UNIBE lidera investigación sobre lectoescritura en el país

El sistema educativo de República Dominicana ha sido criticado a medida que pasan los años por su bajo desempeño en exámenes regionales, y en una de las áreas donde sacamos más malas notas es en lectura. Esa es la razón por la que la Universidad Iberoamericana (UNIBE) está realizando investigaciones sobre neurociencia para determinar cuáles factores afectan el aprendizaje de la lectoescritura en los dominicanos.

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June 18, 2019

En el 2013 y 2014, el sistema de educación primario de República Dominicana ocupó el lugar 143 entre 144 países evaluados, y en el sistema general fue 137 de 144 países, según datos dados a conocer por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).  

El resultado de estas pobres evaluaciones han llevado a UNIBE a buscar la raíz del problema para poder trabajar en mejorarlo y, eventualmente, superarlo. Para ello se ha concentrado en la lectoescritura. 

La lectoescritura es la unión de dos procesos que se encuentran totalmente conectados: la lectura y la escritura. Leer y escribir son dos actividades que (para quien no las domina) pueden resultar un poco difíciles, pero que resultan fundamentales, y de las cuales dependerá el hecho de que la persona continúe aprendiendo por el resto de su vida. 

Es importante destacar que estas dos herramientas, al momento de ser enseñadas a los niños, debe ser de una manera estimulante, conectándolo con algo de su agrado o interés. Por ejemplo, mostrarle a los niños como se escribe su nombre y el de sus padres y amigos puede ser un buen comienzo. 

“En primer lugar, hay un eje de investigación sobre la lectoescritura, tanto en niños como en adultos. Ahí estamos viendo varias cosas. Primero: ¿Qué pasa en el cerebro del adulto cuando se alfabetiza por primera vez? Vemos el laboratorio de encefalografía que mide cambios fisiológicos en el cerebro cuando se da el proceso de alfabetización, y esto puede sonar muy abstracto, pero la idea es que se informen los problemas en el proceso de alfabetización de adultos para que los mismos se optimicen”, afirma Aída Mencía-Ripley, decana de Investigación de UNIBE, entrevistada por revista CONTACTO en su oficina de la universidad. 

Para la investigadora dominicana, con PH.D. en psicología, hay una ventana critica para el aprendizaje de la lectura que se da en la niñez, por lo que considera que la mejor forma de prevenir el analfabetismo en adultos es alfabetizar bien cuando se es niño.  

“Los programas de alfabetización de adultos tienen algo que nosotros llamamos defectos no específicos a la intervención. O sea, cuando esta persona que ha quedado excluida socialmente de repente se incluye a través de programas públicos, tenemos beneficios que van más allá de la mera intención puntualmente de alfabetizar. Tu tienes una persona que se siente más comprometida, que experimenta unos cambios en su percepción de bienestar importante”. 

Aída Mencía-Ripley explica que se puede enseñar a leer a un adulto, pero el proceso de automatización de la lectura, que se evidencia a través de una onda cerebral que se mide en un encefalograma, es lo que quieren lograr. 

“Aunque no necesariamente lo logran los programas de alfabetización de adultos. Se ha evidenciado, en otros estudios, que los adultos pueden recaer en el analfabetismo luego de participar en programas de alfabetización de adultos. Y ahí también hemos hecho un trabajo en crear tecnologías para lograr que el adulto siga ensayando las habilidades que aprendió en el programa de alfabetización de adultos para que no recaiga en el analfabetismo”. 

Por esta razón, la doctora Mencía-Ripley explica que trabajan junto al programa “Quisqueya Aprende Contigo” para evitar la involución de los adultos que han sido alfabetizados. 

“El propósito es, que luego de que esas personas se alfabetizan, dotarlos con un programa implementado a través de dispositivos móviles que les permita seguir ensayando y no pierdan esas habilidades”. 

Precisamente, la psicóloga griega Helen Abadzi, quien ha trabajado durante 24 años como especialista en educación y oficial superior de evaluación en el Banco Mundial y la Alianza Mundial para la Educación, afirma que mientras más se practican las habilidades lectoras a través de la lectura diaria, más se consolida y automatiza dicha lectura. 

En el caso de los niños, los problemas de lectoescritura son evidentes en las pruebas internacionales que han provocado mucha discusión a nivel nacional, desde la sociedad civil, las academias, las autoridades educativas, de cómo mejorar en ese aspecto de la educación. 

“Las razones de los problemas de lectoescritura en los niños es multifactorial. Hay un tema lingüístico que antecede al tema de la adquisición de la lectura y ahí hay muchos factores”, indica la doctora Mencía-Ripley. 

Un ejemplo de esto, según la facultativa, son unas investigaciones que han hecho donde descubrieron que el hacinamiento es un factor muy importante en la lectoescritura. 

“Porque el aprendizaje del lenguaje es algo que no se da solamente en la escuela. El niño tiene que venir equipado con una serie de habilidades lingüística, de memoria de trabajo y otros factores cognitivos, que si por el estado de pobreza o por aspecto de la crianza y sociocultural no se han dado, la escuela puede corregir muchas cosas, pero tenemos que entender que la escuela no es mágica. O sea, hay un proceso educativo, hay estrategias pedagógicas, pero hay todo un entorno, toda una enseñanza, todo un tema lingüístico que tiene que darse en el entorno”. 

Precisamente, según la Decana de Investigación de UNIBE, el lugar donde se desarrolle un niño es fundamental para la adquisición lingüística, así como el aprendizaje y desarrollo de la lectoescritura.  

“Y un ejemplo perfecto es la lectura. Si estás en casa, en un lugar donde no hay libros ¿cómo vas a practicar la lectura? Si estás en un ambiente donde no hay una cultura letrada y no hay acceso a libros, ¿qué vas a hacer? Si estás en un ambiente donde hay hacinamiento, donde no tienes espacio para emprender procesos de enseñanza y aprendizaje, ¿cómo vas a aprender? Si estás en un ambiente donde cada vez que llega alguien a casa y está en una actitud de violencia, ¿cómo vas a aprender? Entonces, queremos decir que la escuela no va a hacer un milagro con todo eso. Es un entorno muy amplio”. 

La experta afirma que hay muchos programas educativos que dan por sentado que el niño viene con todas esas habilidades instaladas, sin embargo, no es así. 

“Lo que pasa en muchos de nuestros países es que al final llegan niños que no tienen esa capacidad instalada y lo que tienes que hacer es un poco remediar, primero para poder implementar el currículo, y lo que nosotros estamos viendo es qué tan grande y qué tan complejo es el problema y cuáles son todos los puntos a intervenir”. 

La investigadora señala que no es suficiente la formación docente en las escuelas o que los padres también sean letrados. “Son muchas cosas las que tienen que suceder, y si ves países que están ‘ranqueados’ en lectoescritura, ves que hacen todas esas cosas. Ves un sistema educativo basado en evidencias; ves un currículo basado en evidencias; ves profesores bien formados, pero ves una cultura letrada, en general”.  

Esta es la razón por la que la Decana de Investigación de UNIBE dice que se asocian una serie de factores, donde cada ente tiene un nivel de responsabilidad. “Entonces, es un poquito de ver qué le toca a la escuela, qué le toca a la casa, qué le toca a otros esfuerzos que está haciendo el Estado en protección de la niñez; de educación temprana, de intervención temprana. Tenemos que ver qué va dónde para formar estrategias, porque tampoco puede ser todo en la escuela”, asegura la experta. 

Aída Mencía-Ripley entiende que donde han hecho el aporte más sustancial ha sido en poder crear instrumentos propios para poder hacer un trabajo riguroso de medición de qué es lo que está pasando con la lectoescritura. 

“Muchas veces en nuestro país la gente se entusiasma mucho con trasplantar programas de fuera, pruebas de fuera. Se asume a priori que hay algún tipo de superioridad en ese insumo internacional y la realidad es que con las pruebas, cuando no se diseñan para la población en la cual se va a probar, entonces en esencia muchas pruebas terminan midiendo privilegios, accesos, estatus socioeconómico y no la habilidad que quieres medir”. 

Para eso, en UNIBE han diseñado instrumentos que están creados para la población dominicana, que es la que se va a medir en este contexto cultural y socioeconómico. “Se han hecho todas las pruebas pilotos en población dominicana. Entonces, eso de verdad me permite saber qué está pasando con mi población”.  

Afirma que no lo miran tanto en el sentido comparativo con la región, ya que como academia necesitan fomentar una mejora, primero en el país, con buenos instrumentos, con buenos métodos, basados en la ciencia y luego se moverán a esa etapa comparativa. 

“Hay una instrumentación muy buena que se ha creado en esta universidad y también insumos. Hay toda una cantidad de textos diversos que se han diseñado en la universidad para fomentar la adquisición de la lectura que parten de un análisis lingüístico, utilizando conceptos neuro-científicos que permiten, por ejemplo, que los niños tengan prácticas independientes de la lectura”. 

La investigadora asegura que este año han iniciado con la realización de trabajos de desarrollo neuro-cognitivo y están viendo cómo los niños con diferentes niveles de pobreza y diferentes niveles de acceso pueden desarrollarse neuro-cognitivamente. “Entonces, ahí viene el sica, ahí viene el dengue, la chikungunya, pero ahí vienen temas de pobreza; ahí vienen temas de acceso, ahí vienen temas de marginación social, ahí vienen temas de género”. 

Exposición a enfermedades 

Las personas con menos accesos a servicios, con niveles de pobreza más alto y viviendo en condición de hacinamiento son más propensos a padecer enfermedades, sobre todos las transmitidas por vectores, como lo son el dengue, el sica y la chikungunya. 

Los investigadores también están tomando en cuenta la exposición a enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes aegypti, las cuales son consideradas endémicas en nuestro país.   

Los estudios buscan establecer, por ejemplo, si un bebé con exposición en útero al sica termina con secuelas neurocognitivas. 

“Hay enlaces de esas investigaciones con nuestro Instituto de Medicina Tropical y Salud Global, como sabemos en nuestro país el Sica, el chikungunya y el dengue son endémicos. Y el sica, particularmente, se ha postulado como una enfermedad que cuando hay exposición en útero hay secuelas neurocognitivas. De ahí el pánico que hubo con la microcefalia”.  

Estas investigaciones buscan descubrir qué pasa si ese bebé estuvo expuesto en el útero al sica, pero no manifestó microcefalia, ya que hay un sinnúmero de complicaciones neuropsicológicas que pueden suceder que no dan un signo visual de que hay algo que está mal. “Estamos viendo también qué pasa en esos niños. De hecho, estamos haciendo una serie de propuestas que esperamos sean exitosas para estudiar, precisamente, qué pasa con el desarrollo cognitivo de esos niños”. 

Para esto, explica la investigadora que lo primero que hicieron fue tomar una buena prueba de desarrollo neurocognitivo que comienza desde infantes para validarla en el país. “Luego que yo sé como funciona la prueba aquí en el país, entonces yo voy viendo qué está pasando con los niños…de hecho, esa es una investigación que esperamos sean financiada en este ciclo de financiamientos en el país para poder realizarla”.  

La interrogante obligatoria es: ¿Los niños que tuvieron exposición en útero al sica podrían tener problemas con la lectoescritura? “Nosotros hemos sabido través de investigaciones internacionales que hay muchos niños que han tenido problemas con la lectura. ¿Qué va a pasar en la próxima evaluación cuando esos niños ya estén en la escuela? Primero, tenemos que evaluar niños con características similares que no estuvieron expuesto al sica. No podemos decir que fue la enfermedad hasta que no se sepa que fue el sica. Y luego de saber qué está pasando”.

Otras investigaciones 

¿Cuáles investigaciones están llevando a cabo en este momento?

“Ahora mismo tenemos casi 40 proyectos de diferentes tipos: odontología, de género. Son proyectos que, además de tener un enfoque tras disciplinario, tiene un enfoque trasnacional, y además de la parte de investigación, hay proyectos que son netamente de innovación, específicamente proyectos que tienen como meta patentar otros diseños de un producto, el resultado final de un producto”. 

¿Qué investigaciones ustedes están haciendo en materia de odontología?

“En odontología tenemos unos proyectos muy interesantes. Primero, tenemos ya patentado un dispositivo, un proyecto financiado por el fondo FONDOCYT y, de hecho, es la única patente en el área biomédica que tiene la Universidad Iberoamericana. Listo ya el dispositivo, se hacen otras investigaciones para medir otras propiedades del dispositivo”. 

¿En qué consisten?

“El dispositivo es un Perno que tiene unas características únicas que apuesta a que no hay pérdidas de la pieza dental. Hoy se están haciendo unas pruebas adicionales de ese dispositivo. Se están haciendo también en cardiología, muy importantes. Nosotros tenemos, de hecho, una experta en cardiología pediátrica que está haciendo mucho trabajo de investigación en términos de prevención de caries en niños. Ha hecho ensayos clínicos probando diferentes productos para determinar la eficacia. Se hace precisamente en población vulnerable que está en mayor riesgo y se está haciendo también un proyecto de homogenización de los diagnósticos odontológicos y la creación de un software para un récord electrónico para clínicas odontológicas”.

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