A lo largo de los años y, sobre todo los que hemos venido de adquirir vehículos usados utilizando en nuestra fase inicial a los mecánicos no necesariamente certificados, fuimos adoptando el mito de que el aceite hidráulico que utilizan las transmisiones automáticas “no se cambia”.
Este “temor” o “cuco”, como coloquialmente lo decimos acá, fue permeando a las mayorías con el pasar de las décadas, dejando impregnado el miedo de que si reemplazas el aceite de transmisión “corres el peligroso riesgo de que se dañe”, apreciación que tiene sus bemoles, los cuales explicaré a continuación.
En la transmisión automática, el aceite cumple múltiples funciones a lo interno de la misma. Dentro de sus funciones, se encuentra principalmente seleccionar, mediante presión hidráulica, cada una de las velocidades o cambios que aplica nuestro vehículo en sus marchas. De igual manera, este fluido contiene elementos que permiten crear fricción entre los discos de embrague que se encuentran a lo interno de dicha transmisión, permitiendo mayor agarre, pero también apoya a la disipación del calor que dentro de la misma transmisión se produce.
Esta multiplicidad de funciones causa que el aceite de transmisión, con el paso del tiempo, pierda propiedades y se contamine, ya sea con el sedimento de los discos de embrague o con la degradación propia de los cambios constantes de temperatura.
Habiendo dicho esto, definitivamente, el aceite de transmisión sí debe reemplazarse, sin embargo, si queremos que este procedimiento sea realizado de manera exitosa y permita extender lo más que se pueda la vida útil de nuestra transmisión, estos cambios de aceite deben de realizarse con ciertos intervalos de tiempo muy específicos, teniendo muy presente los siguientes elementos, veamos:
• Utilizar siempre el mismo grado de aceite, indicado en el manual por el fabricante (preferiblemente el original)
Esto es un elemento muy importante, ya que la utilización de un aceite de especificaciones distintas a las indicadas por el fabricante, puede causar desgaste prematuro de la transmisión, permitiendo manejar niveles distintos de temperatura, así como diferentes niveles de fricción causando que la transmisión “resbale” o “patine”. Evitar recomendaciones de utilizar aceites para alto kilometraje o grados distintos a los indicados en el manual.
• Evitar el “flush” o lavado interno de la transmisión
Es muy popular hoy día ver equipos que realizan “Transmission Flush” o Lavados de Transmisión, los cuales, en esencia, realizan una transfusión total del aceite de transmisión. Esta práctica no es recomendada, ya que es importante que el aceite de la transmisión maneje cierta proporción de sedimento, ya que el mismo permite el agarre adecuado de los discos de embrague. La mejor práctica es drenar por el tapón de debajo y reponer la cantidad de fluido que haya sido extraída.
• Solo cambiar en los intervalos de kilometraje correctos
Existen varios intervalos para el cambio de aceite de transmisión, unos indicados por el fabricante (para transmisiones con varilla de medición), y otros que no son indicados (para aquellas transmisiones coloquialmente llamadas “selladas”). En ambos casos, el intervalo correcto oscila entre 30mil millas (48mil kms.) para las transmisiones con varilla de medición, y 60mil millas (96mil kms.) para transmisiones sin varillas de medición. Es importante No cambiar el aceite en caso de superar un 30% los parámetros indicados anteriormente o indicados por el fabricante, ya que la transmisión inicia un proceso de desgaste en donde el aceite que posee es parte íntegra de su correcto funcionamiento y su sedimento es el que permite el funcionamiento adecuado. Solo en este caso evitar reemplazar.
Finalmente, de nosotros depende sacar el máximo de provecho a la vida útil de nuestro vehículo a través del mantenimiento preventivo. Sigamos las especificaciones técnicas de los manuales, y de las mejores prácticas, y evitaremos cuantiosas sumas de dinero en reparaciones anticipadas de nuestros tan queridos medios de transporte.
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