lo que estudió como bachiller, y a eso llamamos empleabilidad, o sea, la capacidad de generar un empleo con lo que aprendí. Eso lo vamos a hacer con dos políticas claves: vamos a transformar los liceos tradicionales en institutos politécnicos regionalizados, ya que la idea es formar a los jóvenes en las áreas que su comunidad requiera”. 

¿Cuándo comenzaría esto?

“Comenzará en agosto. Esa es la primera política para la empleabilidad. La segunda es el bilingüismo. Nosotros vamos a introducir agresivamente la formación en idiomas, empezando por la formación de los profesores. Los profesores tenemos que formarnos también en idiomas.

¿Qué ha pasado? Que ese modelo que vengo promoviendo hace mucho, me ha tocado comenzarlo ahora en el difícil y complicado contexto del Covid-19. Por ello, el Presidente de la República, a la hora de asumir en el Ministerio de Educación, me dijo: ‘Y ahora Roberto, ¿qué vamos a hacer?’. Yo le dije: ‘Presidente, reinventarnos. No tenemos de otra’. 

La gente me pregunta: ‘¿Por qué te metiste en todo ese problema, por qué no dejaste que terminara este año escolar y cuando el Covid se fuera comenzábamos de nuevo?’… Pero eso no va conmigo. Yo no soy así. Yo he sido toda mi vida un transformador, desde los 12 años, y yo les aseguro a ustedes que una nación que pierda un año escolar es una catástrofe estratégica, la gente no lo ve ahora en este momento. Lo que estamos haciendo en República Dominicana hoy está siendo objeto de valoración hasta por los organismos internacionales. Aquí vino la Organización de Estados Iberoamericanos a ver lo que estamos haciendo con la educación a distancia; aquí vino el Banco Mundial a apoyarnos en la capacitación docente; aquí está el BID ofreciéndonos un préstamo en dólares para la transformación de institutos politécnicos, que ya lo acaba de aprobar la Cámara de Diputados; aquí está la UNESCO trabajando con nosotros, que nos acaba de regalar 50 laboratorios; aquí está UNICEF trabajando los cuadernillos y los currículos con nosotros… Siempre nosotros fuimos a buscar ‘agua a otras fuentes’, pero ahora el mundo está comenzando a poner sus ojos en República Dominicana, y con todas nuestras limitaciones, con todas nuestras dificultades, hemos logrado salvar el año escolar y dar un salto de calidad”. 

En el tema de la educación bilingüe, ¿nosotros contamos con los maestros para impartir docencia bilingüe?

“Vamos a tener que completar la plantilla de profesores de inglés y los que son profesores de inglés, perfeccionarlos. Hay profesores, pero necesitamos más, y los que tenemos, necesitamos especializarlos más. No solamente en el dominio de la lengua, sino también en el dominio de la metodología para los procesos de enseñanza”. 

Y en el caso de los politécnicos, ¿cuándo comenzarán con esta modalidad?

“Primero, tenemos que diseñarlos y tenemos que construirlos, en unos casos nuevos y, en otros, hacer la adaptación de la planta física. Estamos trabajando aceleradamente con los planes de estudio”.

Educación a distancia 

Ministro, ¿Cuál o cuáles han sido los principales desafíos que ha encontrado en Educación?

“La educación a distancia. Este es un país muy desigual. Tú transitas cinco kilómetros fuera de la capital y la vida es otra. Aquí hay comunidades que viven en situaciones remotas, difíciles, no solamente de pobreza, sino de extrema pobreza y de extrema marginalidad, y eso hace que hacer el cambio educativo que proponemos resulte muy complicado, porque para arreglar una cosa primero tenemos que solucionar diez. Con la pandemia, teníamos que hacer la educación virtual, pero no podíamos hacer educación virtual totalmente porque no todo el mundo tiene internet en este país, no hay conectividad en todas las comunidades. Entonces, íbamos a generar una brecha inmensa. Decidimos hacerlo a través de la televisión, pero no es verdad que la televisión llega a todos los hogares dominicanos. Entonces, le agregamos internet, pero internet solo tampoco llega a todos… Así también decidimos hacerlo a través de la radio, pero la radio tampoco llega a todos los hogares. Tuvimos que hacer una combinación de esos tres medios e imprimir cuadernillos para que con estos cuatro recursos pudiéramos cubrir todo el mapa de República Dominicana y evitar que se nos generara una brecha social de acceso de aquellos que no tuvieron oportunidad por falta de energía eléctrica, por falta de internet o por falta de otro elemento. Pero nosotros encontramos una brecha de planta física escolar enorme. El 4 % se invirtió en una gran cantidad de millones de pesos para construir escuelas nuevas, pero no se invirtió dinero para mantener y proteger la planta física existente. Entonces, nosotros nos hemos encontrado con miles de escuelas que no estaban en condiciones para comenzar el año escolar. Al 27 de mayo, nosotros hemos acondicionado cerca de 2,400 escuelas en ocho meses de gestión, de 8,000 escuelas que hay en el país. Eso es un promedio de 10 escuelas acondicionadas por día. 

Otra brecha fundamental es que necesitábamos computadoras para los estudiantes y para los profesores, pero nos encontramos con un programa que se llamaba República Digital, que le dio computadoras a los profesores. Mandé a investigar cuántos profesores tenían computadores y eran menos de un cuarto. Hoy, ¡todos los profesores tienen computadoras en este país! Muchos no dominaban la tecnología y nosotros hicimos un programa de dominio de tecnología aplicada y capacitamos a todo el cuerpo docente en este país en materia de tecnología.

En término metodológico, el cuerpo docente dominicano no estaba preparado en metodología de educación a distancia y preparamos otra capacitación para eso, porque todo lo llevamos formando a la masa crítica que son los profesores. 

Ahora estamos trabajando en el retorno y hemos capacitado a 80,000 docentes en el tema de la ‘Alegría del Retorno’, porque estamos consciente que tanto tiempo de encierro, posiblemente, ha podido generar en nuestros estudiantes alguna afección psicológica, y el impacto de venir del encierro a la escuela es un tema que hay que manejarlo con mucha prudencia y con mucho cuidado. Nosotros tenemos miles de psicólogos trabajando el tema del retorno feliz a las aulas con capacitación. 

El año escolar no comenzó dándole clases a los alumnos, sino dándole clases a los profesores”. 

¿Ustedes han podido evaluar cómo ha sido el resultado de la educación a distancia con los estudiantes?

“Vamos llevando evaluaciones sistemáticas evaluatorias de los procesos educativos. Si tú ves una clase un día cualquiera en la televisión, te darás cuenta que la profesora hace una especie de receso y le pone asignación a los estudiantes, esas son las evaluaciones. Lo que pasa es que no son las evaluaciones del cuestionario tradicional que ya no tiene sentido. Nadie puede con un cuestionario medir lo que hay en tu cabeza o lo que hay en tus valores. Puedes aplicar un cuestionario, pero no es suficiente. Hay que ver qué impacto está teniendo cada proceso, cada actividad, qué competencias desarrolla cada estudiante, porque como te decía al comienzo, nosotros no estamos llenando a los estudiantes de contenido: estamos desarrollando competencias y las competencias las hacemos a través de estrategias metodológicas diversas. Pero uno de los beneficios tangibles es el cambio de la cultura educacional del país. Por primera vez, hay un claro relacionamiento de papá, de mamá, de mi hermano, del tutor con el estudiante con su proceso educacional. O sea, hoy en la República Dominicana, la educación no es un tema de un muchacho: es un tema de la familia, el empoderamiento de la familia con los procesos educacionales. 

Otro tema es que hemos aprovechado eso para el desarrollo tecnológico del país. Hicimos un proceso de licitación nacional el año pasado, y un proceso de adquisición internacional, y ya disponemos en los almacenes del Ministerio de Educación de 800,000 dispositivos tecnológicos que estamos preparando para entregárselos a los estudiantes desde ahora. Ya hemos distribuido en la frontera, en Santiago y vamos a seguir entregando”. 

Cuando el presidente Abinader lo designó como Ministro de Educación, ¿usted pensó que iba a ser tan difícil el desafío?

“Yo sabía que era muy difícil, porque soy un estudioso de la educación. Sabía que todo lo que hablaban de la Revolución Educativa era falso y yo se lo decía al país. Yo nunca en mi vida, ni como profesional, ni como intelectual, ni como académico, ni como consultor, ni como político, nunca he sido desmentido y yo dije siempre que no había ninguna revolución educativa: era una inversión enorme en publicidad para vender una frase. ¿Cómo puede haber revolución educativa, por ejemplo, cuando tenemos todavía comunidades excluidas de la educación? Aún hay problemas con las personas con capacidades especiales, como sordos, mudos, personas con capacidades mentales especiales, ¡los tenemos excluidos! 

Yo soy una persona que viene de un origen muy humilde y tengo la conciencia de que quienes vienen de donde yo vengo: la única posibilidad digna que se tiene para romper la cadena de reproducción de la pobreza es tener una buena educación. Lo único que nivela oportunidades es la educación. Y yo tengo claro que no a todas las personas les va a ir igual en la vida, siempre van a haber diferencias, unos van a progresar más que otros. Ahora bien, lo que tiene una sociedad justa es garantizarme que todos tengan oportunidad y que la diferencia la hagan tus competencias, tu dedicación y tu capacidad para avanzar. 

Yo sabía que era una situación muy complicada y muy difícil que venía. Además, había investigado y sabía que no había un plan para dar continuidad a la educación en los tiempos de la pandemia, y ni siquiera culpo al ministro que estaba antes: es que venía de todos estos años sin hacer adaptaciones y transformaciones que nos hubiesen permitido entrar en mejores condiciones”.  

¿En cuatro años se podrán lograr buenos resultados?

“No se hará al 100 %, pero al cuarto año tendrán que comenzar a verse los resultados. Alguien me hizo una crítica muy dura porque comenzando yo dije que todos los bachilleres que se graduaran de la República Dominicana, yo aspiraba a que cantaran el himno nacional completo. La gente comenzó a reclamar que el himno es muy largo. Yo estuve visitando las escuelitas de la frontera, que me dicen que nunca había ido un director regional allá y ahora fue el Ministro. A las 8 de la mañana, yo estaba en una escuela en Bánica, a orillas de Haití. Subimos la bandera y cantamos el himno. Para mi sorpresa, los niños se lo sabían completo. Y los ‘tajalanes’ aquí diciendo que cómo cantan ese himno completo, pero sí cantan cuatro bachatas, cinco merengues, cinco reguetones… ¿por qué no pueden cantar el himno completo? Por eso, entre las cátedras ciudadanas, he incluido la historia del himno. Imprimimos un glosario, porque la gente dice mal las palabras del himno, porque no lo entienden. Ahí incluimos los otros símbolos patrios, como la bandera, el escudo, y además, lo tengo grabado en una memoria y se lo damos a la gente. Yo aspiro a que cuando yo salga de aquí, y pase por un sitio donde estén cantando el himno, lo canten completo”. 

¿De qué manera podemos comenzar a visualizar el próximo año escolar?

“Hay una gradualidad en el nivel de aprovechamiento de la educación a distancia, de acuerdo al nivel de desarrollo del niño y de escolaridad que tenga. A una mayor escolaridad, la educación virtual y la educación a distancia se le saca más provecho. Mientras más pequeños son los niños, más complicado es y más requieren de la presencia de sus maestros y maestras. Fíjense que no llamamos a los estudiantes de bachiller para que entren, porque esos me preocupan menos, porque esos están más en condiciones de aprovechar la virtualidad. Los que más me preocupan son los chiquitines, por eso iniciamos la apertura con el nivel inicial y el primer ciclo de primaria para garantizarle acceso a ellos. Y me dicen: ‘Roberto, pero falta poco para terminar el año’. En primer lugar, hay un error, porque la gente piensa que el año escolar es como era tradicionalmente que terminaba en junio y ahora termina en julio. De manera que si algunos avanzan más, cierran un poquito antes, pero en sentido general, las clases se cierran el 29 de julio. Yo quiero aprovechar estos dos meses que faltan para recuperar la experiencia de la presencialidad, para que cuando llegue septiembre y comencemos el otro año escolar, haya esa construcción y se haya podido superar cualquier situación traumática generada, no por la educación a distancia, sino por el encierro. Para mí es muy, muy importante, el aprovechamiento de estos dos meses, porque si a los muchachos el encierro les generó algún mal psicológico, borrarlo. Por eso, le he invertido un esfuerzo que ustedes no se imaginan para formar a 80,000 actores en el área académica para que me cuide a mis muchachos”. 

¿Cómo usted cree que va a ser el próximo año escolar?

“La esperanza de todos debe ser que tengamos condiciones para hacerlo totalmente presencial. Ahora bien, yo no me desarmo: toda esta producción que hemos hecho de contenidos virtuales es propiedad del Ministerio de Educación y yo tengo mi back up ahí. Vamos a la presencialidad, pero si hay algún problema, retornamos a la virtualidad. Mira qué ventaja deja haber preparado esta modalidad de educación a distancia y la estrategia ‘Aprendemos en Casa Preservando la Salud’: ya la educación nunca más será igual en este país”.

He visto dos veces que se le han humedecido los ojos. Usted habla con mucha pasión sobre el tema… 

“Mira que es lo que pasa: yo soy profesor de liderazgo y le digo a mis estudiantes en mis cátedras: ‘si vas a una institución tienes tres caminos’:

1) El más fácil: te acomodas al status quo y te enredas con lo que hay ahí de siempre; convives el tiempo que te toque, no te estresas y vas feliz para tu casa. 

2) Hay uno que es más cobarde, ese es: ‘Si está complicado lo dejo y me voy a casa’.

3) El otro es ir con un ideal al hombro y empujar ese ideal, cueste lo que cueste.

Yo le quiero confesar que a mí me ha costado mucho empujar mi ideal aquí, porque el ideal mío choca con prácticas que no van con mi ética ni con mis principios, ni con mi moral, ni con mis valores. Eso me genera ataques, calumnias. Por ejemplo, le quiero confesar algo: cuando nosotros dijimos que teníamos que adquirir tantísimas cosas para el año escolar a distancia, como computadoras, licencias de internet, reparaciones de planteles escolares, etc. Y yo le dije al Presidente: ‘esto es mucho dinero, yo necesito que me busque a alguien que me ayude a hacer las licitaciones, porque a mí no me interesa ‘bregar’ con eso. Y nosotros nos metimos en un proceso y buscamos el histórico de aquí y ¡cáiganse para atrás!: las licitaciones las ganaban no más de cinco empresas. Igual si tú vendías zapatos, bolígrafos o lentes, lo que fuere… En eso no había ningún problema si se hacía bien, pero nosotros nos dedicamos dos meses, día por día, a estudiar la ley de compras y contrataciones y a estudiar la Constitución de la República. A mí me toca ser el Presidente del Comité de Compras, pero ¿sabe lo que hice?: renuncié a la presidencia y me convertí en una especie de ‘abogado del diablo’ para cuestionar a mi equipo de compras hasta obtener la respuesta a la última pregunta. Cuando lanzamos las licitaciones que aquí ganaban solo cinco empresas, ¿sabes cuántas adjudicaciones se hicieron? 259… Tuvimos que sacarla de aquí y llevarla al Palacio de los Deportes, con una cámara grabando todo el proceso 24 horas, al acceso de todos, de todos los canales de televisión, de toda la prensa nacional. Cree una mesa de veeduría para que fueran a ver minuto a minuto cada paso que aquí se daba. Busqué el Consejo Nacional de Unidad Evangélica, busqué la Iglesia Católica para que fueran a ver todo. Porque yo sabía que estaba chocando con intereses muy fuertes. Cuando eso ocurrió, se desató una campaña de ataque contra todo lo que aquí se hiciera; inventaban cosas, porque decidimos romper el jarrón, como se dice, porque decidimos hacer lo correcto y ‘afectamos a alguien’ que vivía de lo incorrecto”.  

Auditorías en el Estado 

Ministro, ¿Por qué muchas instituciones del Estado no han dicho qué fue lo que encontraron cuando llegaron?

“Eso ha ocurrido por el hecho de que hay instituciones que les corresponde hacer esa evaluación. Esas instituciones son la Contraloría y, principalmente, la Cámara de Cuentas, y ya ustedes vieron que está sometida a la justicia, porque la Cámara de Cuentas se convirtió en una institución para encubrir todo lo que había. Entonces, en mi caso, yo le he dicho a mi equipo que no quiero estar todos los días diciendo encontré esto mal, porque no quiero generar un pesimismo que me sea una retranca para generar el cambio pero, sobre todo, como soy un ente político, se puede pensar que es por dañar a los que salieron. Sin embargo, el Senado de la República tomó la decisión de invitar a los funcionarios a ir a exponer lo que encontraron, y en el momento que me llamen voy a ir y voy a decir lo que encontré y nunca diré una mentira. Tampoco haré una afirmación que no pueda sustentar”. 

Roberto Fulcar inside 

Ministro, muchos comentan que usted tiene aspiraciones políticas. ¿Qué tan ciertos son esos comentarios?

“Yo soy un dirigente político, soy el primer vicepresidente de mi partido. Dirigí un proceso construyendo el proyecto de Luis Abinader, en el cual llevamos a cabo ocho competiciones. Participamos, entre interna y externa, cuatro convenciones en el partido y cuatro fuera. Convenciones y escogencias de candidaturas internas, y la posición en la que participé dirigiendo mi equipo las gané todas. Después, dos procesos para elegir senadores y diputados; y para elegir alcaldes, ¡las ganamos la mayoría!; y dos presidenciales, perdí la del 16 y gané la del 20. Pero, yo te quiero decir una cosa muy sinceramente: escogí en el 2013 a Luis Abinader como candidato presidencial porque hicimos una conversación con un cuestionario de 27 temas y fueron muchas más las coincidencias que las diferencias. La cercanía entre él y yo partió ahí. En una oficina nos sentamos y comenzamos a exponer los puntos. Luis es un señor que viene del mundo empresarial, yo soy un persona que viene de la academia, de las universidades y de los movimientos sociales. Eso podía parecer como una gran contradicción, sin embargo, fue una fortaleza y pienso que todo el mundo debería estar claro que yo lo elegí a él como mi candidato, mientras la constitución se lo permita. Lo peor que pudiera estar haciendo es estar con una parte de mis pensamientos en transformar la educación y con la otra parte pensando en otro cargo y yo no soy así. Mis ambiciones no son individuales. Creo en un proyecto de nación, creo en una nación sin excluidos, con igualdad de oportunidades para todos, con valores, con una fuerte institucionalidad; con respeto a la ley y a la norma; de hombres y mujeres conviviendo pacíficamente, ese es mi proyecto, ese es mi proyecto de nación. Para ser parte de un proyecto no tienes que ser candidato presidencial. Yo pienso colectivamente, lo que pasa es que la gente conoce, a lo mejor, mis modestas capacidades políticas y estratégicas y la gente me ve trabajando todo el tiempo y la dedicación que tengo, y como hay una tradición de vagancia en el mundo político, la gente no admite que yo pueda estar trabajando, como lo estoy haciendo, y que no sea porque tengo un proyecto presidencial. Ahora, usted me pregunta: ¿usted se descarta de por vida para ser Presidente? Eso no lo puede hacer ningún político, como ningún sacerdote puede descartarse para ser papa, como ningún empresario dominicano puede descartarse para dirigir el Consejo Nacional de la Empresa Privada. No me descarto para nada, pero mis pensamientos, mis energías, están dedicadas a dos cosas: a transformar la educación y a ayudar a Luis Abinader a hacer el gobierno que él quiere hacer”. 

Mucha gente lo conoce como el político, como el maestro, ahora como el Ministro de Educación: para las personas que no saben de dónde viene, ¿quién es Roberto Fulcar?

“Yo soy un tipo de campo, nací en una comunidad rural del Cercado que se llama la Rancha, en la provincia de San Juan de la Maguana. Fui el primero de mi paraje que llegó a cuarto de primaria. Trabajé toda mi vida. A los 9 años acompañaba a mi papá a los conucos al trabajo agrícola; a los 10 años conducía una yunta de bueyes; a los 12 años podía domar un caballo; a los 13 años me inscribí en los clubes deportivos y culturales de mi campo, y a los 14 le gané las elecciones a un joven de 27, en unas elecciones abiertas para la presidencia del club cultural y deportivo para la juventud de mi campo. Cuando estaba en segundo de bachillerato, fueron a hacer una selección para quienes quisieran estudiar educación y nos fuimos un par de amigos y yo. Se examinaron alrededor de 400 y pasamos 20. Yo estuve dos años en la escuela normal estudiando y terminé en 1979. Me nombraron como maestro en abril de 1980 y yo cumplía mis 18 años en mayo, de manera que yo era menor todavía. Desde entonces, soy profesor y he sido toda mi vida un activista social. He fundado y construido decenas de organizaciones sociales, de derechos humanos. Fui fundador de la Unión Dominicana de los Derechos Humanos; fundé la Confederación de Organizaciones de la Región Sur; ayudé a crear y fui asesor de la Confederación de Mujeres de la Región Sur; del Comité de Lucha de Baní; fui presidente de la Asociación de Profesores en Baní; fui Vicepresidente Nacional de la ADP; he fundado tres corrientes magisteriales; fui el vicepresidente más votado de mi partido; he sido dirigente de organizaciones internacionales; he sido profesor de UNIBE, UASD, INTEC, Universidad Católica de Barahona, de la Universidad Católica de la Vega, de la Católica del Nordeste, en Higüey. Soy profesor, investigador y asesor de tesis doctorales de las universidades de la Universidad de Nova, del Sur de la Florida. Fui parte de los fundadores del PRM. Dirigí todos los procesos del proyecto de Luis Abinader, en todas las competencias internas en el PRM. Fui de los que propuse a José Ignacio Paliza y a Carolina Mejía como presidente y secretario general del PRM. 

Soy un tipo que ama a su familia, a mi esposa, a mi padre. Amo a mis hijos y a mis nietos. Tengo tres hijos y tres nietos; a mis hermanos, a mis hermanas, a mis amigos… yo soy querendón”. 

¿Qué es el éxito para usted?

“El alcance de propósitos colectivos y trascendentes”. 

¿Qué es para usted el fracaso?

“No luchar. Si no luchaste, no pasaste por la vida. La vida no tiene sabor sin sudor y sin lucha. Las únicas personas dignas son las que luchan. Yo soy una persona que nací para luchar y voy a seguir luchando por ideales. Y cuidado, que no se confunda la gente: la lucha tiene que ser por lo trascendente, todo lo material se puede acabar”.  

¿Cuál fue y quién le dio el mejor consejo?

“Tengo dos consejos que recuerdo: yo acompañaba a mi padre a cultivar la tierra y sembrábamos maíz. Hasta que no crecía todo el maíz, yo no tenía paz, porque si nacía con una semilla más de lo debido, yo tenía esta crítica de mi padre: ‘si no irá a servir mi hijo’. Y eso era estremecedor para mí, porque él reclamaba excelencia. Él decía no puede echar en un hoyo más de las que van, que son cuatro granos. De ahí viene mi sentido de excelencia y mi equipo lo sabe: por bien que se hagan las cosas, siempre digo que se pueden hacer mejor y, por poco tiempo que nos tomen las cosas, siempre digo podemos hacerlo con un poquito menos de tiempo.

Un día mi papá enfermó y dejó una labranza para hacer un conuco, y yo le pregunté a mi mamá qué iba a hacer ella con eso, y ella me dijo: ‘que voy a ser no, que vamos a hacer tú y yo. Vamos a continuar lo que tu padre dejó antes de irse al hospital’. Y yo le dije: ‘mamá, pero eso es mucho para nosotros’, y ella me dijo: ‘no, eso fue lo que nos tocó y esto tenemos que resolverlo. A lo que te toque en la vida, batéalo’. Y es así, hay que batear lo que te toque”.  

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