Si te sobreexpones, ¿quién controla la narrativa?

Dicen que todos los excesos son malos, en el caso de las comunicaciones, esta frase cobra especial relevancia. Saber qué decir y cuándo es muy importante, sobre todo, cuando se ocupa una función pública. No informar lo que se hace es incorrecto, pero hablar de más, es malo. Hay que saber encontrar el equilibrio para que tus palabras no te condenen.

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October 17, 2024

En el gobierno pasado, al ex presidente Danilo Medina lo llamaban “el mudo”, porque rara vez daba declaraciones a la prensa. Había ocasiones, en que era necesario tener alguna declaración del Presidente, o que saliera al frente de alguna situación, pero su respuesta siempre era el silencio. 

Muchas veces, guardar sigilo es bueno, pero en otras ocasiones, es necesario anticiparse, y salir al frente a situaciones que se pueden convertir en una bola de nieve.  

Al término del mandato de Medina, llegó Luis Abinader, con una forma diferente de gobernar, y un manejo distinto de las comunicaciones. Su estrategia es hablar. Estar abierto a la prensa, que no está mal, pero la Biblia dice: “el que mucho habla, mucho yerra”.  

Hay cosas que se pueden hacer sin necesidad de comunicarlo. Muchas veces, en el afán de dar a conocer todo lo que estás haciendo, revelas tu estrategia, y al hacerlo, te puedes quedar sin “municiones”. 

Esto me lleva a una escena de la película Miss Slone, o Sola Contra el Poder, en la que, en uno de los diálogos, el personaje de Elizabeth Sloane, la protagonista, dice: “Ser un lobbista es tener visión. Es anticiparse a tu oponente y diseñar contraataques. El ganador va un paso adelante de la oposición, y se juega su carta ganadora justo después de que ellos jueguen la suya. Es asegurarte de sorprenderlos, y de que ellos no te sorprendan a ti”. 

Si pones todas tus cartas sobre la mesa, tu oponente va a saber por dónde jugarte. Y responder a todos los ataques de tus opositores, te va a poner en una posición de desventaja. Por ello, lo aconsejable, es “trabajar como las hormigas” y después revelar tus resultados.  

Como se dice en el argot beisbolero: “no es bueno que te agarren fuera de base”. Pero para eso, hay que estar preparado. Cuando un funcionario público se vaya a exponer a la prensa, debe ir preparado a las posibles preguntas que le pueden hacer. Debe siempre tratar de llevar su narrativa y control de la situación. No que esté actuando en respuesta a X persona o situación.  

Algunas de las consecuencias de la sobreexposición pueden ser: 

1. Pérdida de control de la narrativa: cuánto más se expone un funcionario, más difícil se vuelve controlar la narrativa, y evitar que los medios o los opositores moldeen la percepción pública.  

2. Aumento de críticas: la sobreexposición puede aumentar la cantidad de críticas y controversias, lo que puede afectar su imagen pública.  

3. Riesgo de errores: la presión constante, y la necesidad de estar siempre en el ojo público, pueden llevar a errores o declaraciones imprudentes que pueden tener consecuencias negativas. 

Para ello, los voceros juegan un papel importantísimo. Hay que darle la oportunidad de que “ellos hagan su trabajo”. No siempre debe ser el Presidente quien salga a hacer anuncios o dar declaraciones… pero, ese es tema para otro artículo.  

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