Tener maestros graduados en educación especial es una necesidad para República Dominicana, principalmente por la diversidad con la que se encuentran los educadores en el aula. Los profesores necesitan contar con herramientas necesarias para tratar cada caso de forma individual y adecuada. Sin embargo, en el país solo la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) cuenta con esta carrera en su oferta académica, a pesar de que el Ministerio de Educación demanda más profesionales en esa área.
Comúnmente, se tiende a creer que la educación especial está dirigida unicamente a personas que tienen alguna discapacidad. No obstante, el propósito de esta rama de la educación es la inclusión, la cual puede ser social, física o intelectual.
Conociendo la necesidad que existe en el país, la UNPHU reabrió en el 2012 esta mención en la carrera de educación, que permaneció por algunos años cerrada. ¿La razón? La falta de estudiantes. Para citar un caso, la UASD cerró esta carrera en el 2007, debido a que solo contaba con tres alumnos. Pero esa realidad está cambiando y hoy es una carrera con alta demanda en el mercado laboral, por lo que la preparación de estos maestros se ha convertido en una necesidad.
“Ahora mismo nosotros tenemos una población de 75 estudiantes. En la última promoción se graduaron 45 estudiantes en la carrera. Estamos bastantes contentos con la fluidez de estudiantes que tenemos. Queremos que sigan las promociones grandes. Entendemos que la educación especial es la educación más completa, porque tienes que aprender de todos los niveles, incluyendo la adultez y tienes que aprender a trabajar con cada uno de estos niveles como maestro”, asegura Laura Amelia Pérez, coordinadora de la carrera de Educación Especial en la UNPHU, entrevista por revista CONTACTO.
Actualmente, la UNPHU es la única universidad en República Dominicana que tiene educación especial, por lo que están empeñados en poder sacar al mercado laboral la cantidad de profesionales que demanda el sistema.
“Ahora el Ministerio acaba de abrir las oposiciones para concursar como maestro de educación especial. Este es el momento en que nosotros estamos creciendo y que es más necesaria. Los colegios están buscando muchos maestros de educación especial, porque se están dando cuenta de la diversidad que tienen dentro del aula y necesitan dar respuesta. Nosotros como país somos parte de la convención de personas con discapacidad que da derecho a la educación inclusiva en personas con discapacidad. O sea, que es necesario la educación especial”.
Para Laura Amelia Pérez, es importante que se rompa con el estigma como sociedad y nos abramos a la inclusión. “Yo siempre pongo el ejemplo de que cuando vamos al supermercado, no vamos al supermercado de niños con síndrome de down, ni de niños con autismo, vamos al supermercado donde todos tenemos que ir. Entonces, ¿qué va pasando? Que el mismo niño va creciendo con esa diversidad normalizada. No lo ven como: ‘ah, mira! Ese niño es raro o mira, ese niño está en silla de ruedas’, sino que eso es simplemente parte de la vida’, explica la experta.
El objetivo es educar a niños con una cultura de la inclusión, donde no se victimice a una persona por una condición física, sino que se acepte y se integre en la sociedad. “Si nos ponemos a pensar en nuestra generación o la generación de más atrás, cuando veía a alguien en silla de ruedas era como: ‘Ay, pobrecito. ¿Qué le habrá pasado?’ Mientras que estos niños que van creciendo lo ven como algo normal. Igual que las personas sordas, es una persona con una forma diferente de comunicarse. Ahora todos estamos aprendiendo la lengua de señas porque estamos viendo que es un idioma diferente y lo rico es aprender nuevas formas de comunicarnos, esa es la riqueza de la inclusión y la diversidad dentro del aula”, afirma Pérez.
De acuerdo a la coordinadora de la carrera de Educación Especial en la UNPHU, hay tres temas que se debe trabajar en la educación dominicana, que los centros educativos tienen que acoger como parte del currículo. Una de ellas es la inclusión social.
“Se piensa que inclusión es solamente para aquella persona que está en situación de discapacidad, pero no nos estamos dando cuenta que también es la inclusión social. Ahí se trabaja desde al niño que tiene una posición social-económica diferente al resto de los demás o aquellas culturas que son diferentes. Un niño extranjero que llega al aula, como un chino, con una cultura diferente, y con una merienda diferente. A nivel de idioma, el niño americano que llega a un colegio completamente en español, ahí se trabaja con la inclusión”.
La idea es que los niños no se sientan rechazados o señalados por el hecho de ser diferentes al resto. Un aspecto que debe ser trabajado en el aula y en la casa. “Este choque social afecta bastante, todo depende del acompañamiento que se le dé y una acogida dentro de la escuela normalizada, entonces no debería tener un choque mayor, pero tiene que ser trabajado”.
Del mismo modo, se habla de la inclusión física para que los estudiantes que padecen de algún impedimento físico puedan sentirse incluidos en el plantel estudiantil.
“En nuestro país vivimos una realidad que muchas de las escuelas o colegios fueron casas que tomaron y sencillamente las adaptaron para que sea un centro educativo. Son pocos los colegios que han sido construidos con un propósito escolar. Creo que con toda esta revolución inclusiva que está pasando en el país, poco a poco vamos a ir educando con una visión de que tiene que haber accesibilidad”.
Estas construcciones improvisadas han colocado a los niños que tienen algún impedimento físico en desventaja con relación a los otros. Aunque muchos centros modernos que han sido construidos con el propósito de ser un colegio, tampoco toman en cuenta el tema de la inclusión física en su infraestructura.
“Las experiencias que he conocido, tanto a nivel público como privado, es que esto no afecta tanto si se le adapta en el espacio donde él va a estar. Entonces, normalmente cuando hay un niño que tiene una discapacidad física que tiene que usar una silla de ruedas, se sabe que el curso que tiene el niño con la silla de ruedas es este y fue el único curso al que se le hizo la rampa para bajar al patio. ¿Qué pasa? Que entonces los baños no son accesibles y entonces se le dificulta al niño que necesite ir al baño. Pero, además, hay otras condiciones que no son simplemente el aula y el patio, sino de la estructura en sí. A veces se construyen edificios que son supuestamente accesibles, pero solo les pusieron una rampa y un ascensor, y cuando entras al baño te das cuenta que no”.
De la misma forma, se busca incluir en el aula a los niños con alguna condición, como el autismo o el Síndrome de Down, por mencionar dos. La idea es que no se vea la necesidad de que debe haber una escuela especial para ellos.
“De hecho, la carrera de Educación Especial busca eso: la inclusión de las personas, sobre todo en situación de discapacidad como es el autismo, el Síndrome de Down, la parálisis cerebral o simplemente ofrecer el apoyo específico que necesitan estos casos. Hay algunos casos que el aula regular no resulta tan favorecedor y tienen que ir a otros programas de educación especial, pero siempre buscando la inclusión del niño”.
Un maestro preparado
La preparación del maestro es fundamental para que pueda, en el caso del nivel inicial, detectar cuando un niño puede tener alguna condición que es desconocida por los padres y que se necesita que se le preste una atención especial.
“La escuela también funciona como preventiva a esas banderas rojas. La escuela, definitivamente, hace un papel fundamental en el diagnóstico de las condiciones o de las características de los niños. Pueden ser muchas cosas, pero el maestro debe estar constantemente observando. Educación especial no es solamente aquellas personas en situación de discapacidad, puede haber una dificultad dentro del aprendizaje y eso también es educación especial. Todas las cosas que nos van levantando esa bandera roja es importante que el maestro las vaya conociendo, justamente para poder dar la respuesta o referir a un especialista”.
Un caso muy común en las aulas es la diferencia con la que aprende un niño y otro: diferencia en la velocidad y diferencia en la forma, por lo que la adecuada intervención del maestro es fundamental para ayudar al alumno a sobrepasar esa etapa.
“Ese es el trabajo de la educación especial, tratar a la persona de forma individualizada, conociendo que hay diferentes velocidades de aprender, diferentes formas de aprender y que el maestro debe dar respuesta a cada una de ellas. La planificación es sumamente importante que sea individualizada para cada uno de los niños. Entonces, cuando tenemos una planificación abierta, flexible y que pueda dar respuestas a cada una de las necesidades de cada uno de los niños, entonces ya ahí estamos hablando de educación especial y de inclusión educativa”.
Esto último puede ser inclusive transitorio, pues puede ser que tenga algunas lagunas en el proceso de aprendizaje y puede ser que esas lagunas las recupere después. “Por eso, digo que educación especial no es para las personas con discapacidad, es para todos, porque en la vida escolar de toda persona, en algún momento necesitó que el maestro dedicara algún tiempo X para responder a una necesidad específica del niño; puede ser que en matemáticas o en química, que regularmente son las que dan problemas”.
El papel de los padres
En ese proceso, como en todos en la vida de un niño, el papel de los padres es fundamental, ya que ellos son los que están llamados a darle el seguimiento que los niños necesitan en la casa.
“Lo primero es educar al padre de que su hijo tiene una condición X, o que presenta una dificultad en algún aspecto específico. El papel del papá o de la mamá es sumamente importante en la escuela. De hecho, la educación comienza en la casa, nosotros solo somos una extensión de la casa. Lo que se trabaja en la escuela si no se sigue en la casa, pues encontramos fallas. Sobre todo en personas con discapacidad o con dificultades en el aprendizaje”.
Lo importante es crear herramientas para que esos niños puedan desarrollarse en el futuro, a juicio de la experta. “La formación se da desde el nivel inicial hasta primaria y hay una parte de la adultez también. Porque muchos de los casos de discapacidad llegan a un nivel, donde después de ahí lo que tenemos que dar es autonomía y transición hacia la vida adulta. Aquellos casos de discapacidad cognitiva sabemos que a nivel académico puede que no alcancen el sexto de bachillerato, pero hay que darles todas las herramientas para que después puedan acceder a un puesto de trabajo, que aunque no tenga la parte académica, sí pueda ser funcional para la sociedad”.
Por eso la importancia de la evaluación temprana, del acompañamiento que pueda dar el maestro para sacar adelante estos niños.
“Cada niño es diferente. Yo te puedo hablar de un niño con autismo y tener mañana otro niño con autismo y ser completamente diferente y tener otras situaciones de apoyo. Aquellas condiciones que son muy comprometedoras a nivel físico, como la parálisis cerebral, que necesitan de otros tecnicismos, que necesitan otras herramientas técnicas para poder ofrecer el apoyo, como son las sillas de ruedas o las sillas adaptadas para el torso. Entonces, la Educación Especial forma maestros para dar apoyo a los alumnos que tienen necesidades educativas específicas, y se les da la oportunidad de ser formados para dar apoyo a condiciones especificas”.
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