Una crisis económica y financiera global sin precedentes, decadencia de unos, ascenso de otros, formación de bloques, económicos, geopolíticos y de seguridad colectiva. Estamos asistiendo a una época no igual, pero parecida a las etapas que antecedieron a las dos grandes guerras. ¿Tercera Gran Guerra?
Todo lo indica, no obstante, soy de los que cree que esta vez existen grandes diferencias que van a determinar el curso de los acontecimientos.
La primera diferencia significativa es que ahora existe, para bien o para mal, funcione o no, un organismo de diplomacia multilateral como la Organización de Naciones Unidas (ONU) que, aunque necesite algunas reformas, está bien estructurado, pues tiene en la Asamblea General un Parlamento de la Humanidad, donde están representados casi todos los países del planeta, y todos los Estados soberanos con reconocimiento universal. Además, existe un Derecho Internacional codificado que, se supone, debe respetarse.
La segunda, y quizás la más importante, es que esta vez los actores son verdaderamente globales, y el escenario también es global, por lo que en dado caso si se produce, esta sería la I Guerra Mundial o, mejor dicho, “La Guerra Mundial”, porque después de esta, no habrá más… Con tantas armas nucleares, químicas y biológicas en juego, es casi seguro que la humanidad no sobrevivirá a la misma.
En la I y II Guerra Mundial, las causas y los azares se fueron urdiendo en Europa, con actores exclusivamente europeos. Esta vez, esas causas se están gestando en los 5 continentes conocidos, desde América hasta Oceanía, teniendo en Europa del Este (Ucrania), África (Níger y otros), y Asia (Taiwán, Mar de China Meridional), posibles escenarios donde ya hay conflictos, que podrían ser tomados como excusas para iniciar la conflagración.
Aunque desde febrero de 2022 hay una guerra entre Occidente, con EE. UU. a la cabeza, y Rusia, que tiene como campo de batalla a Ucrania, la verdad es que los actores fundamentales, esta vez, que podrían ser los grandes protagonistas de esta llamada “Tercera Guerra Mundial”, que yo insisto, sería la “Primera y Única”, son EE. UU. y China.
Uno en América, el otro en Asia. Uno que sigue siendo la potencia y sigue siendo hegemónico, aunque en franca decadencia, por lo menos, tendrá que aceptar que nos encaminamos a un mundo multipolar; el otro, asciende, y aunque no tiene pretensiones hegemónicas ni imperialistas, es un gigante imposible de ignorar, un dragón que, con su desarrollo que, aunque es pacífico, está influyendo y está afectando a todos los países del mundo, y está creando intereses en todo el planeta, los que tendrá que defender.
Por eso, el tema número uno del mundo de hoy, al que debemos prestar mayor atención, son las tenciones que se están produciendo entre ellos.
Sería una pena que retrocedamos de la civilización a la barbarie. No obstante, sigo apostando a la sensatez, por lo que creo que todas las diferencias se superarán diplomáticamente.
Mi posición es que no habrá guerra, aunque parezca. Cinco mil años de una cultura china, que aspira a la paz y la armonía de todos los seres humanos, será un elemento determinante en todo este proceso, pero, además, respondiendo más al “realismo” en las relaciones internacionales, la disuasión evitará el enfrentamiento, cuya consecuencia sería la destrucción de la humanidad. Adelante.
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