Décadas después de que superaran obstáculos, incomprensiones y también quejas sobre el tratamiento a su personal, las zonas francas industriales del país están en ruta de aprovechar actuales coyunturas del comercio mundial para alcanzar lo que podría ser su mayor desarrollo y expansión económica de su trayectoria.
Paradójicamente, este auspicioso panorama se presenta en medio de la pandemia del Covid-19 que ha estremecido la economía en muchas naciones, lo que viene a confirmar nuevamente que aun en tiempos de crisis es posible lograr avances si los retos son asumidos como oportunidades.
Esta perspectiva no es producto de un sueño o de una simple visión esquemática, sino fruto de una ventaja de crecimiento y afianzamiento estratégico lograda por las zonas francas, aprovechando que la economía nacional es la que experimenta uno de los mayores niveles de recuperación en la región.
Entre esos indicadores se destaca la apreciación de 2.1 % obtenida por el peso dominicano al cierre de junio pasado, contrario a la contracción de la mayoría de las economías latinoamericanas, que han sido seriamente afectadas por la pandemia.
Estudiosos del tema consideran que otro factor que ha jugado un papel crucial, además de la estabilidad económica, ha sido el ostensible empeño que con acertado enfoque gerencial ha dado a la actividad industrial en general, y particularmente a las zonas francas, el ministro Víctor Ito Bisonó desde que asumió el ente oficial del ramo, manteniendo desde el MICM y Mipymes un permanente contacto con todos los actores vinculados a la actividad comercial e industrial, siendo receptivo a sus observaciones y también impulsando iniciativas en su provecho.
Un elemento no menos importante ha sido también el mensaje que la nueva administración ha enviado a los diferentes agentes del sistema económico con garantías para el mantenimiento y fomento de la inversión local y extranjera, aunque será necesario ver qué impacto tendrá en este campo la propuesta de reforma tributaria, pendiente todavía de discusión y consenso.
Despojado de todo ímpetu ilusorio y ajustado a una proyección concreta y factible a nivel regional y hemisférico, es evidente que Centroamérica y el Caribe tienen adelante una gran oportunidad para fortalecer la competitividad y afianzarse como modelo de desarrollo sostenible, a fin de convertir a la zona en un gran receptor de inversiones.
Este punto fue señalado por Bisonó durante su participación en la asamblea general de la Asociación de Zonas Francas de las Américas (AZFA) celebrada en Costa Rica, donde resaltó el énfasis que el presidente Luis Abinader ha puesto para el relanzamiento de las zonas francas, en estrecha alianza con el sector privado.
Este renovado impulso a las zonas francas se enmarca dentro del Plan Nacional de Industrialización, establecido por decreto como modelo de atracción de inversiones, con el objetivo de generar nuevos empleos y activar la producción en todos los renglones.
Este programa está dividido en cinco ejes estratégicos para fortalecer y mejorar aspectos claves como permisología eficiente, promoción de inversiones, encadenamientos productivos, capacitación y formación de capital humano, fortalecimiento de infraestructura y acceso a financiamiento.
El país debe ahora emplearse a fondo para provechar el creciente interés de empresas multinacionales de relocalizar determinados procesos de manufactura hacia el hemisferio occidental y los resultados podrán verse y medirse en la XXIV Conferencia de Zonas Francas de Iberoamérica, de la cual será sede el país en el 2022.
Forma de pago: transferencia o depósito en el banco BHD León a la cuenta 27190380011
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