¿Son realmente más seguros los grandes y pesados autos antiguos?

Históricamente, siempre hemos tenido en nuestra manera de visualizar las cosas que los pesados y enormes autos antiguos eran mucho más seguros que los autos compactos y de materiales ligeros de hoy día. Naturalmente, este es un concepto que viene dado por las dimensiones, fortaleza de materiales y el peso combinado que, a nuestro entender y visto desde la distancia, tenían por ejemplo esos antiguos autos americanos, tales como Lincoln Continental 1965, Cadillac Eldorado 1959, y otros modelos y marcas de las décadas de los años 50’s y 60’s.

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November 14, 2022

La realidad es que en esta “percepción” entran en juego varios elementos, muchos de ellos derivados de leyes físicas (muy complejas de explicar para ser de fácil entendimiento) que convierten a esos lagos y pesados autos antiguos en vehículos totalmente alejados de cualquier elemento de seguridad, por increíble que parezca. Y es que, si empezamos pensando en la cabina, notamos que no existían las bolsas de aire; se empezaba a experimentar con los cinturones de dos puntos que solo sujetaban la cadera; y se contaba con unos frenos tambor muy deficientes y que requerían mucho esfuerzo de piernas.  

En adición a lo anterior, no debemos perder de vista los materiales al interior de esos preciosos y vistosos autos antiguos, en los cuales los paneles de las puertas, y el tablero, eran construidos mayormente en acero, lo cual, si bien es cierto garantizaba la longevidad que les ha permitido que podamos ver muchos de ellos hoy día, eran armas duras y filosas que ante el accidente más simple podían lesionar gravemente, o quitar la vida del frágil conductor a bordo. 

Si lo miramos desde afuera, y tocamos el material que se utilizaba en aquel entonces, es notorio el calibre del acero utilizado para las puertas, guardalodos y latones interiores del motor. Sin embargo, este constituía el principal elemento que lo convertía en vehículos totalmente inseguros comparados con los de hoy día. Esto así, ya que un vehículo muy duro que impacte, por ejemplo con un árbol, transfiere fuerza del impacto directamente al conductor. Se conocen muchos casos de accidentes de esa época en donde ocurría un evento similar al ejemplificado, donde el vehículo permanecía encendido con solo el bumper abollado, y dentro de la cabina solo había fatalidades. Esto se debe a que no había materiales que sirviesen de “esponja”, permitiendo una absorción de impacto que ralentice la fuerza del mismo y transfiera lo menos posible a la cabina y a los pasajeros. 

No fue sino hasta entrada la década de los 80’s, cuando empezaron a construirse automóviles con puntos de flexión en las punteras del chasis que, ante un impacto, se arrugan y destruyen absorbiendo la mayor parte del mismo, y dando mayor nivel de protección de los ocupantes. Es por esta razón que, si comparamos el nivel de daños que, ante el mismo impacto pudiese sufrir el frente de un vehículo de hoy día versus uno de hace 50 años, notamos que el de ahora se destruye (absorbiendo impacto), mientras que el de mayor antigüedad, obtiene niveles de daños relativamente superficiales, dándonos la errada idea de mayor seguridad en el más antiguo. 

Otro elemento que parece increíble es el peso, y es que, cuando vemos a esos enormes autos antiguos, tenemos la percepción de que, así como se ven, también son de pesados, pero lo cierto es que no lo es tanto. Lo que ha ocurrido es que pese a que se veían de esa manera, no tenían la elevada cantidad de componentes internos que tienen los vehículos de hoy, es decir, interiores con muchos elementos de comodidad, como bolsas de aire, asientos mullidos y con protección de impacto; sistemas de sonido Premium, mejores componentes en los sistemas de freno, entre otros factores que han hecho “engordar” al auto moderno, que aunque más pequeño, iguala o supera la gran mayoría de los autos de dimensiones similares de hace 50 años, aunque estos últimos tengan materiales más pesados. 

Cabe destacar que lo anterior es simplemente relativo a la seguridad, ya que no podemos perder de vista lo impresionante en diseño y el nivel de detalle que tenían esas joyas automotrices de hace medio siglo, que los convierten en bellos tesoros rodantes. 

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