Las transmisiones constituyen un componente vital como elemento de interconexión entre el Motor y la propulsión hacia las ruedas de nuestro vehículo. Desde hace décadas hemos venido manejando distintas variantes en donde se destacan, primero, la transmisión manual, y más adelante, la transmisión automática hidráulica, que es la que más conocemos actualmente por su versatilidad y comodidad.
No obstante, en los últimos años, hemos visto la proliferación de diversas variantes basado en el esquema automático de dos pedales, las cuales han venido para cumplir diversas utilidades. Para aquellos vehículos de bajo consumo, y dedicados a la eficiencia de combustible (como casi todos hoy día), se ideó y utiliza mayormente la Transmisión CVT o transmisión continuamente variable (de la cual hablamos hace un buen tiempo en detalle), y para aquellos con aires sport la transmisión DCT (Dual Clutch Transmissions por sus siglas en inglés) o transmisión de doble embrague. Esta última permite cambio de velocidades con mucho mayor agilidad y un comportamiento áspero con cambios más agresivos, lo cual es muy bien percibido en el mundo automotor sport mejorando la experiencia de conducción.
Ahora bien, ¿cómo funcionan estas transmisiones de doble embrague? Lo cierto es que este tipo de transmisiones opera como si fuese una transmisión manual, pero automáticamente asistida, es decir, la unidad de control electrónico del vehículo o “computadora” como coloquialmente la llamamos, es la encargada de coordinar los parámetros de aceleración y revoluciones por minuto en los cuales la transmisión debe de realizar el cambio mientras se encuentra en modo auto. Cuando se encuentra en modo sport o manual, los cambios pueden realizarse manualmente a través de la palanca o con las palas de cambio que se encuentran detrás del volante.
La diferencia más notoria de las transmisiones de doble embrague es que, como su nombre lo indica, cuenta con embrague doble, con una paridad de ejes primarios y secundarios, en las cuales, mientras el motor se encuentra desarrollando la potencia en una velocidad, ya la otra se encuentra pre-seleccionada para un cambio en milisegundos dando mayor agilidad en carros sport. De ahí ese sonido estilo “prrr” en el tubo de escape o muffler al realizar cada cambio, y el mismo se debe a la brusca desaceleración que hace el motor para enganchar el otro cambio.
Este tipo de transmisiones puede venir de distintas modalidades, es decir, mono disco (de solo un disco de embrague), con varios discos secos o con varios discos sumergidos en aceite. Todo depende de la modalidad del fabricante y las especificaciones del vehículo como tal.
Ahora bien, como indicaba al inicio, este tipo de transmisiones es muy conveniente en vehículos sport, sin embargo, las vemos ocasionalmente en vehículos convencionales y hasta en varios Crossover o SUV. El problema con esto es que, pese a ser transmisiones sport su funcionamiento en uso diario y cotidiano resulta ser un tanto incómodo por lo abrupto de los cambios, esto además de que el tráfico pesado de nuestro país tiende a desgastar prematuramente los discos de embrague y a sobrecalentarlos, trayendo consigo costosas reparaciones a corto plazo.
Finalmente, todo depende del uso que le dé a su vehículo. Si la idea es manejarlo en uso cotidiano y en nuestro tráfico, lo recomendable es una transmisión automática convencional, o CVT, la cual le brindará mayor durabilidad, comodidad y ahorro de combustible. Ahora bien, si ciertamente dará uso sport y ocasional, no pierda tiempo y empiece a disfrutar de los placeres que una transmisión DCT puede brindarle en experiencia de manejo al volante.
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